Nadie está a salvo hasta que todo el mundo estemos a salvo
La pandemia de COVID-19 ha afectado todos los aspectos de la vida humana. Ha tenido un efecto devastador en la salud física y mental de las personas, en las relaciones sociales y las comunidades, en nuestros medios de subsistencia y en la libertad de movimiento. También ha reducido significativamente nuestra capacidad para organizar protestas políticas efectivas y ha fortalecido el Estado. La situación ha dejado claros los problemas fundamentales del capitalismo global y su necesidad de un crecimiento y unos beneficios continuos. El apoyo del Estado a esos objetivos, ha estado detrás del origen, la propagación y las trágicas consecuencias de la enfermedad. La necesidad de una revolución nunca ha sido tan evidente. Sin embargo, mientras luchamos por contraatacar, también se han revelado las debilidades del movimiento obrero. Hemos visto un número creciente de muertes, los servicios de salud abrumados, los trabajadores esenciales tratados como prescindibles y los costos económicos soportados por quien tiene menos capacidad para pagarlos, en cambio la resistencia ha sido insignificante. A pesar de todo, la pandemia también ha generado acciones y sensibilidades clave para la transformación social: solidaridad, ayuda mutua, autoorganización e internacionalismo. Coronavirus y otras enfermedades biológicas que han surgido en las últimas décadas son causadas por la expansión del capitalismo global. A medida que el capitalismo se apodera de más y más tierras para la tala, la minería y la agroindustria, los animales salvajes están perdiendo sus hábitats y entran en contacto con los humanos, creando la posibilidad de que las enfermedades se propaguen de otras especies a los humanos. Esta situación se ve agravada por la demanda de carne de animales exóticos por parte de las crecientes clases medias y altas en todo el mundo.Respuesta de los patrones y el Estado Aunque algunos países siguieron una estrategia de “Cero Covid”, la mayoría apostó por la mitigación en lugar de la supresión. Esto se debió en gran parte a que querían mantener la economía en marcha tanto como fuera posible, anteponiendo los beneficios a la salud de las personas. El resultado ha sido que la pandemia ha durado mucho más de lo necesario. El trabajo considerado esencial, que ya era uno de los peor pagados, fue superexplotado ya que soportó la peor parte de la crisis. La falta de sistemas de atención médica bien financiados causó innumerables muertes y muchos trabajadores y trabajadoras se vieron obligados a trabajar debido a la insuficiencia de la paga por enfermedad. Mientras tanto, muchas empresas obtuvieron ganancias sin precedentes y ha aumentado la división entre ricos y pobres. Para algunos gobiernos, la vacuna ha sido la parte principal de su estrategia para vencer el Covid. Aunque la vacuna es una parte clave para combatirlo, las medidas básicas de salud pública también son vitales. Sin embargo, los gobiernos no han considerado ninguna medida estructural (como reforzar la sanidad o el transporte, por ejemplo), limitándose casi en exclusiva a la estrategia de la vacunación. han preferido confiar en la vacuna porque le proporciona enormes beneficios a las empresas farmacéuticas y, la eliminación de todas las medidas de salud pública, mantiene a la gente trabajando y consumiendo. El lanzamiento de la vacuna también ha sacado a la luz la desigualdad global. La mayoría de las vacunas se han enviado a los países más ricos que las pueden pagar. Las peticiones para renunciar a los derechos de patente para que se puedan producir más vacunas cayeron en oídos sordos, demostrando que para los gobiernos los beneficios de las empresas farmacéuticas son más importantes. Cada país ha seguido su propio camino con escasa coordinación o solidaridad internacional.La Respuesta del Anarquismo Organizado Nuestras organizaciones han participado en una variedad de luchas: por unos lugares de trabajo y establecimientos educativos seguros, por la ayuda mutua y la solidaridad en la comunidad y resistiendo los ataques contra los trabajadores mientras los patrones y los gobiernos buscan recuperar el dinero que tuvieron que gastar. El confinamiento fue un momento difícil para nosotros/as ya que nuestra actividad política habitual no era posible. Sin embargo, no nos unimos al movimiento anti-confinamiento. El anarquismo organizado cree en la autoorganización. La imposición autoritaria de medidas sanitarias de contención por parte de los gobiernos a veces demuestra tener poca eficacia. La implementación de tales medidas a través de canales compartidos y participativos en todos los aspectos podrían haber logrado una mayor aceptación y, por consiguiente, mayor eficacia. No provienen de la experiencia de las personas en la comunidad y en el lugar de trabajo, sino que se desarrollan con otras agendas en mente. Esto ha dado lugar a mensajes confusos y contradictorios y ha creado un desorden general, cosa que ha provocado que se ignorase en gran medida las pautas, ya fueran personas, lugares de trabajo u otras instituciones. Nuestras ideas se basan en los principios básicos del anarquismo organizado de la autoorganización, la solidaridad y la ayuda mutua. No necesitamos que el gobierno nos diga qué hacer, ni tenemos que ir en contra de nuestro propio sentido común solo porque el gobierno quiera mantener la economía en marcha. Por supuesto, es difícil hacer lo más conveniente cuando nos encontramos en condiciones laborales precarias. Por eso la organización y lucha de clases es un elemento vital en cualquier estrategia.Creando un movimiento revolucionario El anarquismo organizado cree que, sin una sociedad completamente nueva, una sociedad sin capitalismo, Estado y jerarquías, la humanidad luchará por sobrevivir. En primer lugar, esta pandemia no será la única. Otras sucederán dada la relación de explotación que la humanidad tiene con los animales y el mundo natural. El capitalismo ha sacado a la superficie los peligros potenciales subyacentes. El cambio climático y la desastrosa pérdida de biodiversidad y hábitats socavan la presencia misma de los seres humanos en la tierra. Una vez más, el capitalismo y la economía del crecimiento han acelerado este proceso al saquear la tierra en busca de todos los recursos disponibles. Se pensaba, y mucha gente lo hizo al principio, que la experiencia de la pandemia inspiraría una nueva forma de vida, con mayor ayuda mutua, solidaridad y respeto por el medio ambiente. Pero este optimismo se perdió muy rápidamente. Pronto volvimos a la “normalidad” con los gobiernos deseosos de que la población volviera a consumir. El fomento de los viajes en avión es un excelente ejemplo de total desprecio por el cambio climático. La explotación de combustibles fósiles, la tala y la deforestación han continuado durante toda la pandemia. En la desesperación por recuperar los beneficios de las empresas, el cambio climático pasará a un segundo plano durante algún tiempo. En el próximo período, las personas se centrarán principalmente en hacer frente a los ataques del gobierno y los patrones mientras buscan que la clase trabajadora pague el costo del Covid. Gran parte de nuestro tiempo lo dedicaremos a librar estas batallas económicas. Necesitamos asegurarnos de que la clase trabajadora esté unida para que podamos apoyarnos mutuamente y asegurarnos de que las personas más oprimidas reciban un apoyo total. Necesitamos solidaridad y ayuda mutua en lugar de que cada cual luche por su cuenta en un lugar de trabajo, sindicato o grupo social oprimido. Nuestra tarea histórica es continuar planteando la necesidad de la revolución. No podemos seguir centrándonos solo en los problemas inmediatos que afrontamos, buscando simplemente evitar lo peor de los ataques y reclamar algunas migajas. Necesitamos desafiar a todo el sistema. Una estrategia se basará en un lugar concreto – una comunidad, un lugar de trabajo – pero deberá estar firmemente arraigada en una perspectiva internacional. Podemos aprender de nuestra experiencia de la pandemia, que obligó a muchas personas a restringir sus vidas a su entorno inmediato: su hogar, vecinos, comunidad y espacios verdes. Es en un lugar específico, en torno a cuestiones que podemos experimentar por nosotros/as mismos/as, donde se crean movimientos para cambios mucho mayores. Sin embargo, es esencial tener una perspectiva más amplia, ya que los cambios necesarios son enormes e interdependientes. Las razones por las que hay problemas en un lugar en particular se deben a decisiones tomadas en las salas de juntas corporativas o el resultado de las fuerzas del mercado que aseguran que el beneficio sea el criterio principal que configura los lugares. Aunque el cambio climático también es un problema mundial, la pandemia fue mucho más inmediata y personal. No todo el mundo pudo evitar ser consciente del hecho de que estamos interconectados/as. Esto significa que existe el potencial para desarrollar movimientos más enfocados a nivel internacional. El lema “no estaremos a salvo hasta que todos esté a salvo” se ha convertido en parte de la forma de pensar de mucha gente. El futuro depende de la medida en que podamos construir sobre los aspectos positivos de la respuesta de la base y crear un movimiento que supere las preocupaciones y demandas inmediatas y que nos lleve a una ruptura fundamental con el capitalismo y hacia una sociedad anarquista.
★Union Communiste Libertaire – France, Belgium & Switzerland
★Coordinación Anarquista Latinoamericana (Coordenação Anarquista Brasileira – Brazil
★Federación Anarquista Uruguaya – Uruguay
★Federación Anarquista de Rosario – Argentina
★Aotearoa Workers Solidarity Movement (AWSM) – Aotearoa/New Zealand
★Embat, Organització Llibertària de Catalunya – Catalonia, Spain
★Zabalaza Anarchist Communist Front (ZACF) – South Africa
★Anarchist Communist Group (ACG) – Great Britain
★Melbourne Anarchist Communist Group (MACG) – Australia
★Organisation Socialiste Libertaire (OSL) – Switzerland
★Libertäre Aktion (LA) – Switzerland
★Alternativa Libertaria (AL/FdCA) – Italy
★Karala – Turkey
★Die Plattform – Germany
★Via Libre – Colombia