Carta – Opinión de la fAu, a 11 años del Filtro | agosto, 2005

La significación del Filtro:

 

Sin dudas, que los sucesos del hospital Filtro tienen una enorme relevancia como uno de los hechos políticos más importantes de estos últimos años. Allí quedó más que claro, que aquello de la democracia y las libertades no pasaba del terreno de algunas formalidades que convenía consagrar en el papel. Llegado el caso, estaban dispuestos a tomar las medidas más atroces. El sistema volvía a mostrar su verdadero rostro.

Apaleamiento indiscriminado, disparando contra la población civil desarmada, lanzando gases contra una manifestación pacífica y llegando incluso a tirar una granada de gas dentro de un local de emergencia medica. Nada era poco para garantizar el «orden» de los de arriba. Todo orquestado desde el poder, la serie de discursos satanizando la movilización popular, la prensa siguiendo el Juego de la clase política, amaparando a una policía deseosa de dar palo como los «viejos tiempos». Todo esto en un clima tenso, con la expectativa propia de un período pre-electoral, cuidando la chacrita.

Pero la dignidad popular siempre termina aflorando, ante la serie de atropellos hubo una actitud de resistencia de parte de los manifestantes. Se enfrentó con lo que se pudo, con lo que se tuvo a mano. Hondas, piedras, palos contra el aparato represivo del listado que ahora hacía sus primeras armas en lo que se comenzaban a llamar «conflictos de baja intensidad». La tónica del imperio manda operar de esa manera en los tiempos que marca la institucionalidad vigente. Una lavadita de cara que no cuestione la estructura de injusticia y dominación. Intentar, a través de la reproducción ideológica, que se acepte la sumisión y no haya enfrentamientos, y a los rebeldes, palo y más palo, marginarlos por exceso de dignidad, por inadaptados y terroristas.

En lo que ellos entienden por democracia, una manifestación en reclamo de la libertad para los presos políticos y por la autodeterminación de los pueblos, culminó con decenas de heridos graves y dos muertos, Fernando Morrón! y Roberto Facal. ¡Vaya concepto que tiene el sistema capitalista de la libertad de expresión!

 

A 11 anos de la Masacre de Jacinto Vera:

 

Han pasado el tiempo y los sucesivos gobiernos, y la Justicia sigue fallando en cuanto a los sucesos del Filtro como en tantos otros temas. Los responsables políticos de la masacre encabezados por Ángel María Gianola y Luis Alberto Lacalle siguen siendo respetados señores, conspicuos integrantes de la casta política, que todavía tienen el descaro de salir hablando y haciendo gárgaras de democracia. Pero la dignidad de nuestro pueblo sabe que son asesinos, que planearon todo fríamente, que son genuinos representantes de una clase opresora que está dispuesta a lo que sea para salvaguardar sus privilegios. Como clase ya lo habían demostrado en Boston un 23 de agosto allá por 1927 en la floreciente Norteamérica, cuando asesinaron a los militantes anarquistas Sacco y Vanzetti, y para ejemplos de atrocidades podríamos hacer interminables páginas. La arbitrariedad, la violencia y la impunidad, son toda una constante del sistema capitalista. Con esto pretende amedrentar a la población, generar miedo y paralizar las posibles resistencias. Ante esto, debemos tomar fuerzas de los mejores ejemplos que nos da la historia. Tener conciencia de qué son ellos y que somos nosotros, de que las diferencias son insalvables, que los intereses y los móviles humanos son muy otros. Es más, son antagónicos. Ese enfrentamiento se da tarde o temprano y hay que posicionarse. O se está del lado del sistema y la resignación funcional que quiere imponer, o se está del lado de la resistencia, apostando y luchando por una sociedad distinta sin mandones ni mandados.

La impunidad hoy:

 

Siendo como mencionábamos más arriba, que la impunidad es una constante del sistema, que es uno de los pilares básicos que garantizan un determinado funcionamiento, la impunidad también campea hoy más allá de las correspondientes lavadas de cara.

El gobierno progresista, con su gran manejo de las medios de prensa, sus golpes de efecto y su capacidad para presentar pequeños arreglos cosméticos en traje de cambios estructurales, también está siendo funcional a la impunidad.

En los casos vinculados a las excavaciones en los cuarteles no podríamos negar que el hecho de entrar allí significa un avance, pequeño pero avance en fin. Pero tampoco podemos dejar pasar por alto que eso no es la verdad ni mucho menos la Justicia. Pues hay un motón de archivos por desclasificar, testimonios muy elocuentes que recoger para que se pueda tener a nivel general, una visión más o menos clara de lo que fue el Plan Cóndor, de la implicancia de las instituciones militares en todo eso, y también del papel de ciertos civiles colaboradores del régimen. Grandes empresarios, políticos de alto rango, funcionarios de cancillería. qué papel jugaba cada uno en el armado de ese terrorismo de Estado tan planificado y complejo. Y un lema crucial de esa información es quién la maneja. No parece algo beneficioso que la información quede en manos exclusivas de la Secretaría de la Presidencia y el ejecutivo. Esa información debe circular fluidamente por la sociedad, en el barrio, en la fabrica, en el centro de estudio. Que se discuta, que se sepa qué pasó y quiénes son los implicados. Eso para empezar a hablar de verdad, y para hablar de justicia, comenzar por dejar de legitimar la «ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado», sabiamente llamada a nivel popular como Ley de Impunidad. Pero en esta democracia tutelada los milicos siguen siendo intocables. Muy probablemente el presupuesto militar del Uruguay siga siendo el de un país en guerra, ¿contra quién es la guerra?. Y además cierta prebendas como el nuevo Puerto de la Armada que se proyecta en la zona del Cerro, que implicaría la desaparición de la playa y la casi militarización de esa populosa barriada.

Depuraciones y otros cuentos:

 

Se viene hablando en estos últimos tiempos de la depuración en las filas del aparato represivo, de la depuración de la policía, de la «humanización» del sistema. ¿.Es esto posible’? Para comenzar, nos parece que no es esto posible, y que los aparatos represivos tienen una dinámica y funcionalidad propia, que los convierte en nocivos para cualquier sociedad que se plantee una convivencia más o menos humana. La lógica de mando y obediencia genera una mentalidad de verticalidades que no cuestionan, que son así y que no pueden ser de oirá forma. El que esta abajo no esta para pensar si no para obedecer. Por eso, como libertarios, nos planeamos absolutamente en contra y nos parece que no es algo que pueda ser «depurado». El mayor problema no es el milico sino la institución que lo habilita a funcionar de esa manera. El apáralo ideológico, jurídico y político que habilita la impunidad de sus atrocidades.

Ante esto hay un tema que habría que abordar de una vez por todas más seriamente y es el desmantelamiento liso y llano de todos los cuerpos represivos. Estos insumen cantidades gigantescas de dinero, no tienen ninguna productividad social excepto para los burgueses que los emplean para realizar el trabajo sucio. Esos recursos bien podrían ser destinados a atender otras problemáticas sociales más urgentes, pero claro, esto implicaría tener que tocar ciertos intereses, y aquí la idea es cambiar algo para que todo siga como esta.

Pero además, el verso de la depuración ya no tiene asidero alguno. Así lo confirman los ascensos y designaciones que se dieron en el Ministerio del Interioren estos últimos meses del lamoso «cambio». Se designaron en puestos de allá confianza, a varios procesados de la Masacre del Filtro. Tal es el caso de Rolan, hoy al frente de los coraceros y granaderos. Herode Ruiz, jefe de Policía de Lavalleja. Guarino. al frente de las 24 comisarías de Montevideo, y Navas en la Dirección Nacional de Cárceles. Todos estos oscuros personajes estuvieron implicados en la Masacre del Filtro y fueron ascendidos por el nuevo gobierno.

Esto nos muestra que la impunidad, lejos de ser cuestionada desde las esferas oficiales, se esta premiando a los represores que hace 11 años tan bien le hicieron los mandados al poder.

Porque la justicia sigue faltando, más memoria y más ludia: La movilización popular ha sido la que ha mantenido el lema de la memoria y los derechos humanos en la agenda de discusión, aún de los militares y civiles cómplices. No pueden hacer como que el tema no existe.

Hicieron mil jugadas distintas y no pudieron sepultare! tema. Porque la dignidad del pueblo sigue en pié de lucha, y seguiremos enfrentando a los apóstoles del olvido. Seguiremos denunciando la injusticia, planteando el tema en la fábrica, en el barrio, allí donde estemos insertos. Porque estamos empeñados en la construcción de una sociedad diferente, donde estas lacras no tienen cabida. Si no hay justicia habrá resistencia popular para buscarla y construirla.

Esa tarea nos parece la prioritaria, la militancia cotidiana a nivel popular, levantando la bandera del cambio revolucionario que abra una perspectiva de avance para las clases oprimidas.

Una vez más decimos.

NINGUNA TRANSA SOBRE LA SANGRE DE NUESTROS COMPAÑEROS.

NI OLVIDO NI PERDÓN.

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