40 puntos para la acción aquí.

Este documento publicado originariamente en “Rojo y Negro” en diciembre de 1968 contiene aún puntos que contienen actualidad, en tanto así entendemos necesario compartirlos y marcarlos como parte de nuestra historia.

 

Un modelo represivo para Uruguay:

2- La represión es intensa pero medida. No llega a clausurar todas las posibilidades, a la vez que descarga la saña criminal de la policía contra los combatientes obreros y estudiantiles. Pero siempre deja en pié algo que “se pueda perder”, que corra riesgo si el “desorden” continúa. La constitución y la legalidad con que se chantajea a liberales y reformistas. Autonomías que se violan y se coartan pero no se suprimen, para utilizarlas como rehenes frente a los “dirigentes responsables”; sindicatos que se reglamentan pero no se suprimen. Así se facilita a los claudicantes… en defensa de la preservación de la legalidad es mas fácil frenar la lucha y dividirla.

8-…Como las causas del deterioro del sistema siguen en pié, seguramente habrá nuevos pasos. La dinámica actual del proceso no puede menos que conducir al régimen, a fórmulas cada vez más autoritarias… Es ése el sentido de las “medidas de seguridad”, las que conducen a una frustración histórica, ya que pretenden resolver por medios políticos de poder, problemas cuyas raíces se hunden en la estructura económico-social…

12- Es evidente que la carencia de un plan de lucha en ofensiva cuando existan las condiciones para ello, permitió a la reacción elegir el momento y el modo de golpear, en virtud precisamente de la teoría paralizante de “no dar pretextos a la represión”. Los motivos reales de ésta, se encuentran en el deterioro económico social, y no en la movilización popular.

15- La lucha por objetivos inmediatos no es por sí misma incorrecta; todo lo contrario. Cuanto más precisos, más concretos y más comprensibles para la gente sean los motivos de una lucha (plataforma inmediata), mas posible será promover la acción popular y gremial y así crear conciencia sobre los temas de fondo (el programa). Todo depende del objetivo que se tenga, y por tanto, del método que se aplique. No es reformismo luchar por objetivos inmediatos. Como no es táctica revolucionaria aconsejable “prepararse” sin actuar en las cosas de todos los días. Neutralizarse hasta que “venga la revolución” (que así no vendrá nunca).

Por otra parte, se puede verbalmente postular el programa mas completo, a nivel nacional e internacional, y ser un contumaz reformista, si se cree y se enseña que el método para conquistar ese programa es un método legalista, parlamentario, electoral… Lo que diferencia un reformista de un revolucionario es, fundamentalmente, el método; básicamente relacionado con lo que cada uno quiere. El reformista, tiene una estrategia para perdurar dentro del sistema, construyendo un grupo de presión para obtener cambios pacíficos y legales dentro del sistema. El revolucionario, por la acción directa popular procesa luchas, libra la batalla ideológica, para crear así las condiciones para la forja revolucionaria del poder popular.

18- Hay toda una nueva y amplia promoción de militantes, surgida en el curso de la lucha… Ante la impotencia de los órganos centrales para dirigir la lucha, los gremios y militantes más combativos se agruparon como Tendencia para impulsarla. Tal el caso de los seis sindicatos que el 17 de julio propusieron a la CNT un plan de lucha global. En esta incorporación de nuevos gremios y militantes obreros dispuestos a enfrentar las más duras medidas represivas, radica la más positiva y real acumulación de fuerzas.

 

Algunas limitaciones del movimiento de resistencia:

20- La carencia fundamental ha sido la falta de una concepción estratégica de conjunto. La respuesta a las medidas de seguridad, ha sido en lo fundamental, espontánea. El reformismo, dueño de posiciones claves, no ha impulsado la lucha ni la ha coordinado… La inexistencia de un centro político revolucionario, con gravitación y fuerza para cumplir ese papel, determinó que el combate se desatara y sostuviera “gremio a gremio”, sin una perspectiva de conjunto suficientemente coherente y previsor. Por ello se actuó de contragolpe, dejando la iniciativa casi siempre en manos de la reacción.

Desarrollar mecanismos de coordinación, en medio de la lucha y las dificultades creadas por la represión, sin un largo trabajo previo, es tarea difícil pero inevitable en las condiciones actuales. Es vital la tarea en tal sentido, puesto que su carencia ha surgido como uno de los factores más negativos.

 

El reformismo, extrae conclusiones de derecha:

27- …Cuando la represión cuestiona los más elementales derechos, se aferran los reformistas a una perspectiva electoralista, a cuyo servicio pretenden colocar toda la movilización, el combate verdadero de las masas. Así se intenta un nuevo derivativo de las energías populares. Extraen de las medidas de seguridad, conclusiones de derecha, creen que es por exceso de lucha y no por demasiado repliegue que se ha llegado a la condición actual.

28- Lo que fracasa, es determinada concepción del sindicalismo; el sindicato concebido como mera organización de negociación y presión, utilizado para el simple trámite ministerial o parlamentario, el sindicato que solo vive cuando hay conflictos salariales… Las exigencias y niveles de lucha impuestos por la crisis, plantean la necesidad de usar nuevos métodos de acción sindical, o si se quiere, adecuar a nuestros días, lo mejor de la tradición del sindicalismo revolucionario…

 

Crecer, en organización, en experiencia para una lucha prolongada:

29- No aislarse significa tener en cuenta la difusión y repercusión pública de cada conflicto. El respaldo gremial, en el barrio, en la población. La reacción empieza por aislar antes de reprimir abiertamente… En las presentes condiciones de regimentación del aparato publicitario, obliga a una intensa labor de agitación y propaganda, original y directa… Lo central no son las negociaciones, nunca. Si no las medidas de lucha que hacen posible una propaganda que se atienda y una “negociación” favorable. La difusión del método de las ocupaciones y la disposición a resistir el desalojo violento, marcan ese camino digno y eficaz, desde el cual el sindicato es y puede ser más, un arma útil de acción.

30- El reformismo se torna débil cuando hay lucha, pero se recupera y aparece cuando la pelea decae o desaparece… Dado que todo sindicato agrupa indistintamente a variados sectores, se trata de que en la acción sindical participe la mayor cantidad de trabajadores… En todo momento es vital el contacto mas estrecho con la amplia base. A partir de allí, lo decisivo no es tener la dirección formal del sindicato, la mayoría de la comisión directiva, lo cual no implica desconocer la utilidad que esto a veces tiene. Pero lo que es decisivo en todos los casos y en cualquier gremio, es la dirección del sector activo, del que pesa cuando hay movilizaciones, del que es capaz de crear las condiciones para la lucha… El trabajo de base en el gremio, entre los militantes, en las asambleas, es la tarea central; la participación en la vida más o menos administrativa de la institución será en función de ese otro trabajo.

31- Es fundamental dentro de cada gremio, que funcione una agrupación que reúna a los más combativos. Su acción debe ser permanente, para actuar juntos dentro del gremio, nunca separado de él, asegurando la continuidad de la tarea. Los avatares de la vida de todo gremio, el triunfo o la derrota en una votación cualquiera, no interrumpen su labor ni la frustran.

32- La ausencia de impulso a la acción de base es una de las características de los métodos reformistas… En su raíz está el temor a los “excesos” y “desbordes” de las masas, y a su participación activa y protagónica. Así ocurre que se mantiene al gremio desinformado, pasivo, con la sensación de que las cosas del sindicato o el gremio, son patrimonio de los dirigentes. Eso deja a la organización en el aire, y por allí se cuela el “amarillismo”.

33- …La “normalidad” que muchos quieren recuperar, no reconoce que la única alternativa que se nos plantea es la cruda regresión o la revolución… Gran parte del pueblo, algo perplejo, se resiste a reconocerse en esa imagen. Muchos quieren evadir esa realidad, pero las clases dominantes que la conocen bien porque de ella se benefician, saben que sólo tienen esa salida para ganar tiempo, la represión. Esta situación se traduce en dictadura de hecho, no incompatible con la “legalidad constitucional”. ¿Señala ello el fin de la lucha? ¿Tiene el enemigo la llave de la situación? NO.

La lucha cambia de forma, de terreno, de método. Crece o decrece, pero continúa. Buscar en cada coyuntura, en cada momento, los niveles y métodos adecuados, asimilando las experiencia que cada proceso deja, ésa es la función vital. Función que sólo una organización política puede cumplir.

34- Esto plantea temas estrechamente unidos a la mejor forma de acción sindical y popular, pero que la trascienden necesariamente. El régimen no actúa sólo a través de su aparato gremial (Cámara de Industrias, de Comercio, Federación Rural, Asociación de Bancos, etc.). Ni solamente por el aparato político que le brinda cargos de gobierno y estructuras partidarias. Ni solamente difundiendo propaganda e ideología burguesa en su prensa, su radio y su televisión. Ni solamente a través de su aparato policial y militar. La oligarquía, el régimen vigente actúa contra el pueblo con una política, una ideología, una acción patronal y una acción militar, encuadrado todo ello en una estrategia continental del imperialismo…

36- La estructuración de un centro político revolucionario se inicia por los sectores más conscientes e inquietos. El esfuerzo se centra entonces en organizar estos sectores. Ellos forman el esqueleto que vertebrará a un movimiento más amplio. Son su pequeño motor. No se puede dilapidar esfuerzos. Lo básico en esta etapa, no es montar un movimiento de masas amorfo, blando y vulnerable a la represión. Lo fundamental es construir una organización de cuadros, capaz de operar en condiciones de represión generalizada y duradera.

38- La concreción y desarrollo del centro político se procesa en la lucha. Dentro de ésta, se seleccionan y desarrollan los militantes, se acumula experiencia, se depura y decanta la estrategia. El camino hacia la concreción de dicho “centro”, pasa en esta etapa por la formación de tendencias a nivel gremial (agrupaciones, listas, etc.) de funcionamiento estable y coordinado.

39- Una estrategia para la lucha prolongada, en nuestro país y ahora, implica escalonar paralela o sucesivamente, distintos tipos de acciones en variados niveles.

40- Lo fundamental es el desgaste de las fuerzas del enemigo y la acumulación de fuerzas propias. En el plano popular organizativo, como en cualquier plano que plantee el enfrentamiento, de acuerdo con los niveles que éste haya adquirido. Dado que la lucha ha de ser previsiblemente dura y prolongada, se debe actuar intensamente desde ahora. Y actuar durando más que el enemigo.

La oposición que importa, la oposición que hace resistencia, crea condiciones de cambio, es una oposición extra-.parlamentaria, que tiene como método la acción directa. Nunca han sido eficaces para resistir la opresión, frenar el fascismo, o hacer la revolución, los métodos por esencia conservadores.

Los “frentes amplios” de tipo electoral, con una práctica que reserva al pueblo un papel de comparsa, que lo pretende constreñir a la acción indirecta de mero apoyo a la “tarea central” que se reserva para una minoría de políticos profesionales dedicados a crear la oposición parlamentaria, ese planteo no ha decidido nunca el rumbo de la historia.

Nuestro camino es el camino de la acción directa. Acción directa de todo el pueblo, que así adquiere real medida de su poder, se hace cada vez más fuerte, forja su conciencia política y su organización. Acción directa actuando dentro del pueblo, promoviendo el procesamiento de hechos sociales, librando batalla ideológica, dinamizando. El gran motor de la lucha de todo el pueblo, y el pequeño motor de la Organización, son aspectos inseparables de un mismo camino para crear las condiciones de la libertad y el socialismo en Uruguay.

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