Material aprobado por el Congreso de la Federación Anarquista Uruguaya en 1997
Lo fundamental de este material circuló como borrador en el año 1996 para que las respectivas Agrupaciones pudieran considerar en tiempo y forma la temática. Esta parte pertenece al punto Estrategia y se articula con varias temáticas más que componen el punto.
El Borrador fue elaborado por una Comisión que trabajó sobre las pautas que el colectivo trazó a nivel del Consejo Federal.
AMERICA LATINA HOY
Por ser este el Continente donde se desenvuelve nuestra acción nos requiere especial atención. Trataremos de trazar algunos rasgos fundamentales de su situación en este momento.
América Latina mantiene su carácter de Continente «subdesarrollado» y ha aumentado su relación de dependencia con los centros imperiales. En lo económico las estructuras de dependencia son variadas. En algunos se observa mayor influencia de países como Alemania y Japón, o Mercado Común Europeo. Igualmente la de empresas europeas vinculadas a las de EE.UU.. En otros países la hegemonía norteamericana es totalmente dominante. A nivel político el dominio estadounidense es más parejo.
En los propios bloques regionales, entre países dependientes, Mercosur por ejemplo, se da entre ellos determinadas relaciones de dependencia.
La mayoría, por no decir todos, de nuestros países latinoamericanos poseen rasgos muy propios: historia, composición de clase, cultura. Estos rasgos especiales resultan de fundamental importancia a tener en cuenta a los efectos del trabajo operativo.
Por otra parte ciertas características comunes a la región latinoamericana involucran a los países del área en procesos aproximadamente similares. Encontramos así, rasgos comunes que afectan sus posibilidades de cambio.
En tal sentido debemos señalar elementos como:
1) La presencia político-económica del Imperialismo norteamericano, políticas europeas para el área, empresas multinacionales (o megaempresas), políticas económicas a favor de los países desarrollados.
2) La injerencia decisiva de organismos internacionales y continentales de instrumentación y coordinación de las fuerzas burguesas en su nueva forma de grandes transnacionales: F.M.I., Banco Mundial, OEA, Asociación Latinoamericana de Integración, Mercado del Norte, el Mercosur, la Junta Interamericana de Defensa, Conferencia de Ejércitos Americanos.
3) La subordinación, cada vez más, de los países del área, en la división internacional del trabajo capitalista; o también con funciones económicas en relación con los planes globales del imperio. Tratando de controlar los procesos de regionalización. Una regionalización que ha avanzado en estos últimos años: Mercado del Norte (Méjico) y Mercosur.
En este marco hay que señalar que el perfil de América Latina ofrece importantes variantes con respecto a periodos anteriores. Hay nuevos componentes y faltan otros.Veamos:
La forma de régimen dictatorial generalizado, propiciada en décadas anteriores por fuerzas imperiales, es en esta coyuntura lo excepcional. No constituye la estrategia general del imperialismo para este momento. Por el contrario se tiende al achique de los «ejércitos nacionales» y que su destino prioritario sea una adecuada preparación para una eventual represión interna.
Son casi inexistentes los movimientos políticos civiles de signo nacionalista y algo antimperialista. Los populismos, en sentido estricto, son una lejana referencia histórica.
Las estrategias surgidas en el seno de las fuerzas imperiales son hoy de mayor eficacia.
Ha cambiado la ideología justificativa del imperio para sus intervenciones en estos países. La «lucha contra el narcotráfico» «el terrorismo» o «el narco-terrorismo» sustituye al anticomunismo.
Han diminuido, con tendencia a desaparecer, fuertes Partidos Comunistas del Continente. En menor proporción las doctrinas de inspiración marxista-leninista también se encuentran en crisis. Mantienen fuerte gravitación solo en lugares como: Cuba, Colombia y en Perú con lo que queda de Sendero. Hay un ensanchamiento de perspectivas socialdemócratas-liberales.
Instituciones políticas y populares, con importante gravitación en otros momentos, hoy resultan de pobre convocatoria. Hay un desgaste y descreimiento acerca de las conocidas practicas políticas, sindicales y populares y del «estilo» de sus dirigentes. Al influjo de esto surgen, en muchos lugares, figuras de poca historia en la escena política. Tal el caso de Fujimori en Perú. Fenómeno que puede repetirse en otros lugares con características específicas.
A diferencia de la época anterior surgen pocos nuevos y relevantes movimientos armados. No obstante, aún con menos cantidad de expresiones la lucha armada ha tenido presencia fuerte. Tenemos el trágico y espectacular episodio de La Tablada en Bs. As.; en Méjico el surgimiento del Movimiento Zapatista en Chiapas, movimiento original, atípico y que merece comentario aparte. Más tarde la EPR. en Guerrero con un planteo de tipo tradicional (aunque no exento de polémica interna respecto de paradigmas ideológicos).
La fuerzas mayores de la legendaria guerrilla colombiana se han mantenido y aumentado su poder operativo militar y su influencia política. Participaron en conversaciones sobe «pacificación», proceso en el que 4 grupos, entre ellos el M19, entregaron las armas y optaron por realizar una acción política legal. Las fuerzas político-militares que se agrupan en la Coordinadora Simón Bolivar ha seguido dando importantes golpes al ejército, tomado poblaciones y llegado hasta las puertas de Bogotá. Es tal su poderío actual que hoy figuras del gobierno reconocen públicamente que hay «una situación efectiva de guerra».
En el Perú la presencia fuerte la marcó el MRTA con la toma de la residencia del Embajador japonés en Lima. Ese operativo político-militar que se mantuvo en la escena mundial 126 días y que tuvo desacomodado al gobierno peruano y altamente preocupado a gobiernos y servicios de diferentes países.
Por otra parte Sendero luminoso a recibido fuertes golpes. La caída de su líder máximo: «El Presidente Gonzalo» y sus posteriores y polémicas cartas parecen haber sido de mucho efecto negativo en la interna. Aunque marca presencia armada de vez en cuando, aparece como disminuido en su potencial militar y su gravitación general. Es el movimiento que más fuertemente reivindica el pensamiento de Mao, Lenin y Stalin. Pensamiento y propuestas que aparecen en claro retroceso a nivel mundial.
Tenemos también que al influjo de los cambios internacionales, de los problemas que plantea la nueva coyuntura mundial, algunos movimientos de lucha armada han adoptado políticas inéditas. El sandinismo participó de elecciones que significaban al mismo tiempo reeditar el funcionamiento de las estructuras de la democracia burguesa. Movimiento que quedó con incidencia decisiva en el Ejercito y con mucho peso en el movimiento popular. Después de salir electoralmente exitoso en la consulta realizada en 1984, perdió la siguiente elección, y en la últimas el triunfo correspondió a la derecha. No obstante es una fuerza política que seguirá beligerando, ahora en el marco institucional.
Por su lado el FMLN de El Salvador, de 12 años de enfrentamiento armado que arrojan un saldo de 80 mil muertos, en el marco de negociaciones fue concretando un abandono de su lucha armada y la entrega de sus armas. A cambio a exigido modificaciones que pretenden aseguren un funcionamiento democrático burgués con sus clásicas libertades y derechos y ciertas mejoras para la población. En tal funcionamiento el FMLN planteó inicialmente que pretendía quedar con decisiva participación en el aparato policial. En lo político, en adelante, su accionar ha sido en el plano legal. Se ha constituido ya en fuerza electoral y cuenta con apoyo de población. Es de suponer que como fuerza electoral tenga crecimiento importante.
Por su lado la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) firmó este año,1996, un acuerdo de paz. Esto ocurre después de 36 años de lucha armada en Guatemala. Una lucha que cuenta con unos 100 mil muertos y 40 mil «desaparecidos».
La guerrilla de Guatemala es la última que en un corto periodo llega a un «acuerdo de paz» y se inserta a la vida social ordinaria del sistema. Anteriormente, como lo hemos señado, lo fueron: Nicaragua y El Salvador.
Antes de cerrar este capítulo de movimientos de lucha armada haremos el comentario sobre el zapatismo que habíamos anunciado.
El EZLN no ha planteado que lucha por la toma del poder. Más bien ha dicho que busca caminos más colectivos, más participativos. Se plantea un análisis crítico de las prácticas de lucha armada del periodo anterior. Tiene muy presente desviaciones de poder, jerarquizaciones y militarismo en el seno de experiencias guerrilleras.
A propósito es de interés ver lo que dice Marcos al respecto: «Nosotros apostamos a una premisa fundamental: no a la toma del poder, no a los cargos gubernamentales, no a los puestos de elección popular, y vamos a ver que tipo de políticos produce una organización de esta naturaleza… lo que necesitamos es abrir un espacio de lucha política, donde la ciudadanía, o la mayoría de la gente, pueda tener participación política y opinar y decidir… pensamos que lo que está fallando es una forma de hacer política, que hay que encontrar una nueva… Nosotros pensamos que ésa es una solución más estable y que goza de una mayor riqueza histórica que el golpe de Estado, que una revolución relampagueante o larga, como se quiera… lo que nosotros no queremos es que al final hagamos las cuentas y digamos «bueno, pues ya luchamos tantos años y estamos igual aunque cambiamos, tumbamos al gobierno y pusimos otro y pasamos tantos años y volvimos a quedar igual…
Este enfoque deja un debate abierto. Nos dice que hay muchas experiencias negativas de la lucha armada que deben ser sometidas a reflexión, cuando no rechazadas.
Nuestra organización, en su trabajo de 1972, en el que polemiza con el foco, realiza un planteo muy semejante conceptualmente y alerta con fuerza sobre determinados prácticas. En su tarea armada concreta, OPR 33, instrumenta una orientación de trabajo igualmente similar. Rechaza gerarquizaciones, desviaciones militaristas y de poder.
Tenemos por otro lado que el antimperialismo de la izquierda se destiñe y muchas de sus clásicas banderas empiezan a ser tomadas por movimientos de derecha: civiles y militares, tal el caso de Venezuela en el intento frustrado de Chavez, y de algunas expresiones en Argentina.
Puede decirse que nuestros países se encuentran en peores condiciones que años atrás. Su deuda externa, que en muchos lugares creciera brutalmente en los periodos de dictadura, es enorme y asfixiante. La voracidad neoliberal con las transnacionales a la cabeza han arrasado. La población pobre ha visto crecer su miseria. La marginación crece en todo el Continente. Las sociedades latinoamericanas cada vez más se organizan comprendiendo menos gente, la mitad y hasta 2 tercios de la población queda marginada.
Esta situación, pese a propuestas de modificaciones en el modelo del imperio, en perspectiva inmediata no parece ofrecer variantes de alguna relevancia. Pese a ello, en general, los movimientos de transformación revolucionaria, están en descenso. Una vez más queda demostrada la invalidez de la teoría «tanto peor tanto mejor». La marginación y la miseria de la población no creará por sí misma ninguna situación de ruptura. La miseria y la crisis son variables independientes que no siempre se vinculan en lo político, salvo cuando logran expresiones movilizadoras concretas.
Pero, hay que recalcar, no se detecta una acabada ideología de desesperanza y conformismo. Con características distintas a periodos anteriores, por momentos con cierta confusión, las poblaciones han seguido luchando. Por aquí y por allá surgen movilizaciones y estallidos populares. Luchas por reivindicaciones inmediatas, en defensa de Derechos Humanos y libertades, contra descriminaciones, por una mejor calidad de vida, por vivienda, por tierra, contra represiones, por justicia.
Algunas de estas luchas han sido de particular relevancia: Hace poco el caracazo, la toma de supermercados, la ocupación de tierras, la movilización popular que determinó la caída de Collor en Brasil, por ejemplo. Hoy el avance de ocupaciones de ese importante y fuerte movimiento de los Sin Tierra en Brasil; las luchas en las provincias argentinas. Las huelgas generales en varios países.
Se nota un avance en las movilizaciones de las poblaciones indígenas, poblaciones fundamentalmente campesinas, que han sufrido además de cruda explotación una infame y sostenida descriminación. Muchas etnias en distintos lugares han comenzado a tener expresiones social-políticas de cierta relevancia. Sus planteos y reivindicaciones no resultan semejantes a los clásicos realizados por la izquierda en períodos anteriores. No obstante existen múltiples líneas de convergencia. Es posible que algunas de estas expresiones, con su tono particular, jueguen un papel mayor en los próximos años. Es tema para seguir muy de cerca.
Hay en nuestra América Latina una larga historia de resistencia de nuestras poblaciones que contiene mucha riqueza. El imaginario social de nuestros pueblos tiene muchos y hermosos referentes. Por ello en la medida que se organice una ideología de justicia y se exprese políticamente, está tremenda situación de miseria, de falta de todo, que hoy se vive puede llegar a ser explosiva. Es más que posible que revista modalidades de acción diferentes a las del periodo anterior. De ahí la necesidad de estar atentos y abiertos a los nuevos problemas y respuestas que están surgiendo.
En base a los nuevos problemas emergentes, en función de las realidades presentes, debemos ir elaborando la estrategia militante que nos permita abordar este nuevo período histórico.
Recomendación del Congreso
Junto al resto del material sobre Estrategia se acuerda ir actualizando la realidad latinoamericana, especialmente a nivel de coyuntura y tendencias sociales, para que nuestra Estrategia, a nivel de la formación uruguaya, tenga referentes «frescos» generales y sobre el área y pueda así acompañar adecuadamente la fluidez social de cada momento histórico concreto con miras a que nuestras prácticas libertarias aquí tengan siempre los pies sobre la tierra.
Marzo de 1997