América Latina.
Contra lo imposible… Imaginar… Practicar… Crear un Pueblo Fuerte.
Temas de constante denuncia, un Plan que todo lo ajusta. Frente a él resistencias, prácticas, un conjunto de nociones, imaginarios, la semilla silvestre que germina contra la fuerza de la maquinaria que la aplasta… una y otra vez aplastada, año tras año de cultivos… ella germina, vive, adapta y produce sus estrategias de resistencia… y gana, permanece, florece, y vuelve a crear nuevas semillas que darán su vida y su nueva resistencia. Flores de malezas contra los grandes cultivos y latifundios.
Hay también una maquinaria aplastante, que está llamada para no generar nada más que posibilidades de adaptarnos para aceptarla e incorporarla. Pareciera que es el carozo que viene siempre con la fruta del desarrollo, pareciera que sus sólidos eslabones de crecimiento nunca producirían esclavitud, no encadenarían el destino de nuestros pueblos con todo su paisaje, ritmos y formas. Pareciera que no habría freno a un nuevo desarrollo que sólo traería riqueza, o la riqueza posible. IIRSA en su momento, rapaz y dominante, contra el cual han dado su más legítima lucha bastos pueblos a lo largo y ancho de América. IIRSA que cambia en el marco de la UNASUR (Unión de Naciones Sudamericanas), y administrado por el COSIPLAN (Consejo Sudamericano de Infraestructura y Planeamiento), guiado y liderado por las administraciones de los países: Ahora sí integrado e incorporado formalmente a las planificaciones, a los planeamientos de desarrollo y producción de América, desde lo local a lo continental, y al comercio mundial; for export del Socialismo Posible, el del siglo XXI, el del capitalismo humano y eficiente.
Marcos jurídicos que permitan hacer y saquear lo que esté a la orden, lo que se encuentre: energía, recursos naturales, zanjar la tierra al medio para envenenarla, condicionar trágicamente a las generaciones futuras (y también a las presentes) a la explotación de la naturaleza con sistemas de producción y extracción cada vez más cerrados, dependientes de la eficiencia y eficacia que demandan los mercados y no las que los propios ecosistemas, o agroecosistemas, son capaces de sostener. Partiendo de la instalación de cultivos transgénicos con los fertilizantes y venenos necesarios para arrasar con todo y quede sólo lo significativo desde lo económico. Yendo a la alteración de los cursos naturales de agua y la explotación de este recurso, aún la subterránea, para darle alimento a esta bestia que es el capitalismo. Rutas para torturar la naturaleza y no para el bienestar de los pueblos, telecomunicaciones para automatizar los procesos, y controlarlos, policía y ejércitos cada vez más tecnificados para defender la soberanía de los ricos, impresentables proyectos de minería, envenenamiento y súper explotación para la súper producción.
Dicen que querer es poder, en tanto verbo. Y es todo esto lo posible porque es lo que los de arriba quieren. Y ya no sólo lo posible sino lo impuesto: el desarrollo a tapa cerrada está con este chivo de regalo, viene con el consenso lobby de alta alcurnia para acatarse, viene con un planeamiento de largo aliento, con perspectivas de crecimiento hacia un horizonte de acumulación financiera y principalmente de Poder, para unos pocos. Querer es Poder. Queriendo el arriba: Poder de Arriba…. Queriendo el abajo: Poder desde Abajo.
El abajo, el conjunto de clases oprimidas, el Pueblo Fuerte.
Aquello que pareciera un plan impenetrable, aquello que trae trabajo luego de largas y agudas “crisis económicas”, aquello que alberga la “única” posibilidad de crecer, adornado con ribetes patrióticos liberales de un pasado mejor, pujante. Aquello tan herméticamente ajustado y que no puede ser criticado porque significaría cuestionar “el trabajo de la gente”, lo que “la gente espera”. Todo ello, pareciera que no estuviera tan agregado, tan fuertemente ligado, sino todo lo contrario, y la realidad que miramos, y la que producimos nos señala que aquello que es pan para hoy, ya es hambre para hoy. Mundialmente denunciado, en una mirada conjuntiva, con la lucha del pueblo de Aysén, el TIPNIS, la tribu Kayapó en la amazonia, Bagua en Perú, los movimientos campesinos e indígenas en todo nuestro continente… el plan de desarrollo de la infraestructura para los poderosos de América encuentra sus frenos, pero no cayéndose por su propio peso, sino por la denuncia, la lucha en la calle, y principalmente la articulación y acumulación política y social del pueblo, en sus organizaciones, en su imaginario, y ante la mirada y control de la mano dura de este proyecto gigante del capitalismo. ¿Qué es lo que se cae por su propio peso?, ¿Qué proyecto aniquilador deja válvulas abiertas para suicidarse?… encontrará resistencia, lucha y combate, encontrará sí un pueblo fuerte que le anteponga sus anhelos y esperanzas, utopías… ése es el Pueblo Fuerte.
La región de Aysén es la tercera más grade en Chile cubriendo un área de 108.794 kilómetros cuadrados. Un 35% de los bosques nativos del país se encuentran allí, y el mismo porcentaje ocupa el caudaloso río Baker en relación al total de recursos hídricos de Chile, presentando además 18.000 kilómetros cuadrados de agua dulce congelada. Es la región con menor densidad de población, la más tardía en ser colonizada siendo fundadas sus poblaciones entre 1920 y 1950. En estos tiempos varias historias de resistencia a dado su pueblo, como la de 1917 (denominada la guerra de Chile Chico) cuando la pueblada se opuso al dominio de ganaderos y forestales.
Son casi cien años después, que nuevamente la población, el abajo, libera una gran lucha para garantizar para sí, y sus futuras generaciones un espacio donde vivir y trabajar dignamente, se ha transformado en un “combate por apropiarse de su destino y el futuro de sus hijos” destaca un artículo de la radio universitaria chilena. “Aysén ha vuelto a hacer historia reencontrándose con la memoria de los primeros pobladores”. Nociones, ideal, cobijadas en un imaginario histórico, en una acumulación de saberes, sueños, aspiraciones producidas desde aquellos que marcaron con su fuerza las primeras luchas locales contra los poderosos de la ganadería, la forestación… los gobiernos y su policía y ejército.
Esta vez, en el marco de la instalación de un gran proyecto hidroeléctrico ha conseguido acaparar la atención nacional en torno a demandas de perfil general, de toda la población, así como específicas de aquellos sectores que dinamizan la economía y han estado históricamente desplazados. Ha logrado el apoyo incondicional de miles de personas a lo largo de todo el país, y ha alcanzado un protagonismo en un contexto de lucha generalizado del país que llevo a dar varios pasos atrás al gobierno.
Pasos atrás luego de producir por parte de los de arriba un “estado de sitio” para con la población, rompiendo puertas buscando luchadores sociales, persiguiendo y militarizando los barrios, contra la resistencia de toda una pueblada. Pasos atrás que llevaron consigo la renuncia del ministro de energía y una aprobación del gobierno de Piñera del 29%, y un rechazo del 64% según las últimas encuestas… y lo peor de todo en un país que viene conteniendo reivindicaciones desde los mapuches, estudiantes: el peligro, el gran peligro de extenderse cuando ya comenzaban repercusiones desde Arica y Calama.
Es entonces que la protesta contra seguir agrandando el crecimiento de los ricos, con una desatención total para el resto del pueblo, despertó la lucha de un pueblo que ni el más firme cerco mediático pudiera contener. Una manifestación que lleva, al momento del cierre de estas líneas, a debatirse sobre la implementación de una consulta popular que dirima sobre estos temas. Pero lo ascendente nos importe: qué es lo que sube desde el abajo, qué fuerzas de empoderamiento se acumulan, qué conjunto de nociones y prácticas alimentan en los pueblos las certezas de resistencia, de lucha, de avance contra el poder de los burgueses, el poder de los de arriba.
Otras vueltas, nuevas historias.
Larga, duradera, pero principalmente cotidiana, la de todos los días ha sido la resistencia de los pobladores del TIPNIS en Bolivia. Años de sostenidas luchas. Años contra los gobiernos de los blancos que al común denominador americano han saqueado los territorios de nuestros pueblos, sometido a la esclavitud a los pueblos americanos y africanos. Años que han pasado desde que “legalmente” se les fuera reconocido su espacio donde construir un destino, un pedazo de ese país andino. Un logro histórico, como pocos, pero también que deberá ser sostenido con la misma resistencia activa y creadora, aún en los gobiernos que mayor confianza política demandan. Así hasta hoy. En el número anterior de Lucha Libertaria tocamos esta temática, la rebeldía por un lado, y la opacidad por el otro. Por un lado las esperanzas de poder construir los rumbos de sus pueblos, y por el otro el mismo discurso de que para que haya crecimiento y desarrollo hay que aceptar determinadas pautas, lógicas, transformadas en controles, inversiones, recomendaciones por parte de los organismos americanos, por parte de los mismos tecnócratas que siglos atrás mataban y despellejaban la fuerza de estas tierras, degollaban todo lo que quedara a su paso. Así como las carabelas, y todo el brillo de Europa vino con el regalo de el más bestial genocidio que ha conocido América, el desarrollo y crecimiento viene con carreteras, represas, centrales termo nucleares, mega minería, saqueo del agua, forestación, monocultivo, super explotación de los recursos, y al que lo resista como hace 500 años habrá las peores represiones, las más actuales técnicas y tecnologías en las que se invierte para controlar y someter a los pueblos que se levantan.
El TIPNIS se levantó y tuvo la adhesión de los movimientos indígenas, de pueblos originarios y campesinos de toda América, y desde el gobierno en las etapas iniciales del conflicto se optó por dar la pulseada. Más que pulseada!. Se reprimió salvajemente la marcha de los pueblos del TIPNIS, atacando la movilización en un momento de descanso, provocando la huída de niños y ancianos hacia los montes, perdidos, y llevando gente presa con los tratos habituales de interrogatorios con golpiza, plantón, y los “métodos habituales”. Se suma a este relato la renuncia del ministro de seguridad interior y del segundo ministro. No se pudo tapar, quedaba poco más para mostrar para que el movimiento popular diera la tónica que nunca perdió en la tierra de más de treinta lenguas.
Logró la movilización denunciar y detener la construcción de la carretera. No pudo durar mucho la pulseada por parte del gobierno con los mecanismos de siempre, frontales y rigurosos. Esto trajo la ruptura de compromisos con la empresa constructora (los hechos actuales nos llevan a pensar que fue momentánea) y el replanteo del proyecto ya que el mismo contaba con un 80% de financiación por parte del Banco Nacional de Desarrollo de Brasil. OAS, la empresa encargada de la construcción rápidamente no ocultó su decepción pero dijo manifestó estar interesada en seguir trabajando con el gobierno. No es para menos, ya que Bolivia está atravesada por la mayoría de ejes del IIRSA, son varias decenas de proyectos que se realizarán allí, ¿Cómo perder ese bocado?.
Pero el gobierno no iba a quedar quieto, y tampoco las comunidades. Luego de la movilización de setiembre le sucedieron varias, y para este 25 de abril se convoca la novena movilización en defensa del TIPNIS. Marcha que además se plantea en protesta a la decisión del gobierno de instalar una consulta popular para todos los habitantes del parque para tener una opinión oficial. ¿Qué opinión oficial necesita el gobierno?.
La consulta popular ha sido rechazada por las organizaciones indígenas las que se han abocado a la realización de la movilización. Pero el plebiscito pretende imponerse para realizarse durante un mes. Con propaganda que hoy habla de “la construcción de la primera carretera ecológica en Bolivia, que incorpore el diseño, uso y aplicación de tecnologías innovadoras para la preservación y conservación de los recursos naturales o para reducir al mínimo los posibles impactos ambientales y se pueda asegurar un desarrollo armónico con el menor impacto ambiental para alcanzar mayores beneficios de desarrollo, como parte de los consensos que permitirán iniciar un proceso transformador en el TIPNIS”.
Ahora el proyecto es “otro”, y este plebiscito sería la consulta previa de un nuevo proyecto, que lo haría la misma empresa, financiada por el mismo banco. Un giro esperado por las comunidades que sostuvieron la denuncia y siguieron sus temas, con cientos de años de lecciones de gobiernos mesiánicos, sin dejar de dar atención y sosteniendo la movilización en primer plano. Por eso es un giro esperado, y a la espera está la IX marcha que exige, entre otros puntos el retiro inmediato de los barcos de la Armada Boliviana así como de militares y funcionarios encargados de ejecutar la consulta en el TIPNIS, juicio y castigo para los responsables de la represión del 25 de septiembre de 2011 en Beni, el tratamiento de propuestas de ley de las organizaciones, la modificación de otras leyes ya en vigencia, la administración de las 22 áreas protegidas, y respeto a las estructuras de las organizaciones de los pueblos indígenas. Y no serán ni las primeras ni las últimas, no lo decimos nosotros, nos los dicen las historias de nuestros pueblos, el uruguayo, boliviano, el chileno, argentino, paraguayo, la lucha de los pueblos amazónicos de Perú, Ecuador y Brasil, nos lo dice las historias inamovibles de los pueblos, forjando y amalgamando su LIBERTAD.