Carta Opinión de la fAu| El Estado de Israel y su producción cotidiana de horror criminal | enero, 2003

El Estado de Israel y su producción cotidiana
de horror criminal.

Ante tanta bestialidad hoy todos somos Palestinos.

Las imágenes y noticias diarias producen escalofríos, hieren la sensibilidad de
cualquier bien nacido. Niños y madres enterrados en escombros. Familias enteras
enterradas con casa y todo. Pueblo palestino bombardeado implacablemente,
bestialmente. Una y otra vez aviones israelíes arrojan sus cargas mortíferas sobre la
población de Gaza. Corre sangre y muerte ininterrumpidamente. Las familias no dan a
vasto en llorar a sus muertos. El pánico de toda una población indefensa es terrible. Es
el pandemonio desatado con soberbia, racismo y desprecio por la vida de la gente que
vive en Gaza. Es árabe y palestino y su vida no importa. Todos ellos son efectos
“colaterales”. A la soberbia asesina la cubre una alta tecnología que la pone a distancia
del peligro. Largan un poderío bélico infernal, sofisticado, contra una población inerme.
La saña no tiene límites y las declaraciones, los discursos que acompañan el crimen
masivo, esta masacre dolorosa, es casi increible por lo absurdo, pueril y bestial. Los
nuevos “arios” desprecian la inteligencia de los pueblos del mundo. Padres con los
cadáveres de sus niños muertos o mutilados recorren las calles de Gaza. Es tanto el
dolor que ya ni lágrimas puede producir. Escuelas o mezquitas que vuelan por los aires
con todo ser humano que se encuentre dentro. No hay seguridad alguna y la muerte es
un convidado permanente en cada casa de familia. Decir que esto es dantesco sería decir
nada.
El estado terrorista de Israel, el socio de EE.UU., que además cuenta con la
complicidad de tantos otros estados y organismos internacionales articulados con el
poder dominante sigue su propósito de plomo fundido, de cuerpos fundidos a plomo y
fósforo sin que ningún atisbo del mentado “humanismo” occidental y cristiano asome
en ese su universo lleno de crueldad que parece no tener límites.
Pertenece al capitalismo avanzado, forma parte de la estructura imperialista de
turno, tiene sus delirantes ambiciones y las armas que quiera, la bomba atómica inclusive,
para llevar adelante sus proyectos expansivos y de utilización insensible de cuanto árabe
ande en la vuelta. Se sabe, un mecanismo así no tiene por qué tener sensibilidad. Su
dinámica no tiene que ver con esos valores o sentimientos.
El síndrome nazi en el estado terrorista de Israel.
Se habla del Síndrome de Estocolmo cuando un secuestrado termina
identificándose de alguna manera con su secuestrador. La población judía padeció lo
innarrable a manos de los nazis, fue el Holocausto, los campos de concentración, los
hornos crematorios. Todo eso que profundamente repudiamos. Pero hoy como Estado
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aquella víctima que mereció la solidaridad del mundo realiza las mismas prácticas de
sus victimarios. Mejoradas aún en lo que a crueldad se refiere. Cuenta con más
instrumentos de muerte, hace exterminio casi con impunidad, cuenta con apoyo o tibia
crítica de poderosos estados “democráticos”. Incluso con tibia complicidad de muchos
Estados árabes. Eso sí, mejoró a su maestro nazi, tiene, dicen ellos, “libertad de expresión”
en su interior. No importa que esa mentada “libertad” sea manipulada, que los medios
de comunicación fundamentales pertenezcan a los ricos y poderosos. No importa que
toda una malla ideológica moldee opiniones y fabrique odios raciales para predisponer
a su pueblo contra el “temible enemigo terrorista”. Pero a diferencia de su maestro que
inoculó el germen que hoy despliegan no precisan campos de concentración chicos,
toman toda una ciudad y su gente y la transforman en campo de concentración; no
precisan hornos crematorios tienen su fósforo y bombas para incendiar y masacrar a sus
“enemigos”. Buscan la misma “solución final”, que no quede un palestino o árabe si es
posible ni para muestra. Hermanados en un mismo sentimiento y practicando en este
otro contexto histórico una estrategia muy semejante a la de los nazis tienen su
especificidad. Es cruelmente más consistente pues pertenece a esta etapa de desarrollo
del capitalismo y de comportamiento singular del imperialismo. Un imperialismo que si
bien su núcleo duro no se ha modificado sí se ha revestido con enormes avances técnicos
científicos y ha ido tirando por la borda, hasta donde le es posible, todo aquello que
mejora las condiciones de vida de los pobres del mundo. Aquellas condiciones que no
fueron regaladas sino peleadas y conquistadas palmo a palmo y que tiñeron de sangre
obrera y popular tanto terreno social.
Jack el destripador y el Estado de Israel.
El terrorismo ideológico y soberbio para cubrir tropelías.
El Estado de Israel, su gobierno y todos sus cómplices, inventan discursos que
pretenden ser de “sentido común” para convencer desprevenidos, para complacientes y
también para aquellos que no han seguido ni saben la historia de atrocidades e invasiones
por ellos cometidas contra los territorios que hoy a fuego, fósforo y metralla mantienen.
Crean discursos de exclusión donde dejan como legítimas sólo un conjunto de palabras
que pretenden sean indiscutibles. Son las palabras y los conceptos que resultan comunes
por su repetición y por una legitimación trabajada meticulosamente. Con ello intentan
impedir cualquier análisis que produzca un saber distinto sobre lo que ocurre. Con esa
lógica Jack también podría haber articulado un discurso de “sentido común” para sus
prácticas. Es posible que a Jack no lo quisiera su madre y sus padres le pegaran feo. Lo
que implicaría que si a mí me dieron hornos crematorios yo tengo derecho a cremar
pueblos, a descuartizar seres humanos. No es buena lógica y estimamos que una vez
analizada nadie la compartiría.
Con el poder económico y político que posee dentro de Israel y en otros lugares
más el terrorismo ideológico que está explícito o implícito en sus discursos los juegan el
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gobierno y Estado de Israel tratando de impedir oposiciones o repudio a su política
belicista y ya carnicera. Usan el antisemitismo de otro momento histórico y que tanto
repugna para acusar con ese sentimiento a cualquiera que rechace lo que está haciendo.
Es un uso demagógico que intenta intimidar y hacer uso de situaciones que le debieran
ser “sagradas”. En estos repudios que nacen del fondo de los mejores sentimientos no
hay antisemitismo sino sensibilidad humana y deseo de justicia. No se corre, con el
poncho del antisemitismo demagógico y oportunista, ese sentimiento de parte de muchos
pueblos que ya han ganado la calle repudiando la barbarie.
Fiel representante de los poderosos en la civilización occidental
y cristiana.
Proyección de una tecnología de poder que llega con el sistema
capitalista.
Dicen investigadores cuales mecanismos fue montando esta estructura de
dominación en su desarrollo histórico. Nos comunican que en este periodo histórico:
“se encuentran entremezcladas cuatro grandes formas de táctica punitiva… tienen cada
una, en función de las sociedades y de las épocas, un papel casi exclusivo, o al menos
privilegiado”. Ellas serían por ejemplo: “deportar, expulsar, desterrar, enviar fuera de
las fronteras, impedir el paso a determinados lugares, destruir la casa, borrar el lugar de
nacimiento… marcar, herir, amputar… imponer una tara de un modo artificial y visible,
en suma, apoderarse del cuerpo y grabar en él las marcas del poder”. Bueno, no se
puede negar que el Estado terrorista de Israel es consecuente, con la actualización debida,
de lo que es constitutivo de la matriz del sistema capitalista. ¿Para el mundo de la
dominación, la opresión y la explotación no es acaso el Estado de Israel una expresión
genuina? Para ellos aquellos matices de diferencia o de inoportunidad son problemas
menores, mera táctica a ajustar. Ayer y hoy están los acontecimientos similares de
Afganistán e Irak. Genocidios sangrientos de pueblos respaldados, entre otros, con deleite
por el Estado de Israel.
No mezclemos los pueblos y los Estados.
Hemos estado siempre por la autodeterminación de los pueblos y no identificamos
nunca pueblos con Estados. El Estado en este universo de dominación de un sistema
como el capitalista es una esfera que se articula para producir la reproducción con otras
esferas como la económica, jurídica, militar, ideológica más un conjunto institucional y
una serie de mecanismos específicos que circulan por todo el cuerpo social.
No confundimos entonces el pueblo de Israel con su Estado sionista. Al margen,
lamentablemente, de lo que los aparatos productores de nociones, representaciones y
sentimientos hayan podido internalizar en ese pueblo, como en el norteamericano, no es
cosa igual que la estructura de poder.
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¿Qué hacen los Palestinos en Palestina?.
¿Por qué no se van?.
Esa ridícula pregunta parece que estuviera en boca del gobierno y Estado de
Israel. Claro es gente conservadora, se acostumbró a estar en su casa. Caramba que son
ocurrentes estos Palestinos. Quizás tanto como los libaneses, que dicho sea de paso le
pegaron alguna que otra patada al “superhombre” israelí cuando no estaba en el avión o
adentro del tanque de guerra.
Resulta que los combatientes Palestinos están en casas que quedan dentro de la
Franja de Gaza. ¿No será que están en su casa como cualquier hijo de vecino?. A esta
altura, con el genocidio cometido, con tantos seres queridos asesinados, masacrados,
mutilados, muriendo en hospitales que no tienen medios, cuántos combatientes más se
habrán incorporado o estarán en proceso de hacerlo. Todo este horror tiene que dar
mucha impotencia, odio, bronca, ganas de hacer algo que impida el atropello. ¿Que
significaría a esta altura “arrancarlos de raíz”, fundirlos en plomo y fuego a todos los
resistentes? La respuesta se da por sí misma.
Por siglos la población árabe ha estado en esta zona. También población judía y
se las arreglaron para convivir sin problemas mayores.
Todo un cambio comenzó a operarse a partir del surgimiento y actividad del
Movimiento Sionista Internacional que comenzó a concretar su campaña de “Una Patria
para los judíos en la Tierra Prometida”.
Como es sabido en 1948, proveniente de una resolución de la ONU, se fundó el
Estado de Israel en Palestina.
El nuevo Estado Judío comenzó una política expansionista que consistía en ir
anexando, invadiendo, territorios árabes por medio de la fuerza, con enfrentamientos
armados e incluso a raíz de ello llegó la primera guerra árabe-israelí.
Tenemos así ocupaciones violentas de lugares como: Nazaret, los altos del Golán,
la franja de Gaza, la parte árabe de Jerusalén, Cisjordania y el desierto del Sinaí. Desierto
de Sinaí que más adelante y mediante exigencias y después negociaciones devolvió a
Egipto.
Hoy Israel tiene más del 50% del territorio original que en 1948 se fijara a través
de la ONU.
En este marco es que fue expulsando a los palestinos de sus tierras históricas.
Al mismo tiempo sabemos lo que fue ocurriendo, el pueblo palestino sigue
luchando en esa su tierra hace 60 años por su autodeterminación y por tener sus
organismos nacionales propios… Esto ha sido impedido por Israel que contó para ello
con variados aliados.
La propia ONU reconoce a los palestinos como la población de refugiados más
grande, más antigua del Mundo: en Gaza viven un millón y medio de palestinos. Pero
eso no es todo, son más de cinco millones los que viven en campos de refugiados en
Cisjordania, en el Líbano, en Siria y en Jordania básicamente.
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A partir de 2005 Israel reconoce cierta y limitada autonomía a los palestinos en la
Franja de Gaza.
Pero muy poco tiempo después comienza la política de ghettos, se empiezan a
alzar muros para aislar y controlar al arbitrio esos territorios. Muros que son controlados
por el ejército. Todas estas limitaciones y represiones hunden aún más en la pobreza al
pueblo palestino.
Es alta la desocupación, hay carencias de servicios básicos que rápidamente se
ven desmejorados. Ayer los palestinos estaban viviendo en condiciones de extrema
pobreza, hoy, después del bestial ataque israelí, ya en condiciones infrahumana.
El sionismo ayer y hoy con respecto al mundo arabe.
Impulso de una política de terror, discriminación y violencia
asesina.
El Palestino como “anormal”.
“La gran familia indefinida y confusa de los “anormales” que atemoriza de forma
obsesiva a las gentes de finales del siglo XIX no señala simplemente una fase de
incertidumbre o un episodio un tanto desafortunado de la historia de la psicopatología,
sino que constituye un fenómeno que está íntimamente relacionado con todo un conjunto
de instituciones de control, con toda una serie de mecanismos de vigilancia y de
distribución del orden. Cuando esta gran familia se vea totalmente recubierta por la
categoría de la “degeneración”, dará lugar a elaboraciones teóricas irrisorias cuyos efectos
se grabarán sin embargo hondamente en la realidad social”.
Para entender acontecimientos del presente se hace necesario el análisis, aunque
sea mínimo, de la continuidad de una estrategia que ha llevado adelante el Sionismo
durante un largo periodo.
Una estrategia y una ideología donde su núcleo fundamental no ha cambiado en
diferentes contextos históricos, si acaso lo fue adecuando a lo que las circunstancias
permitían y a objetivos diferenciados. Sí, sus objetivos fueron otros en un primer momento
pero ya instalados en territorio Palestino adquirió los ribetes siniestros que hoy lo adornan.
Una ideología que tiene componentes implícitos de ese “anormal” que menciona Foucault.
Por supuesto en este caso el “anormal” es el árabe, el palestino.
El sionismo es la ideología fundadora que se manifiesta actualmente en el Estado
de Israel con gravitación que se pretende decisiva para el conjunto de la vida social.
Digamos de paso, el sionismo en su contenido discriminatorio no sólo abarcó a árabes
sino también a judíos pobres. Fue responsable por el extenso desplazamiento y ataque
cultural de los judíos mizrahi (judíos de ascendencia africana y asiática) trató de anular
sus diversas historias, idiomas, tradiciones y culturas.
Los judíos mizrahi tienen una historia en esta región de más de 2.000 años.
Mientras el sionismo se arraigaba, estas historias fueron interrumpidas de su propio
devenir en pos de la segregación impuesta por el Estado de Israel.
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El sionismo por lo tanto busca convertir a los judíos en blancos, que no se parezcan
a los palestinos es una condición para su ideología discriminatoria. Por eso a pesar de la
necesidad de Israel de integrar a los mizrahi para mantener una mayoría judía, este
racismo también se manifiesta en la marginación y la explotación económica de la
población mizrahi socialmente pobre.
Es el mismo tipo de violencia racializada que también incluye la fuerte explotación
de los trabajadores migratorios.
El Estado de Israel tiene poco o nada de contenido de la clásica democracia
burguesa a nivel de determinadas pautas ideológicas que le son funcionales al sistema.
Con una careta muy pobre que se cae rápido su “democracia” es de fuerza abierta.
Parecen haber hecho como práctica regular una síntesis de aquello que dice Foucault:
“la política es la guerra por otros medios”. Hacen política con diversas y constantes
prácticas de guerra.
En tal estructura ideológica la paz tiene poca cabida, salvo la paz de los sepulcros.
El sionismo ha expresado en distintos momentos que la seguridad judía depende
de un estado judío altamente militarizado. Su violencia sería la garantía.
Se ha salteado un capítulo. No estima el odio que la violencia, dominación,
humillación y ultraje traerán como consecuencia lógica en el correr de los años. Si hay
una constante es que la opresión trae de la mano la resistencia.
En este terreno los sionistas trabajaron de común acuerdo con la administración
colonial británica en contra de los habitantes originarios de la región, de su forma de
vida, sus tradiciones, sus sueños, su cultura específica. Pues estaba en el imaginario
sionista una Palestina “vacía” y para ser llenada por ellos. En tal lógica la vida palestina
tendría que ser desterrada, destruida, a plomo dirían hoy. Era una estrategia política con
su correspondiente ideología que guardaba relación muy estrecha con el exterminio de
los “indios” que su nuevo amigo EE.UU. había realizado.
El proyecto Sionista de la Gran Israel, su financiamiento y
respaldo imperial.
El viejo proyecto Sionista era crear un Estado Judío, o “Gran Israel” en Palestina.
Dijeron por momentos que había que “desarabizarla y judaizarla”, decir esto en los
hechos significaba sacar a los millones de árabes que habitaban este territorio por
milenios. Los primeros asentamientos judíos en la región se llamaban “kibbutz”.
En estos primeros pasos hubo financiamiento de poderosas organizaciones
sionistas en Gran Bretaña y EE.UU. “En 1917, con la “Declaración de Balfour”, el
banquero judío Lord Balfour, quien era entonces Ministro de Exteriores del Gobierno
Británico, junto con los líderes sionistas Chaim Weizmann y el Barón de Rothschild,
decidieron crear el “Hogar Nacional Judío” en Palestina. Para el imperialismo, la idea
de un estado judío en Palestina era atractiva pues significaba tener una cabeza de playa
en el codiciado Medio Oriente, rico en petróleo y estratégico para el dominio geopolítico.
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Es por esto que desde un inicio, Inglaterra y Estados Unidos apoyaron incondicionalmente
el proyecto sionista. En 1920, concluida la Primera Guerra Mundial, Inglaterra impuso
el “mandato británico” en los territorios palestinos. Los palestinos se opusieron y
resistieron heroicamente, pero los británicos impusieron su dominio por la fuerza y a
través de masacres y represiones masivas contra la población árabe, comenzaron una
fuerte campaña de traslado de judíos a territorio palestino. En 1940, antes del citado
holocausto judío, Joseph Weitz, director del Fondo Nacional Agrario judío, declaraba:
“no debemos dejar una sola aldea, ni una sola tribu…” refiriéndose a la limpieza étnica
de árabes en Palestina”.
Varias masacres y genocidios, continuidad de una política siniestra.
Veamos algunos datos que aparecen en distintos escritos de estudiosos de este
tema: Israel-Palestina. Puede verse una clara política de terror con una siniestra
consecuencia.
En 1948, los británicos se retiraron de Palestina y los sionistas proclamaron el
Estado de Israel. Ese mismo año, Israel desató una guerra de exterminio contra los
árabes para obligarlos a salir de los territorios asignados por la ONU. Aldeas enteras,
como la de Dayr Yasín, situadas entre Jerusalén y Belén, fueron masacradas y quemadas.
Quedaban como testimonio los miles de cadáveres de ancianos, hombres, mujeres y
niños. 200.000 palestinos fueron expulsados ese año de sus tierras. Al fin de esta guerra,
Israel había conseguido conquistar el 78% de Palestina.
En junio de 1967, Israel lanzó nuevamente una guerra contra los árabes. Esta
guerra se pretendió justificar como un “ataque preventivo” en contra del peligro árabe.
La que se conocería como “Guerra de los Seis Días” terminó con la ocupación de los
únicos territorios palestinos remanentes, la franja de Gaza y Cisjordania, que desde
entonces se conocerían como los “territorios ocupados”.
Ese mismo año, la ONU exigió a Israel, en su resolución 242, que se retirara de
los territorios ocupados, pero el Estado sionista no hizo caso. Fue recién en 1994 que la
ONU reconoció en los “Acuerdos de Oslo” a la Autoridad Nacional Palestina y su
derecho a controlar 22% de los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania; esto quiere
decir, sólo el 5% del territorio palestino original. Desde entonces, el Estado artificial de
Israel ha violado el derecho internacional incursionando constantemente en los territorios
bajo autoridad palestina, cercándolos, imponiendo controles militares, prohibiendo la
entrada de provisiones, y realizando asesinatos masivos y selectivos, así como un
permanente acoso militar a la población civil.
En el marco de este panorama, los problemas tácticos del presente.
Hay en el momento varias cuestiones coyunturales que se encuentran, de una u
otra forma, también vinculadas a toda esta problemática. El cambio de gobierno en
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EE.UU. y las elecciones en febrero en Israel. El nuevo Presidente de EE.UU. ha hecho
declaraciones contundentes de apoyo a la política antiárabe de Israel: “Necesitamos
avanzar en una política firme aunque directa con Irán, dejándoles muy claro que
consideramos inaceptable que desarrollen armas nucleares, que su financiación de
organizaciones terroristas como Hamas y Hizbullah y sus amenazas contra Israel van en
contra de todo aquello en lo que creemos… Quizá tengamos que endurecer esas
sanciones… y plantearles una opción muy clara… y tendrán que aceptarla por las buenas
o por las malas”. (Presidente electo Obama en NBC Meet the Press, 7 de diciembre de
2008).
Pero si bien sus opiniones no dejan duda al mismo tiempo hoy le presentan una
brasa caliente derramando sangre cuando se encuentra con un país que tiene una situación
crítica en varios campos y una imagen internacional desgastada. Debe atender la situación
de su imperio, de la estructura de poder que circula en ese universo y fortalecer aquello
que pide a gritos ser atendido. La potencia mundial requiere reciclaje para seguir su
labor de gendarme del mundo. En este puzzle donde tantos intereses diversos se
entrecruzan no queda clara aún la perspectiva inmediata y táctica que el nuevo gobierno
tomará. La expectativa existe y pronto se desvelará. Pero puede descontarse que no
traerá nada sustancialmente diferente.
Por otro lado están las elecciones que se realizarán en febrero en Israel y aquí el
bloque designado como la extrema derecha está jugando fuerte sus cartas.
La extrema derecha hebrea y muchos grupos ultra religiosos judíos están pidiendo
una solución definitiva a este tema, término tan similar al que usaron los nazis con ellos,
mediante el uso indiscriminado del poderío bélico para aplastar todo tipo de resistencia
palestina y disponer posteriormente de sus territorios y gente a su antojo. Tienen sus
proyectos, que bien pueden ser definidos como macabros, para el futuro próximo, dentro
de ellos está en la mira Irán a quien quieren obligar a poner fin a su proyecto nuclear
como sea: mediante presiones o vía un ataque convencional nuclear.
Y aquí conviene recalcar algo que muchos investigadores acotan, que Israel no
ha sido un instrumento pasivo del imperio yanqui, ha tenido sus iniciativas y tiene sus
propias y desproporcionadas ambiciones de poder. Claro está que no ha hecho nada de
lo más relevante sin consulta con sus socios y aliados pero toma iniciativas de presión y
tiene partidarios del Estado de Israel y de su estrategia en muchos puntos claves que van
de grandes trasnacionales a gobiernos.
En el gobierno mismo de EE.UU. tienen una determinada influencia que se ha
constatado en más de una oportunidad.
Agreguemos rápidamente algo más de los proyectos de la derecha sionista. En
diciembre de 2008, el partido derechista de Israel, Likud, bajo el liderazgo de Netanyahu,
reunió y proclamó su lista de candidatos para las próximas elecciones nacionales (12 de
febrero de 2009). La mayoría de los candidatos proclamados son reconocidos como la
“derecha dura”. La mayoría del Partido Likud está a favor de la expulsión de todos los
palestinos del Gran Israel, la captura militar de Gaza, el fin de cualquier pretensión de
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negociaciones de paz y el bombardeo inmediato de Irán. Podría decirse que es profundizar,
y bastante, la actual política violenta y genocida.
Por su lado Obama ha sugerido recientemente que Washington debería destruir
Irán para proteger a Israel a lo cual la Administración Bush contestó despectivamente
que sería muy difícil convencer a los padres estadounidenses en Kansas de que sus hijos
se arriesguen a perecer por incineración nuclear en honor de un pequeño país en Oriente
Medio. Los cálculos de los personeros del imperio, aunque les guste de alma la propuesta,
son otros. Las experiencias belicistas recientes y su fracaso, no saben como disparar de
Irak, más las consecuencias los obligan a tener que pensar dos veces determinadas
cosas. Hay cuestiones que hasta para el monstruo de Bush y su séquito son hoy inviables.
El apoyo a Israel ha sido grande, pero en tanto le sirva y sin mascar vidrio. Pero el
Estado de Israel sigue presionando e igualmente sus aliados desparramados por el mundo.
Hechos. Pronunciamiento de pueblos en la calle.
Declaraciones de gobiernos en América Latina.
En varios países los movimientos populares han ganado la calle repudiante el
genocido israelí. En algunos lugares expresiones populares numerosas, en otros reducida
concurrencia para tan dramático problema. Pero es algo que fue creciendo y que tiende
a aumentar.
Al mismo tiempo la sensibilidad popular fue tocada y gran parte de la población
ve con angustia, con horror la masacre que le presentan los medios, pese a que estos la
licúan todo lo que les es posible. Estas manifestaciones callejeras y este sentimiento
finalmente favorable a ese pueblo que con su sangre se bañan las calles tiene volumen y
genera pensamientos que no son favorables al exterminador y sus aliados.
En otro terreno tenemos que el gobierno de Venezuela expulsó a los diplomáticos
israelíes y rompió relaciones con el Estado Israelí, esto le granjeó la simpatía de un gran
sector árabe y de amplios sectores latinoamericanos.
El gobierno de Bolivia también rompió relaciones diplomáticas con el Estado de
Israel y su presidente, Morales, habla de llevar el caso a tribunales que atienden los
crímenes de Guerra.
El gobierno de Brasil hizo una fuerte declaración a través de su Presidente Lula:
“No aceptamos la excusa del gobierno de Olmert de que habría actuado en defensa
propia. Atentados como los de Hamas no pueden ser respondidos a través de represalias
contra civiles. Esa es una práctica propia de los nazis…”.
El resto de los gobiernos latinoamericanos han realizado declaraciones con matices
pero la mayoría muy educadas, cuidadosas de no ofender demasiado al Estado de Israel
y no ha descuidado de resaltar sobredimensionadamente y fuera de contexto el terrorismo
de Hamas. Algo así como: que los dos demonios dejen de pelear y que dialoguen para la
paz. Esa palabra paz que tan bien queda mencionarla aunque todos los mecanismos que
funcionan en el poder para nada la tienen en cuenta. Muchos cálculos y pocas nueces.
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Las Naciones Unidas y sus resoluciones inocuas.
Ese asunto de la legalidad.
Actualmente, los asentamientos israelíes y el aparato de seguridad del Estado
cubren más de un 40% de Cisjordania. Casi medio millón de israelíes viven en
asentamientos en Cisjordania, Jerusalén Este y las Alturas del Golán, todos los cuales
son considerados ilegales bajo el derecho internacional.
Según el Comité Israelí Contra Demoliciones de Casas, 19.000 casas palestinas
han sido demolidas desde 1967.
Según un estudio conjunto de la Universidad de Tel Aviv y de la Universidad
Europea, la violencia israelí ha sido responsable por el fin de un 79% de todas las
treguas en la violencia desde el estallido de la segunda Intifada, en comparación con
sólo un 8% por parte de Hamas y otras facciones palestinas.
Mientras tanto, Naciones Unidas niega rotundamente las afirmaciones israelíes
de que combatientes palestinos hayan utilizado para lanzar ataques el complejo escolar
de la UNRWA bombardeado el 6 de enero, en el que fueron muertos 40 civiles, y ha
desafiado a Israel para que pruebe otra cosa.
Cada año la Asamblea General de Naciones Unidas vota una resolución llamada
“Acuerdo Pacífico de la Cuestión Palestina”. Y cada año el resultado de la votación es
el misma: casi el mundo entero a un lado e Israel, Estados Unidos, algunas islas del
Pacífico Sur y Australia al otro.
El año pasado el resultado de la votación fue 164 frente a 7. Cada año desde 1989
(en 1989, el resultado de la votación fue 150 frente a 3) el mundo entero está a un lado
y Estados Unidos, Israel y el Estado Isla de Dominica están del otro.
La actualidad.
Desde el año 2000 hasta antes de que se produjera la actual invasión y genocidio
habían sido asesinados 5.000 palestinos por militares israelíes en territorios palestinos.
Las cifras oficiales de la ONU hablan de 1000 muertos en este momento, y en esa
cantidad se incluyen a más de 350 fallecidos menores de 15 años.
Sólo en un día fueron asesinados más de cuarenta civiles palestinos que se
protegían dentro de una escuela de la ONU para refugiados, y que buscaban allí
guarecerse de los ataques indiscriminados de los tanques judíos y del terror que se vive
en las calles de Gaza. Un misil hebreo (a pesar de ser un edificio claramente identificado
como de la ONU), fue disparado contra la escuela. Es la segunda escuela para refugiados
que es atacada en los avances israelíes de los últimos días. No dieron cifras de cuantos
fueron los niños que allí murieron.
Además de los bombardeos contra la población, que transforman las casas en
escombros día a día, avanzan por decenas y decenas los tanques por los barrios de la
Franja de Gaza. Disparan contra casas, contra escuelas de refugiados de la ONU, contra
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las ambulancias que van a socorrer a los heridos, o contra los hospitales, o contra un
convoy de la ONU con ayuda humanitaria.
Hay heridos más de 5000 habitantes palestinos. No ofrece duda esto que se está
haciendo en Gaza sólo tiene un nombre: crímenes a mansalva. Es así como debieran
verlo todos los seres humanos bien nacidos del mundo tengan las ideas y creencias que
tengan.
Es tiempo de acabar con los eufemismos insolentes del discurso dominante, con
las justificaciones que intentan disfrazar tanta bestialidad. Resulta cínicamente obseno
el argumento que hasta de escuelas y centros de la ONU se disparaban proyectiles contra
Israel y que ese aniquilamiento fue respuesta. El desprecio y la soberbia acompañan
estas afirmaciones ya repugnantes.
Y desgraciadamente, cada nuevo día que pasa, nos sorprende un acto de crueldad
mayor. Estábamos cerrando este trabajo cuando escuchamos las noticias de hoy 15 de
enero. Ataques israelíes alcanzan sede de la ONU y un hospital y oficinas de medios de
prensa, tres empleados de la agencia quedaron heridos. Los bombardeos israelíes de la
mañana alcanzaron también a un hospital en Ciudad de Gaza. Al mismo tiempo, dos
camarógrafos palestinos resultaron heridos en uno de los ataques del ejército israelí
contra un edificio en la Ciudad de Gaza que alberga las oficinas de varios medios árabes
e internacionales.
Las tropas israelíes atacaron esta madrugada nuevamente con saña causando la
muerte de al menos 16 palestinos. Los bombardeos de la aviación israelí se concentraron
en las ciudades de Gaza, Khan Yunis y Rafah. El hospital en Gaza alcanzado por disparos
israelíes estaba envuelto en llamas. En medio del pánico, los familiares de los enfermos
trataban de evacuar a estos y a los heridos ingresados en días pasados, así como a los
bebés prematuros aún en las incubadoras para huir de las llamas. Al mismo tiempo, el
sonido de disparos israelíes resonaba en los alrededores del hospital Al Quds. Del edificio
del hospital salían grandes columnas de humo. Las oficinas administrativas y un ala
médica del hospital Al Quds, en el barrio de Tal Al Hawa, en la ciudad de Gaza, habían
sido alcanzadas previamente durante la jornada por obuses israelíes. Esos disparos
desencadenaron un incendio fue provocado por “obuses de fósforo”.
¿Qué paz efectiva se puede lograr con esta actitud beligerante, invasora, criminal,
despiadada que ocupa por la fuerza de las armas los territorios de sus vecinos y que
expulsa a los palestinos de sus tierras originarias y asesina a mansalva?. Todo indica,
que de una u otra forma, la lucha popular se prolongará en el tiempo.
Con la lucha de los pueblos ¡siempre!.

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