Acto 1° de Mayo 2024 / FAU

Compañeras y compañeros:

Nuevamente nos vuelve a reunir la antigua lucha surgida en Chicago, a través de ella, recordamos las diversas peleas de las y los oprimidos que ha recorrido el mundo a lo largo de la historia. Las luchas presentes, la rebeldía, sueños de justicia, de libertad, esa resistencia de nuestros pueblos ante la dominación, la injusticia y el genocidio, que han impuesto las clases dominantes.

Nuestra realidad actual reviste una complejidad que nos demanda analizarla y pensarla de forma colectiva, tarea sustancial para anclar nuestra práctica política, nuestro estilo militante en ella, evitando así, caer en lecturas simplistas, en la homogeneidad o ciertos anacronismos, donde no podemos permitirnos repetir análisis de otros contextos o coyunturas que por momentos poco nos indican las tareas que debemos desplegar.

Con estas premisas debemos desarrollar nuestras prácticas militantes, inmersos en los problemas de nuestro tiempo, esas problemáticas que nos aquejan en nuestra cotidianeidad, en los espacios en los que estamos insertos, en los barrios, en los sindicatos, en las diversas organizaciones sociales que componen el campo social. Solo desde ahí, desplegando una política acorde para la etapa, se construirá una legitima alternativa que consolide verdaderos cambios para nuestro pueblo.

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Nos encontramos en plena campaña electoral, los grandes medios nos los anuncian, los candidatos se muestran repitiendo discursos de periodos anteriores.

En primera instancia, la carrera hacia junio de varios precandidatos por partido es lo que está en juego en estos momentos.

Para destacar es que no existe un debate político -electoral. No se contraponen ideas ni propuestas, solo se cruzan acusaciones de despilfarro, alguna corrupción y poca cosa más. El debate de ideas está ausente. Ello no es algo nuevo, pero se ha agudizado en este momento. No existe confrontación.

No hay propuestas. Ningún candidato, sea del partido que sea, plantea qué va a hacer si es electo presidente. Todo ello no es casual.

Como lectura de esta realidad podemos sostener que no van a imponer o desarrollar variantes sobre lo que ya hay o existe. Hay un consenso de hecho de que nada se va a tocar, de que las normas para el funcionamiento de la sociedad capitalista en el Uruguay van a continuar siendo intocables, de que todo va a seguir como está, incluso el narcotráfico.

Para los de arriba, para las clases dominantes, todo está resguardado. Nada que moleste al poder concentrado de los de arriba va a estar en cuestión. Con mucha suerte, podría “estar en juego” cierto reparto de algunas migajas de la riqueza, aplicando la “teoría del derrame”. Con mucha suerte, reiteramos, ya que tampoco existen planteos concretos entorno a ello.

No está en el debate el empleo, la vivienda, el salario, el hambre, derogar la LUC o avanzar en materia de DDHH, nada que esté presente en la sensibilidad o necesidad de la gente, del laburante.

No hay una solo propuesta o idea para solucionar o mitigar tan angustiantes problemas de la población. Seguramente porque no existen propuestas, porque plantear algo entorno a cualquiera de estos temas, llevaría a hablar de los recursos necesarios para llevar a cabo dichas políticas, derribar la legislación neoliberal y meterse con las FFAA. Y esos recursos, no van a ser sacados a los de arriba, ni siquiera a través de impuestos. Serán con el sudor de las y los trabajadores que se pagará o préstamos internacionales que también pagaremos por varias generaciones -en caso de que se aplique alguna medida concreta, por el momento no existen propuestas al respecto.

El FA como oposición parlamentaria, no confronta. Lo más tibio que ha existido como oposición… no golpea siquiera por hábito o para desgastar al gobierno. Espera que el mismo se desgaste solo a partir de lo que la gente perciba por las noticias y las redes sociales. Y parece ser que ese desgaste no es tal, o al menos no en la dimensión esperada para cristalizar su deseo de ganar las elecciones en primera vuelta. La imagen del presidente continúa siendo alta y el gobierno mantiene el respaldo de los votantes de los partidos de la coalición, según marcan las encuestas. El desgaste es relativo y en ciertas zonas o temas. Corrupción y seguridad son los que las mismas encuestas señalan como más preocupantes para la población. Deberíamos decir, para ciertos sectores de la población.

Esta falta de debate político no es casual. Se evita de este modo hablar sobre los verdaderos problemas de le gente y se evade la discusión y confrontación de ideas en sí misma como ejercicio político. Todo gira entorno a personajes, candidatos, pero no a ideas. El FA también tiene responsabilidad en instaurar esta modalidad. Quieren ser gobierno y nada más, no transformar nada. No precisan de debates, de participación ni de procesos populares. Solo los votos para gobernar cinco años.

Esa carencia de ideas, de propuestas y posturas políticas no hace otra cosa que habilitar a que surjan personajes o grupos políticos con cierta estridencia y con supuestas críticas fuertes, que refuerzan posiciones de extrema derecha. Veamos la vecina orilla sin ir más lejos. Es un problema extenso y que hay que mirar con atención. El vaciamiento de los discursos políticos, la falta de debate, actuar dentro de los “civilizado” y “políticamente correcto”, dejan abiertas brechas para que se cuelen posiciones retrógradas y calcen con cierto descontento social.

También se verifica esta falta de debate y dinamismo que han pretendido instalar en las organizaciones populares. Ya van varias décadas de vaciamiento de lo social a todos los niveles, para ocupar cargos de gobierno municipal y nacional. Hay una cultura política de cierta izquierda de meter todo lo social dentro del juego institucional.

Nada por fuera de sus instituciones burguesas. Política que ya lleva varias décadas y que viene vaciando sindicatos y organizaciones sociales en general, con su consecuente debilitamiento para que no molesten a los “progresistas” cuando son gobierno. Pero los efectos de esta política son de más largo plazo y calado, y no estarían molestando a ningún gobierno (incluso a los de derecha) porque no han construido fuerza propia.

Pero como ocurre en cada elección: no hay nada esencial en juego. El poder político no lo está, tampoco la política económica en términos globales ni las políticas sociales. Tal vez se pueda cambiar algún encare, algún perfil, pero no se va a solucionar votando ni uno solo de los problemas que aquejan a nuestro pueblo.

La consigna que ha lanzado el FA en plena campaña es “el gobierno fracasó”. Habría que analizar con más detalle la misma y analizar si realmente el gobierno fracasó. ¿En qué fracasó? ¿Para quiénes fracasó?

La promesa que hizo el Partido Nacional para las elecciones del 2019 fueron cumplidas. Han mantenido el nivel salarial al finalizar el gobierno, igual al nivel de inicio, con la consiguiente baja en el período 2020-2023. Ello significó que 2000 millones de dólares pasarán de manos de los trabajadores a los empresarios. Para peor, algunos salarios ni siquiera empatan el nivel de 2019 o 2020.

Ley de Urgente Consideración aprobada y refrendada en plebiscito. Si bien no se votó el proyecto original -era el proyecto de país del Partido Nacional-, se votó un proyecto negociado con todos los partidos políticos y que ha impuesto la nueva normativa para todos los órdenes de la vida del país.

Reforma Jubilatoria. Lograron aprobar a través de una ley la profundización neoliberal en materia de jubilaciones, esa reforma que puede ser revertida con lucha y que el movimiento social y popular se ha organizado para revertir esta situación y mantener con vida conquistas del movimiento obrero. Hoy celebramos las más de 400 mil firmas alcanzadas.

El gobierno del Partido Nacional y sus aliados, no prometieron en ningún momento generar empleo, mejorar el sistema de salud, mejorar la enseñanza ni nada por el estilo. Propusieron austeridad y lo llevaron a cabo, contando con un crecimiento económico del Producto Bruto Interno del país (PBI) basado en las exportaciones.

Gobiernan para los de arriba, para el poder de los monopolios internacionales, para el capital concentrado. Y a esos sectores sí les hicieron promesas en la campaña pasada. Y para ellos cumplieron. No fracasaron, aplicaron su política rigurosamente. Una política de hacer más ricos a los ricos, y más pobreza y marginalidad a las y los de abajo.

El gobierno no fracasó. Cumplió en toda la línea con su programa de gobierno, ese que está cargado de hechos de corrupción, abusos, pedófilos y tantas otras infamias. Un verdadero programa antipopular y burgués.

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En este escenario de elecciones, debemos tener presente que el anarquismo no es un dogma, nunca se planteó que tenía la verdad revelada en sus manos, en consecuencia, ha operado siempre a la vez que en el campo de lo social en una labor crítica y reflexiva.

Desde nuestra organización, desde la FAU, entendemos que los contextos históricos ofrecen variantes constantemente, y por momentos de gran trascendencia. Que lo que podemos llamar etapas del capitalismo tienen cosas que le son específicas. Lo específico es cuestión de primordial importancia para analizar ya sea, tanto el tema que estamos tratando, como una formación social, como un periodo perteneciente a una misma estructura de dominación del sistema capitalista. Pero no creemos que lo específico anule lo general.

Hablar de elecciones es aludir a una «pieza» de una estructura de poder que es bastante más amplia. Sabemos que, en esta época, donde el aparato ideológico del sistema da la guerra abierta a lo solidario, a todo lo que pueda generar culturas de cooperación y alimenta la fragmentación, la atomización, el que cada cual ande por la suya, no resulta sencillo plantear algunas cosas.

Porque esa agresividad ideológica de los que dan por finalizada a la propia ideología, a la misma historia, intenta generar la desmovilización moral y combativa de las poblaciones con hechos históricos, tales como las experiencias llamadas socialistas que tuvieron triste final. Pero la verdadera alternativa socialista está ahí, no es una elaboración por fuera de las experiencias históricas, y con sus errores y aciertos, es el producto auténtico que comprende las ansias de justicia y libertad de los pueblos. Sería importante comenzar a replantearse una crítica más rigurosa, sobre aquellas cosas que han hecho naufragar la alternativa de estructurar una sociedad sobre bases distintas a las miserables que sostienen a este sistema. Dentro de las reflexiones está el papel que juegan las elecciones en un sistema como el presente.

¿Tiene esto algo de participación genuina? ¿Tiene esto algo que ver con una democracia auténtica? Si el discurso «moderno» que elaboramos es para insertarnos en esta estructura, para dejar que todo siga como siempre; para tener la ilusión que estamos haciendo política de cambio y hasta gran política, no cabe duda, que lo que tiene más espacio, hoy por hoy, es la acción clásica. permitida y altamente deseada… por los conocidos de siempre. Hay cosas, no muchas, sobre el funcionamiento del sistema, su carácter clasista, sus mecanismos de poder y reproducción, que el socialismo ha señalado, en especial el socialismo de matriz libertaria. Esos mecanismos tienen una dinámica perversa.

Las y los anarquista de FAU hemos votado en muchos lugares e instancias: sindicatos, cooperativas, centros populares y estudiantiles, plebiscitos populares. El problema no es el voto ni la democracia. La cuestión es a que mecanismo pertenece tal voto y de que democracia hablamos.

En estas circunstancias, cuando la agresión ideológica del sistema es alta, cuando los medios de comunicación tienen cada día mayor poder de fabricar opinión, cuando coordinar y movilizarse se vuelve tarea difícil, cuando la miseria de nuestras poblaciones crece, cuando el proyecto capitalista arrasa a los pobres del mundo, cuando desde sectores de izquierda y de intelectuales los discursos se tornan lavados y confusos, se hace imperativo contar con orientaciones precisas y firmes. Seguiremos firmes en nuestro aporte, por modesto que sea, en la consolidación de genuinas herramientas que permitan la unidad del pueblo para la lucha por sus imperiosas y urgentes necesidades. En esa búsqueda pretendemos estar, siempre.

La situación internacional, en término generales continúa siendo de una complejidad tremenda, con importante número de conflictos o zonas conflictivas por todo el planeta. Ucrania en Europa, Oriente Medio y sumado al actual conflicto entre China y Taiwán. Las potencias mundiales vienen incrementando y lo seguirán haciendo en los próximos años sus presupuestos bélicos y todas las orientaciones políticas de los diversos Estados van en esa línea. Se preparan para la guerra y no dudan al explicitarlo.

En el caso de Europa, la preocupación es el avance ruso. Rusia ha ganado importantes posiciones contra el ejército ucraniano y todo parece indicar que la guerra seguirá este año y el próximo, pero parece difícil torcer el rumbo a una victoria rusa. La enorme cantidad de muertos no está en consideración y todo parece indicar que se busca negociar nuevas fronteras europeas orientales y el estatuto futuro de Ucrania.

En Asia, China la potencia que continua en ascenso, también incrementa su presupuesto bélico. Las tensiones en Asia, donde China pretende incorporar a Taiwán a su territorio nacional, se incrementan a diario, sobre todo porque Taiwán cuenta con el apoyo de EEUU, quien ha construido una “OTAN del Pacífico” junto a Japón, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur, generando un collar entorno a China.

La disputa inter- imperialista también genera otras zonas de tensión y se traslada a África, donde en varios países del centro del continente se han producido golpes de Estado que cambian la orientación internacional de la región. En cada uno de ellos, las relaciones internacionales tienden hacia Rusia y China, soltando amarras con EEUU. Ello se da incluso en el plano de las compras militares, que es un sector que mueve la economía de las potencias. Significa, el principal sector económico de las mismas, especialmente de EEUU.

En Medio Oriente, ya no quedan dudas acerca de la política genocida del Estado de Israel. Dicha política recibe fuerte condena internacional de otros países y de organismos de DDHH. Personalidades del arte y la cultura se han manifestado en contra, pero sobre todo un repudio masivo a nivel internacional expresado en miles de manifestaciones a lo largo y ancho del mundo.

Todo ello, aún no ha logrado torcer la voluntad de Israel y tampoco de las potencias imperialistas que lo apoyan, tampoco ha logrado movilizar a las Naciones Unidas en intervenir, lo cual demuestra, una vez más, que ese organismo es impotente ante la fuerza de las potencias. Recientemente la ONU ha instado a un alto al fuego que Israel desoye – y acusa a la ONU de respaldar a Hamas. A EEUU parece írsele de las manos el conflicto.

Ya se han superado los 34 mil, cruel e injustamente asesinados, estremecen los huesos al ver las imágenes. La inmensa mayoría son niños, bebés y mujeres. Han atacado hospitales y campamentos de refugiados, incluso a la población civil mientras recibía ayuda alimentaria. También condenan al hambre a la población palestina.

El horror no tiene límites. Bombardeos a toda hora, disparos, torturas, violaciones…Así opera el Ejército de la “única democracia de Oriente Medio”, tal como ellos se presentan. Un Ejército asesino de niños y de civiles.

Pero ese Ejército que se muestra “invencible”, en el terreno se está llevando una modesta paliza por parte de las fuerzas de la Resistencia palestina. No las tienen todas consigo y esto también le está generando nuevamente, protestas masivas en las principales ciudades israelíes.

El Estado de Israel, le ha hecho la vida insoportable a la población palestina, especialmente en la Franja de Gaza. Familias destruidas, miles de niños huérfanos, miles de padres que entierran a sus hijos, enterramientos en fosas comunes porque es imposible ya hacerlo de forma normal, hospitales arrasados, escuelas destruidas, ciudades y barrios enteros reducidos a escombros.

Israel justifica estas acciones argumentando que cada niño palestino que nace es un futuro “terrorista”. Este argumento, marca un límite increíble de la mentalidad fascista que reina en las altas esferas israelíes y en buena parte de su sociedad. Han perfeccionado las técnicas de los campos de concentración nazis, han llevado el horror a un pueblo entero hacinado. Y cada tanto, a los palestinos exiliados en la región, también los bombardean, como ocurre en el sur de Líbano.

Esta tecnificación del horror no es solamente producto de bestias. Es una producción de los Estados y del propio sistema capitalista, de las potencias imperiales. Las élites conciben que en el planeta hay “poblaciones sobrantes” y que son desechables, descartables, sin más. Para ellas la exclusión, precarización, el hambre, el exterminio ese es el repertorio de medidas que el sistema tiene para los pobres del mundo. Y aquí estamos ante su verdadera política.

Lógicamente, el sistema capitalista produce “sujetos” capaces de llevar adelante estas medidas. Sujetos que desprecian al “otro”, que lo ven como a alguien o algo a eliminar, sujetos en los que predominan ideas racistas y supremacistas. Esos sujetos son los que están al frente de este genocidio y quienes lo están consumando en el terreno: Son genocidas, no hay otra definición.

No podemos analizar esta situación terrible como obra de unos locos o que de cambiar el gobierno israelí este genocidio pararía. No, ya lleva 76 años, es una política cotidiana de saqueo de tierras y asesinatos, llevados en este momento al máximo nivel.

Por otro lado, se han dado las intervenciones bélicas de Irán, debemos mirar con atención lo que sucede en las próximas semanas, ya que podría generar que EEUU intervenga respaldando a su aliado más relevante.

Es importante remarcar, que las poblaciones de Oriente Medio y los países árabes del norte de África se están movilizando masivamente en apoyo a Palestina y contra el genocidio. Estas movilizaciones pueden crecer y convertirse en un verdadero conflicto.

La estrategia palestina es jugar al desgaste de Israel en el terreno político y militar, lo mismo que a su aislamiento político internacional, el cual permitiría sanciones o alguna forma de presión exterior, la cual por el momento no se avizora en forma contundente. Su lucha es por la sobrevivencia como pueblo. Les han sido arrebatados la mayoría de sus territorios.

El objetivo de Israel es incorporar los territorios de la Franja de Gaza y Cisjordania a su Estado y a los palestinos eliminarlos o dispersarlos en la región. Todo ello sin que se les mueva un pelo. La tecnificación del exterminio parece no tener límites.

Todo parece indicar que estamos lejos de una “solución” a esta escalada genocida que ha desatado Israel. No se ha logrado un nuevo “alto al fuego”. Israel no quiere frenar ni disminuir su política genocida.

La situación continua, mientras un pueblo resiste con el dolor extremo de sus muertos.

Viva la resistencia de los pueblos contra la opresión y el genocidio.

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Pensando en nuestra región, aquí bien cerca, en Argentina, avanza un proyecto ultra reaccionario y antipopular, favorable al gran capital multinacional, y donde la extrema derecha comienza a mostrar su programa y su accionar, para qué está y que cuentan con todos los resortes del Estado para ello.

En octubre del año pasado, el candidato Javier Milei visitó al expresidente Mauricio Macri para concretar el Pacto de Acassuso, que lo llevaría al triunfo en el balotaje. Dos días antes la fórmula de La Libertad Avanza (LLA) había quedado relegada por un peronismo que amenazaba con la resurrección. Esa noche terminó de configurarse una entente integrada por cuatro sectores distintos, de acuerdo con las figuras y las trayectorias que encabezaban.

En primer lugar, la derecha reaccionaria, autodenominada libertaria, articulada en torno a los hermanos Milei, que ocupa la mayoría en el organigrama estatal; en segunda instancia, la tropa de Patricia Bullrich, excandidata presidencial de Juntos por el Cambio, quien se distanció de Macri para incorporarse al gobierno como ministra con dos carteras; la tercera línea fue relegada de los casilleros ejecutivos pero cuenta con un personaje de notable proyección: la vicepresidenta Victoria Villarruel, heredera de la tradición nacionalista reaccionaria, por ahora agazapada como titular del Senado; por último, el macrismo, acaudillado por su líder y fundador, expresión del acervo liberal conservador, quedó fuera del primer gabinete, pero ya se prepara para desplegar su influencia.

Además, se pueden distinguir diversas corrientes de las que el actual gobierno extrae ideas, cuadros y recursos. Núcleos que operan de manera transversal y flexible: el mundo empresario-corporativo, la gran familia militar, la red de fundaciones de ultraderecha, entre otras.

La nueva administración redujo significativamente la cantidad de ministerios. De los 22 que existían solo dejó nueve: agrupó funciones de diferentes dependencias y concentró en menos funcionarios mayores atribuciones y áreas de gestión. Además, miles de funcionarios y trabajadores estatales fueron despedidos.

Su impunidad se Incrementa, ahora con la legitimad del triunfo electoral. El ataque, en La Plata a una militante de Hijos, es prueba fiel de ello. La esperaron dentro de su casa, la violaron, la amenazaron de muerte y se llevaron material de la organización de DDHH, pintaron las iniciales de Viva la libertad carajo, en una clara acción propia de su estilo, dejando en claro que esas prácticas fieles a un pasado cargado de torturas y muerte, están más vivas que nunca y ahora, en el gobierno.

Milei y su gobierno respaldaron esta agresión con total desparpajo y sin tapujos. Esta situación de avance represivo y ultra reaccionario se instala en un momento en que el movimiento popular no está jugando a la ofensiva y recién está retomando la movilización, luego de un período donde hubo escasa presencia en la calle.

Este tipo de acciones, muestran lo que son, así es la extrema derecha y su proyecto de sociedad. Llegaron al gobierno para esto: para desmantelar las empresas públicas y permitir la privatización de esas actividades a manos del capital multinacional. Llegaron para imponer un proyecto político al estilo última dictadura militar. Ejemplo claro de ello, es el despido de 70 mil trabajadores estatales de un plumazo.

No es una locura y una aberración de unos locos fascistas. Es la nueva etapa del sistema capitalista, ni más ni menos. Así se prefigura, donde se profundiza el neoliberalismo, las fuerzas represivas toman el control con una fuerte presencia en la vida pública y un discurso ultra agresivo.

El sistema capitalista tiene la posibilidad de desarrollar este proyecto en Argentina en este momento. Lo intentó en Brasil con Bolsonaro, pero no pudo profundizar algunas de sus aristas, sobre todo las privatizaciones y desmantelamiento del sector estatal de la economía, sobre todo por presiones de los militares. Pero en los demás aspectos, el bolsonarismo avanzó bastante: generó un amplio sector social de extrema derecha, con pensamiento irracional, racista, machista y fascista. Asesinó a opositores como a Marielle Franco y generó una fuerza electoral capaz de disputar elecciones, pero sobre todo, ser una porción importante de la opinión social y del pensamiento de amplios sectores de la sociedad brasilera.

Ahora en Argentina tienen la posibilidad de ir más a fondo. Pueden desmantelar los sectores estatales que los neoliberales quieren barrer, pueden eliminar políticas salariales, ajustar todo lo que se les antoje y robar a manos llenas, alineados internacionalmente al imperialismo yanqui y al genocida Estado de Israel. Está en proceso la venta del litio y otros recursos al capital norteamericano, en el marco de la disputa con China a nivel internacional.

Y para todo ello, se impone un Estado autoritario. Recetas viejas, modelos no tan nuevos, pero articulados en esta nueva etapa del sistema capitalista de acuerdo a las necesidades del mismo.

Al fascismo y a la profundización neoliberal se las debe combatir con pueblo organizado y en la calle y con variados niveles de acción directa.

No se la combate anulando los actos contra el golpe de Estado como hizo Lula de cara al 1 de abril, aniversario del golpe militar de 1964. Esas acciones que buscan no molestar a los “gorilas” solo le dan más fuerza. Los complacen y les aseguran que van por la “buena senda”, les deja en claro, que no hay contrincantes fuertes y se les facilita el trabajo a golpistas y fascistas.

Así han actuado los “progresismos” en la región: no asustar a milicos, empresarios locales y al capital multinacional. El propio mote de “progresismo” es para eliminar cualquier vestigio que los haga parecer cercanos a ideas o proyectos de intención revolucionaria, o al menos, de un reformismo real.

Esta realidad no va a cambiar a corto plazo, la historia lo demuestra, no es posible derrotar este proyecto de la extrema derecha en el terreno electoral; se lo derrota con un pueblo fuerte, organizado y con una agresividad ideológica acorde.

Son tiempos de lucha en la región, son tiempos de enfrentar la avanzada reaccionaria en una nueva configuración de esta etapa, donde aumenta la precarización y el hambre para buena parte de las y los de abajo.

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Otro elemento del plano político internacional es el modelo aplicado por Bukele en El Salvador, el cual parece ganar terreno en el continente. Con el discurso de una feroz “lucha a las pandillas” y al “narcotráfico”, ha encarcelado a decenas de miles de personas y ha procedido con una política violatoria de los Derechos Humanos, tal cual se ha denunciado.

No obstante, ganó por un amplísimo margen las elecciones. Si bien existen denuncias de un intrincado fraude electoral, aunque la victoria parecía ser segura de todos modos. De hecho, la reelección no es posible constitucionalmente en El Salvador, pero ha sido permitida por el Poder Judicial, controlado por Bukele. Los partidos tradicionales de corte progresista, apenas registraron algunos cientos de miles de votos.

Este modelo fue “importado” por Ecuador, que ha aplicado Estado de Sitio y medidas represivas contra el narcotráfico. Son modelos sociales de fuerte represión y con escasas o nulas garantías a los DDHH.

Es así, que el fenómeno del narcotráfico sirve ahora para imponer medidas o gobiernos autoritarios revestidos de legalidad. Claro, nadie investiga los vínculos estatales con el narcotráfico. Y lo cierto es, que tampoco parece que estas políticas ataquen a la circulación de la droga a escala regional. Es un pretexto para imponer este modelo autoritario de gobierno y sociedad.

Algo similar puede decirse de la situación más cercana en Rosario, Argentina. El narcotráfico viene desafiando al gobierno nacional y provincial y ha asesinado trabajadores. Esto muestra, además, la enorme fragmentación social a la que se ha llegado. jóvenes que asesinan a sus vecinos sin más y de las formas más terribles.

Todo ello es producto del sistema que, con sus nefastas políticas neoliberales de desempleo y marginación, ha generado el caldo de cultivado para el crecimiento del narcotráfico y el “empleo” de gente joven en él, no existen otras alternativas para un montón de gurises.

Todo lo que produce esto es una sociedad más autoritaria y jerarquizada, más precaria. Más pobre económicamente, ya que las ganancias aquí se concentran tanto o más que en la Bolsa de Valores.

El “modelo” Bukele se consolida como el modelo exitoso y a imitar por otros gobiernos y parece ser el tipo de gobierno que “calza” en esta etapa.

Se viene construyendo y consolidando a nivel global un discurso hegemónico y que cala en amplios sectores populares, de corte autoritario. Así tenemos a los gobiernos fascistas y neofascistas en Europa, gobiernos autoritarios de extrema derecha de corte personalista, Trump y su intento de volver a la presidencia con un discurso proteccionista en lo económico y nacionalista, y en América Latina como veíamos, distintos tipos de autoritarismo en curso (Bukele o Milei) que han llegado al gobierno a través de elecciones. También sectores de extrema derecha claramente golpistas como Bolsonaro o en Chile, donde esperan agazapados ganar las elecciones tras el gobierno de Boric que lógicamente, está lejos de consolidar el modelo prometido.

No es menor y lo reiteramos: aquí también hay responsabilidad de los “progresismos”. Se creyeron que alcanzaba con redistribuir un poco de la riqueza generada y crear una nueva masa de consumidores en este mercado capitalista para que la gente los siguiera votando. Y ello era percibido como un avance “progresista” en lo ideológico. Construyeron el falso discurso de la humanización del Capitalismo, ese que solo reproduce lo que vemos a nuestro alrededor.

Son tiempos que requieren un gran esfuerzo y una gran tenacidad militante. También paciencia, abonar esas tareas que desarrollamos a diario, en clave de la construcción de un pueblo fuerte en perspectiva de ruptura. Porque nuestro pueblo, merece vivir en un mundo mejor, una vida digna, donde el hambre, el horror, la muerte y la destrucción del ser humano sean cosa de pasado.

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Lo decíamos, es un año complejo, año electoral, algunos pretenden depositar todas las esperanzas en esta nueva instancia. No creemos tener la verdad revelada, ni absoluta, lejos de dogmas ni recetas, pero entendemos firmemente que no hay nada nuevo en esta ocasión.

Claramente, no todos los gobiernos y procesos son igual, pero el asunto aquí, como máximo, está en torno al nivel de ajuste que se impondrá. Los márgenes de ganancia para las clases dominantes están asegurados con uno u otro. Ningún gobierno va a efectuar una política redistributiva de la riqueza que modifique en algún aspecto la realidad social.

Por lo tanto, para las y los de abajo, la falta de trabajo, de vivienda, de atención a la salud, de salarios decentes, transporte popular y enseñanza digna, siguen siendo las principales carencias y necesidades de nuestro pueblo.

Para estas necesidades no hay salida electoral. Para estas necesidades solo pueblo organizado, solo pueblo en la calle y en lucha, tomando en sus manos su destino. Es momento de quebrar la chatura que se nos ha impuesto, instalar la necesidad del conflicto y movilizar por los justos reclamos sociales.

¿hasta cuándo vamos a tolerar el hambre, el no llegar a fin de mes, la gente en situación de calle? ¿Hasta cuándo vamos a tolerar la falta de vivienda para cientas de familias sin techo?

Es momento de ir dando respuestas organizadas y desde abajo a estos temas. Ante la gran cantidad de personas en situación de calle, la salida es trabajo y vivienda. No es una consigna, es una orientación de trabajo en el seno del pueblo y que permite lo fundamental: organizar, luchar y arribar a conquistas.

No hay otra forma, no hay atajos. Los anarquistas organizados políticamente en la FAU lo entendemos así, porque confiamos en las fuerzas del pueblo organizado y en su capacidad de pelea y Resistencia. La misma capacidad que nos llevará en este momento a alcanzar las firmas y a derrotar las políticas neoliberales en materia de Seguridad Social.

Confiar en las fuerzas propias, única garantía de abrir un camino propio y de buscar soluciones desde abajo.

Seguiremos pregonando valores como la solidaridad, el apoyo mutuo, el estar y apoyar a quienes la están pasando mal, poniendo nuestro tiempo y compromiso para que los y las de abajo podamos soñar y anhelar un mundo distinto al existente, que seamos capaces en colectivo de ubicar al opresor y explotador como enemigo irreconciliable. 

Tenemos la convicción de que a la ideología de la clase dominante debemos oponerle nuestra ideología, una ideología antagónica, con nuestros valores, porque sin ella no hay propuesta de ruptura que avance ni superación de este inmundo sistema.

Frente a la represión, frente al dominio y la presión del entramado de poderes para la dominación los anarquistas levantamos la bandera de la libertad. Y por tal entendemos una forma de relación en la sociedad, una relación que haga compatible lo individual y lo colectivo, y basada en la responsabilidad y no en la imposición, como un responsable y permanente esfuerzo de trabajo y conciencia.

Con modestia, en la búsqueda de esas herramientas y de ese camino, estamos. Porque seguimos creyendo en la capacidad de resistencia de la gente. Porque sabemos que nadie puede estar conforme con esta vida miserable. Porque sabemos que los sueños no se matan y que los anhelos de justicia no se han extinguido. Porque creemos que en la acción los pueblos. Porque seguimos creyendo más en el acuerdo que en la dominación; más en la participación que en la obediencia.

No hay desenlace popular posible sin un pueblo fuerte y organizado. Sin herramientas populares que representen y defiendan los intereses de nuestra clase no habrá ruptura.

Desde aquí, como hace más de 60 años, proseguiremos teniendo presente en nuestra acción cotidiana a todas y todos los compañeros que han llevado adelante nuestro proyecto de ruptura y trasformación social, en diversas coyunturas, pero que se jugaron al máximo por defender con lucha, nuestros sueños de libertad.

Su impulso, su ejemplo de lucha, su sentir solidario, el no entregarse ante los atropellos de los de arriba, nos obliga a continuar el mismo camino, orgullosos de haber nacido entre las y los oprimidos y luchar por la trasformación social con el ejemplo vivo de los Mártires de Chicago, de Sacco y Vanzetti, de Durruti, el Pocho Mechoso, El Viejo, Juan Carlos Mechoso, León Duarte, Gerardo Gatti, Elena Quinteros, “Plomito” Soba, Trencito Coghlan, Telba Juarez, Heber Nieto, el Santa Romero, Amelie Leiva, la Petisa Cecilia, “La canaria” Barhoum, Zelmar Dutra, el Momo Sosa, Pablo Farias, juntos con tantos otros hermanos y hermanas de nuestra clase.

Por un pueblo fuerte y revolucionario en pos de construir Poder Popular.

¡Arriba las y los que luchan!

¡Viva la FAU!

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