A 51 AÑOS DE LA HUELGA GENERAL CONTRA EL GOLPE DE ESTADO Y CONTRA EL AVANCE REPRESIVO
La Huelga General de1973
Hace 51 años miles de fábricas, centros de trabajo, obras en construcción, fueron ocupadas masivamente por trabajadores, trabajadoras, estudiantes y el conjunto del pueblo ante la consumación del Golpe de Estado, que se venía gestando desde 1968 paso a paso, incluso desde los rumores golpistas de 1964. Los trabajadores y las trabajadoras tenían una clara definición desde la fundación de la CNT en ese año: “si hay golpe, hay huelga”. Ello fue lo que posibilitó que, en pocas horas de la fría mañana del 27 de junio, un sinnúmero de lugares de trabajo fueran ocupados, incluso algunos sin contar con previa organización sindical.
15 días de resistencia, con fábricas ocupadas en varias ocasiones, desalojos con brutales represiones, decreto de despidos y detenciones masivas, listas de perseguidos, ilegalizaciones y clausura de medios de prensa. Saludaron a la dictadura las cámaras empresariales, la asociación de bancos, la Asociación y Federación Rural y la prensa complaciente que fue vocera oficial de los golpistas durante toda la dictadura.
Luego vino la articulación represiva en la región con el Plan Cóndor, bajo la égida y coordinación de los Estados Unidos. Decenas de miles de desapariciones de personas, miles de asesinatos, niños, niñas y bebés secuestrados. El horror en su máxima expresión. Las cárceles y cuarteles llenos de compañeros/as presos. Era destruido en forma definitiva el mito de la democracia liberal uruguaya, aquel “como el Uruguay no hay” y el “país de excepción”. Uruguay era un país más en el concierto latinoamericano, con sus características e historia propias, pero no era excepción en el marco de las dictaduras militares regionales orquestadas por EEUU bajo la política exterior de Henry Kissinger y Richard Nixon.
12 años de dictadura cívico-militar (porque varios civiles fueron parte importante del elenco dictatorial) moldearon un país con una creciente miseria, deuda externa impagable, cierre de fábricas, salud y enseñanza públicas deterioradas y la instalación paulatina del modelo neoliberal que comenzó a profundizarse en los años 90.
Hoy: el gobierno de Lacalle Pou profundiza el modelo y sale a reprimir
Desde la asunción de Lacalle Pou el eje de las medidas de gobierno estuvo centrado en la LUC. Allí se plasmaron las principales reformas neoliberales y represivas que venían a aplicar en este período. Dejaron fuera la Seguridad Social para un tratamiento aparte y rápido. Pero era un gran paquete, abierto a la negociación con todos los partidos.
Lo único que no se modificó fue el capítulo represivo de la LUC, allí no hubo negociación. Se tipificaron nuevos “delitos” (ilegalismos, deberíamos decir) y campos de acción policial y se aumentaron así las posibilidades represivas.
De hecho, en las últimas movilizaciones, y a raíz de esto, la policía viene interviniendo y reprimiendo. Caso notorio fue la represión a los trabajadores de la Intergremial Marítima, que fueron reprimidos en las puertas del Ministerio de Trabajo mientras negociaban una solución a un largo conflicto. Llevan seis meses sin poder trabajar por la negativa de la Cámara de Armadores Pesqueros a salir a pescar. La policía reprimió, dio palo e hirió con balas de goma a más de 20 trabajadores. La Policía es parte del aparato armado del Estado, reprimir es su función.
Los trabajadores del mar continúan luchando con dignidad. Sostienen el conflicto y exigen soluciones inmediatas para poder llevar el pan a su mesa. Conflicto que tiene como trasfondo,
una flota pesquera que necesita urgente renovación para que el sector pueda seguir operando y trabajar en condiciones de seguridad e higiene adecuadas. Los reclamos son más que justos: poder trabajar -y levantar el lock out patronal-, seguro de paro para los trabajadores, convenio colectivo con salarios dignos, en contra de la zafralidad y la concentración de las empresas, jubilación bonificada y por aumento salarial. Estos reclamos son los que “ameritaron” la represión policial.
Esta lucha continúa, ya que no se han encontrado hasta el momento soluciones al conflicto. El nudo está en la determinación patronal de no salir a pescar para derrotar al sindicato. Pero el sindicato no es de arrear con el poncho, los trabajadores organizados defienden sus intereses con las medidas que entienden pertinentes y se mantienen firmes en la pelea.
La represión a los trabajadores del mar no es un hecho aislado. El 1° de mayo, la Policía intentó reprimir a la Columna Cerro – Teja mientras marchaba al acto de la Convención de Trabajadores, tal como lo hace desde 1983. Fueron varias las provocaciones policiales e incluso desplegaron un carro lanza agua para amedrentar e intentar dispersar la movilización. No pudieron reprimir, pero fue la primera intervención en fechas recientes en movilizaciones.
Días antes, reprimieron en el barrio Santa Catalina una protesta de vecinos y vecinas ante detenciones de dos jóvenes acusados de un crimen, que todo el barrio sabe que no cometieron. Reprimieron con balas de goma y carros lanza agua. Al día siguiente, dispersaron con carros lanza agua y caballos a cientos de jóvenes en el Nuevo Centro.
Luego se desarrollaron detenciones a militantes mientras realizaban pegatinas por el 20 de mayo y de cara a otras movilizaciones. También la policía ha montado operativos intimidatorios para desalojar liceos ocupados por los estudiantes.
Recordemos la represión a la movilización de camioneros en el ingreso al Puerto de Montevideo y al paro del transporte en la Terminal de Tres Cruces. El gobierno ha querido instalar la represión y un clima policial de patrullaje más pesado, más visible y presente en la calle. La pandemia se interpuso en algún sentido en sus planes y no pudieron hacerlo a cabalidad, aunque la presencia fue mayor, especialmente en las “aglomeraciones” durante ese período. Pero lo cierto es que la presencia policial fuerte en las calles se hizo notar desde que asumió el gobierno de Lacalle Pou, generalizando el patrullaje, algo que el gobierno anterior realizaba saturando ciertas zonas (los “megaoperativos”).
Ahora, a pocos meses de las elecciones, juegan esta carta represiva e intentan afianzarla en el seno de la dinámica social. Las hipótesis pueden ser variadas: mostrar mano dura de cara a las elecciones, reprimir porque hay posibilidades de que este gobierno pierda las elecciones, por la campaña de recolección de firmas y lograr poner a plebiscito una reforma constitucional que hace peligrar de cierta manera al capital especulativo, o el o los motivos que fueran. Pero parecería una política de más largo plazo y no algo meramente coyuntural, teniendo en cuenta además que ningún partido ni candidato ha manifestado derogar la LUC, que habilita el mayor despliegue de esta fétida institución. Algo así como, instalar para esta nueva etapa del sistema capitalista en la formación social uruguaya la represión como una variable política y en el funcionamiento social con mayor firmeza.
Por todo esto, queda más que claro que nadie desde el campo popular puede sostener que el personal policial debe estar organizado sindicalmente y dentro de la Convención, del PITCNT. Es infame tener a los represores en la organización social y de clase más grande del país, forjada al calor de duras luchas y polémicas por la generación de militantes que luego padeció las consecuencias del Terrorismo de Estado y hoy muchos de ellos, continúan desparecidos. Esa generación de militantes que sufrió la dura represión policial en las calles, ¿los hubiera organizado y cobijado en la CNT?
Esa institución es irreformable. Produce violencia y seres violentos con los y las de abajo. Es la misma institución que asesinó durante el Pachecato a Líber Arce, Susana Pintos, a Heber Nieto (militante de FAU y ROE) y a tantos estudiantes y trabajadores. Es la misma institución
que hoy produce muchos de los femicidas, en un claro despliegue de violencia en toda la capilaridad social.
Por si fuera poco, su “sindicato” sale públicamente a respaldar la represión a los trabajadores del mar, recordemos que su asesor jurídico fue Andrés Ojeda, hoy candidato a presidente en las internas del Partido Colorado.
Nunca debieron estar en el PITCNT, es hora de expulsarlos.
La situación económica
Mucho se habla de los niveles salariales, de que están en situación similar a 2019. El gobierno presenta esto como un logro, pero debemos decir que es la consumación de un robo y lo justifican. El salario no creció, se mantuvo en términos reales. Eso dicen los indicadores globales, pero si estudiamos por sectores de ingresos o cada uno de los grupos de consejos de salarios, veremos que hay muchos sectores de actividad que ni siquiera empatan el salario real de 2019. Hay más de 2000 millones de dólares de transferencia desde los trabajadores hacia los patrones en este período.
Pero hay un dato que se viene manejando poco, se viene escondiendo y es un indicador importante de la economía: el Producto Interno Bruto (PIB). Ha crecido como nunca antes, hoy se sitúa en más de 77 mil millones de dólares anuales, luego de que cayera durante la pandemia, pero tuviera una exponencial recuperación luego. Es decir, que los de arriba no solo se quedaron con la transferencia de riqueza por vía de no recuperación salarial y aumentos menores a la inflación, sino que también se han embolsado más de 17 mil millones de dólares en estos dos últimos años. ¿Dónde están esos millones?
Están en las cuentas bancarias de las grandes empresas del país y multinacionales: agroexportadores (frigoríficos, productores ganaderos, sojeros y empresas de acopio, agroquímicos, empresas y productores arroceros, forestales, etc.), bancos, AFAPs, agencias marítimas, empresas de celulosa, entre otras.
Sin embargo, para los y las de abajo hubo recorte en salud pública, en enseñanza, y no existen políticas serias de empleo, por el contrario, han cerrado una gran cantidad de fuentes de trabajo, entre ellas importantes empresas. Tampoco hay políticas de vivienda que atiendan las necesidades de un techo digno. Los alquileres están por las nubes, equivalen a un salario y aumenta la gente en situación de calle. Los refugios nocturnos están repletos y es innumerable la gente que duerme noche a noche en la calle.
Todo esto que mencionamos, y que requiere análisis más profundos, es responsabilidad de todos los gobiernos que han pasado: en ninguno de ellos se han verificado políticas activas para atender estos angustiantes problemas de la población. Por tanto, son políticas sistémicas: hay consenso en que estas situaciones no se van a mejorar en forma sustancial; solamente como un mero paliativo, como un “afloje” a estas dramáticas situaciones, pero no se aborda lo estructural.
Por lo tanto, tenemos un país con crecimiento económico pero concentrado en los sectores dominantes, con aumento de la pobreza y marginación. Un país donde las distancias sociales cada vez son más grandes y no solamente nos referimos a la brecha en los ingresos.
Plebiscito Seguridad Social
En este marco, en octubre se pondrá a consideración la aprobación o no de una reforma constitucional impulsada por el movimiento sindical, donde nuestra militancia jugó un rol esencial desde el inicio. En dicha reforma se defiende la Seguridad Social como un beneficio de los trabajadores y las trabajadoras, proponer mantener la edad de retiro en 60 años, igualar jubilaciones mínimas al Salario Mínimo Nacional y eliminar las AFAPs.
El gran capital está utilizando todos los medios para decir que esta reforma es nociva para los intereses de los trabajadores y las trabajadoras, esgrimen una batería de “estudios” que
afirman sus dichos. Ha salido a la palestra hasta la Bolsa de Valores. Todos preocupados en defender los “ahorros” que los trabajadores y las trabajadoras tienen en las AFAPs. Lo que no dicen es que esos “ahorros” las AFAPs se los “timbean” en las inversiones que realizan, que cuando el trabajador se jubila por la AFAP recibe montos irrisorios (menores a 4 mil pesos en muchos casos) y por lo tanto, menores a la jubilación que se recibe por el BPS, que toda esa masa de “ahorros” son en total un tercio del PIB del país y no se invierte en la seguridad social ni tampoco en otras actividades beneficiosas para la población, solo en especulación que beneficia al gran capital.
Por eso en estos meses que restan, hay tarea en este tema. La propuesta del movimiento sindical y popular debe triunfar y es tarea de toda la militancia. Es la base necesaria para poder continuar reformando la seguridad social en sentido popular, subiendo los aportes patronales e igualándolos a los del trabajador y eliminando la Caja Militar.
Porque esto es lo que no dicen las “consultoras” y sus sesudos “análisis”. Si se elimina la Caja Militar con todos sus privilegios, el BPS deja de estar “desfinanciado” tal cual estos “analistas” burgueses señalan, y dejaremos de pagar jubilaciones millonarias a los altos mandos militares (Uruguay tiene además un número de oficiales militares desproporcionado para las dimensiones de nuestro país). Es barrer una importante herencia de la dictadura, es hacer justicia.
Ni qué hablar que todo lo “aportado” a las AFAP de aquí en adelante vaya al BPS va a ser de gran impacto y elimina ese “desfinanciamiento” del BPS. Por otro lado, tal como establece la reforma, los montos de las cuentas de los trabajadores en las AFAP no se tocan, pasan a un fideicomiso que lo administraría; lo que se eliminan son las AFAP y el lucro.
En esta lucha contra el gran capital, en defensa de jubilaciones dignas, para no trabajar hasta la muerte, se requiere un esfuerzo de todos: trabajadores, cooperativistas, jubilados, estudiantes, desocupados. Hay que frenar el despojo de los de arriba. Esto claro está, no se frena solo con un plebiscito, pero es un punto importante en ese momento. De triunfar, hay que respaldar lo que allí se resuelva con pueblo en la calle. Y sino se aprueba, la lucha continúa y habrá que conquistarlo como ya lo sabe hacer el movimiento popular uruguayo.
Por tanto, la única alternativa es la lucha popular, en la calle y con independencia de clase.
Los golpistas de ayer, hoy quieren continuar con el saqueo. Quieren apretar el acelerador para imponer sus políticas neoliberales y por eso salen a reprimir. Han avanzado bastante en este período lamentablemente. Es hora de poner un freno y ese freno se pone luchando. Es hora de que los de abajo retomemos las calles y comencemos a discutir cómo profundizamos nosotros y vamos por lo nuestro, por lo que nos pertenece.
Por ello, a 51 años de que las cámaras empresariales y los EEUU impusieron una feroz dictadura militar en nuestro país, es necesaria la memoria, peor también la acción concreta para derrotar a los de arriba.
Por todos nuestros compañeros caídos, por todos nuestros compañeros desaparecidos, por Gerardo Gatti, Elena Quinteros, León Duarte, Alberto “Pocho” Mechoso, Telba Juárez, Eduardo Chizzola, Adalberto “Plomito” Soba, Victoria Grisonas, Roger Julien y tantos otos, seguimos en pie, en lucha por una sociedad diferente.
¡NI OLVIDO NI PERDÓN!
¡A FORTALECER EL MOVIMIENTO POPULAR!
¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!
FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA