ANTE LA APARICIÓN DE LOS RESTOS DE EDUARDO BLEIER
Se ha establecido que los restos hallados hace un mes en el Batallón 13 pertenecen a Eduardo Bleier, militante del PCU, secuestrado y desaparecido por las FFAA en 1975 en el marco de la «Operación Morgan». Este hallazgo confirma lo denunciado una y otra vez por todas la organizaciones populares: el Terrorismo de Estado existió y se aplicó con saña sobre el pueblo resistente.
El secuestro, tortura, asesinato, fueron prácticas permanentes durante los casi 12 años de dictadura. Son cerca de 210 desaparecidos -muchos de ellos en Argentina en el marco del «Plan Cóndor»- y una cifra similar de fallecidos a raíz de la tortura los que hablan a las claras de que este no fue un hecho aislado ni obra de un «desequilibrado». Fue una política de Estado.
Todo esto lo niegan hoy las FFAA. El candidato de Cabildo Abierto y ex Comandante en Jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, goza de total impunidad luego de haber escondido información referente a crímenes de la dictadura. Alberto Romanelli, un verdadero verdugo, denunciado por un conjunto de presos del Penal de Libertad, es asesor de Manini. Un conjunto de represores se pavonean por la frontera con Brasil a la vista de todos ¿Cómo es posible tanto cinismo?
Es posible porque la política de impunidad, acordada en el Pacto del Club Naval en 1984, se ha convertido en política de Estado. Esa política tuvo un importante refuerzo en el último período: la complicidad y apoyo de aquellos grupos políticos que han conversado y pactado con los Tenientes de Artigas desde 1972. Mújica en la presidencia y Eleuterio Fernández Huidobro en el Ministerio de Defensa, fueron la garantía de que no avanzarían las investigaciones, excavaciones, ni nada que pudiera hacer tambalear el pacto de silencio que los miembros de las fuerzas represivas habían jurado respetar y cumplir.
El horror, el cinismo, la tecnificación de los Estados para perpetrar un genocidio, una política de exterminio, son temas centrales que hay que colocar en el debate político a nivel de toda la sociedad, más en estos tiempos en que los asesinos tienen partido propio y van asomando la cabeza nuevamente, y algunos le quieren dar espacio en materia de «seguridad pública».
Por todo ello hay que levantar bien en alto las banderas por las que lucharon los compañeros y las compañeras que hoy no están. Reivindicar su lucha por una sociedad diferente y por liquidar este sistema basado en la injusticia y el oprobio.
¡HASTA ENCONTRARLOS/AS A TODOS/AS!
¡NI OLVIDO NI PERDÓN!
FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA
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