A 50 AÑOS DE LA HUELGA GENERAL CONTRA EL GOLPE DE ESTADO
Desde 1964 circulaban en el país rumores de golpe de Estado de la mano de militares como Aguerrondo y otros, es decir los fundadores de la Logia Tenientes de Artigas. Esa misma logia que va a liderar el golpe de Estado en 1973 y de la cual su mayor exponente en la actualidad es Guido Manini Ríos. Hay “latorritos para rato” como denunciaba Amílcar Vasconcellos en febrero de 1973, y esa frase lamentablemente, mantiene plena vigencia.
Las dictaduras regionales también hacían su juego en ese sentido: Brasil desde 1964 y Argentina desde 1966. EEUU como potencia imperial también, aunque su estrategia era la de retrasar el golpe hasta un momento oportuno.
El Pachecato generó una situación inédita: un gobierno autoritario bajo Medidas Prontas de Seguridad en forma permanente, pero con el Parlamento funcionando. Ilegalización de organizaciones políticas, clausura y censura de prensa, detenciones masivas, torturas, militarización de trabajadores en huelga, congelación de salarios, represión a bala a las manifestaciones, asesinatos de estudiantes y obreros en las mismas… Apretó el acelerador a fondo, dejando en claro que a la “Suiza de América” no se retornaría jamás y el camino estaba abierto hacia el golpe de Estado.
Pero faltaban algunos detalles. Se necesitaba un poco más de ficción democrática y se convocan a las elecciones en 1971, tal cual estipulaba la Constitución. Furor electoral, surge el Frente Amplio y la canalización de un gran esfuerzo militante hacia lo electoral, abandonando en gran medida la lucha social y callejera. Elemento necesario para el sistema: colocar las expectativas populares en fuerzas exteriores al pueblo, sacarlo de las calles y hacerlo confiar en los mecanismos de ficción de la democracia burguesa. Todo ello analizado por nuestra Organización en el folleto “¿Tiempo de lucha, tiempo de elecciones?” de 1971.
Para demostrar que todo ello era una ficción y que tenía que ganar el candidato del régimen y pro golpe, se procesa el fraude electoral con el que Bordaberry es “electo” presidente. De allí en más la declaración del “Estado de Guerra Interno”, el asesinato de 8 militantes del MLN en un local, como el de 8 militantes del Partido Comunista en la Seccional 20, marcan una opción clara por el Terrorismo de Estado, atacando a todas las fuerzas de izquierda. Las Fuerzas Conjuntas (FFAA y Policía) son responsables también de esos crímenes, además del gobierno de la época.
Es decir, que la violencia instaurada fue una política de Estado, acompañada e impulsada por los EEUU como parte de de su “Doctrina de Seguridad Hemisférica”, en el marco de la Guerra Fría.
Pero faltaban algunas piezas más. Febrero de 1973 va a ser clave: el Ejército y la Fuerza Aérea desconocen la autoridad del nuevo ministro de Defensa nombrado por Bordaberry y se sublevan, incluso toman las instalaciones de Canal 5 para emitir sus proclamas y Comunicados como el 4 y 7, que causaron gran confusión en ciertos sectores de la izquierda (especialmente el PCU) y a nivel social (mayoría de la conducción de la CNT que respondía a la orientación del PCU). Estos sectores sostenían que podía haber “coincidencias con militares honestos” y que la lucha era entre “oligarquía y pueblo”, como si los mandos militares no fueran parte de esa oligarquía.
De allí al 27 de junio de 1973 hay un paso. Los militares se hacen cargo de la administración del Estado de la mano de Bordaberry y de sectores del Partido Colorado y Partido Nacional, en lo que hoy sería una “dictadura cívico -militar”.
La Huelga
La clase obrera respondió al golpe de Estado en forma inmediata y contundente: ocupación de todas las fábricas y huelga general. A la mañana del 27 de junio ya estaban ocupadas más de 1000 fábricas en todo el país y el transporte había dejado de circular. La masividad de la Huelga, los boletines e informaciones que circulaban fabrica a fábrica, la resistencia a los desalojos, los presos en el Cilindro Municipal, las listas de militantes requeridos…. Se desarrolla en forma aún más masiva toda la política represiva impulsada desde el Pachecato.
Se resiste los desalojos que son potentes operativos de guerra. Varias fábricas llegan a ocuparse varias veces luego de ser desalojadas. La Resistencia es enorme. Allí no están los políticos de cuello almidonado, está la clase obrera de manos callosas, la clase que conquistó todos los derechos y libertades en este país. De eso se olvidan los que hacen gárgaras de democracia, pero estuvieron tras el telón durante toda la dictadura para aparecer luego con el disfraz de “demócratas”.
La huelga se levanta el 11 de julio luego de la manifestación del día 9, brutalmente reprimida. En la Mesa Representativa que resuelve dicho levantamiento, solamente dos sindicatos votarán en contra y uno se abstendrá. Los tres sindicatos elaboran un documento conocido como las “3F” (FUNSA, FOEB y FUS) donde hacen un balance de la Huelga, de la etapa que se cierra y la que se abre a partir de allí. Señalan que no ha sido derrotado el movimiento popular sino un método, el método del reformismo, de no organizar y fortalecer las organizaciones populares, de no potenciar la lucha, de haber acostumbrado al movimiento sindical a ser furgón de cola de los partidos políticos -incluso de los “militares honestos” de los comunicados 4 y 7-, a esperar soluciones de los escritorios y pasillos de ministerios y del Parlamento. Ese método que no confío en las fuerzas populares fue el que llevó a esta derrota ante un enemigo bien organizado y con apoyos del exterior.
50 años después
Viejas polémicas siguen vigentes en este medio siglo y seguirán. Para nosotros, los Anarquistas de FAU, la Huelga General de 1973 evidencia un alto grado de organización popular, una capacidad de respuesta a la altura de las circunstancias, la tenacidad de un pueblo combatiente, pero también la carencia de una orientación de conjunto que potenciara esa combatividad en todo el período previo. Oportunidades para declarar la Huelga General hubo varias antes del 27 de junio de 1973. Desde las Medidas Prontas de Seguridad casi permanentes de Pacheco Areco, la militarización de trabajadores en conflicto, el Estado de Guerra Interno, febrero de 1973, por nombrar los momentos más relevantes pudieron ameritar medidas contundentes, como fueron reclamadas por los sectores más combativos del movimiento obrero y estudiantil. Aquí está la demostración que pactar con los de arriba o hacerles seguidismo no conduce a nada. Aquella consigna de FAU “Solo la lucha define” o “Solo el pueblo salva al pueblo” marcaban toda una línea de acción en el campo popular.
Hay temas no resueltos: los desaparecidos, los asesinatos en la tortura, la deuda externa incrementada por los militares, el empobrecimiento del país y cierre de fábricas, el deterioro de los servicios públicos, la enseñanza y la salud, el robo perpetrado a manos llenas por militares y empresarios… Hoy la tierra sigue hablando y envía a la superficie restos de nuestros compañeros/as desaparecidos. Ello solo marca el horror, la crueldad del genocidio que perpetraron las clases dominantes para mantenerse en el poder. Utilizaron uno de sus resortes: las FFAA, el brazo ejecutor y duro de la política de los de arriba. Y esa impunidad que sigue vigente se percibe con claridad en la ausencia del Presidente de la República en el acto de reconocimiento del crimen de las muchachas de Abril como crimen de Estado, lo mismo que la obligación del mismo de investigar sobre la desaparición de Oscar Tassino y Luis Eduardo González.
Sin lugar a dudas queda mucho por decir, mucho por analizar. Pero lo que debemos rescatar es la consecuencia del pueblo uruguayo en esos años, su capacidad organizativa, su solidaridad, la acumulación de una experiencia histórica que llevaba 100 años en el país, la capacidad de Resistencia y confianza en las fuerzas propias, incluso en los momentos más oscuros.
La dictadura duró 12 años, fue larga, pero no contó con el aval de los sectores populares. De distintas maneras se ejerció resistencia a lo largo de esos 12 años. Cosas se hicieron durante todo este período y fueron las que posibilitaron terminar con el período militar.
Los ricos hoy son mas ricos, los pobres más pobres. El neoliberalismo ha avanzado igual que los cantegriles y asentamientos, las fábricas han cerrado, pero han desembarcado millonarias inversiones para saquear nuestros bienes naturales… Los militares tienen partido político propio ahora y una clara intención de blindar los crímenes de Estado. Es la política de una clase.
¿Cuál es la política de nuestra clase para enfrentar hoy las consecuencias del golpe de Estado y la Dictadura? Planteamos el debate, sabiendo que la lucha es en las calles y con pueblo organizado.
¡¡VIVA LA HUELGA GENERAL!!
POR LA CONSTRUCCIÓN DE PODER POPULAR
¡¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!!
FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA