7 – En la memoria también el recuerdo, aprendizaje y vida, con queridos compañeros.

Ante la muerte de Alcides Sosa

 

Un despido y un recuerdo para siempre.

Querido amigo, compañero, panadero y anarquista. Serás una presencia fuerte aunque no estés en la vuelta. Cuantas cosas irán evocando tu recuerdo. Tu estampa obrera hasta los huesos, tu disposición de lucha, tu solidaridad sobria y siempre queriendo pasar desapercibida. Alcides, ¡hermano! Que como no te vamos a estar recordando. Tus picardías y tus puchos eternos tampoco dejarán de estar por aquí y se sonreirán de la muerte. Te recordaremos en tu humana dimensión que no es poca cosa.

Allá está nuestro querido compañero Alcides en una madrugada fría en una manifestación de protesta de los panaderos. ¿A esta hora? Preguntaba la gente. Y era que los panaderos trabajan de noche y ese fue un momento oportuno para el nucleamiento y para gritar su reclamación y su firmeza de clase. Allá, junto a muchos, en primera  fila, rodeando un juzgado donde intentaban procesar a otro luchador: Andrés Medina. Allá en un rincón del Stella, previo a un acto de FAU, contando un chiste y fumando un pucho. Y así podríamos seguir. Un peleador. Sí, quería cambiar el mundo ¡y qué!. Sabía que la cuestión no era sencilla, su larga experiencia de hombre de abajo se lo decía. Modestamente daba sus pasos sociales, sin alharacas y con sus sueños a cuesta. Vamos tirando, solía decir. Y arrimaba su granito de arena a esa causa que llevaba en su corazón con toda sencillez.

Querido hermano todos los que te conocimos bien te vamos a extrañar. Eso sí, te seguiremos queriendo. Aquí estás en tu FAU.

No te diremos al final nada grandilocuente porque además de no gustarse nada de eso te sonreirías con sorna. Así que compañerazo Alcides: ¡Nos seguimos viendo! Y como siempre

 

Arriba los que luchan

y los que lucharon. 

 

 

Cecilia Uribarri

Ternura de maestra y convicción de lucha.

 

Se nos ocurre que todos quienes  conocimos a Ceci en las mas diversas actividades de su vida tendremos alguna que otra anécdota para contar, eso es seguro, es de la gente que deja huella. Supo ser ante todo una buena persona, un ser humano solidario, que se indignaba ante la injusticia siempre, que no se callaba nunca, o mejor dicho pocas veces. Ahora, sabía perfectamente que para opinar había que hacer, y actuaba en consecuencia. Encaro tareas militantes  con responsabilidad, supo bastante de la tarea chiquita, esa que se ve tan poco y que tanto hace a la cosa. Militò activamente a nivel social desde que era una gurisa, para mas tarde incorporarse a FAU sabiendo  acomodar su vida toda en función de ello. Llegó a su querida barriada del Cerro hace unos cuantos años y allí metió hombro hasta el final en el Ateneo como así también en un sin fin de actividades sociales de la zona.  Compañera solidaria, preocupada siempre por aquel que andaba jodido, viendo como echarle una mano de la forma que fuera posible. Hay que estar atento políticamente pero sin descuidar nunca el aspecto humano, supo decir en reiteradas oportunidades.

Maestra también y de esas que no se olvidan, supo brindarse a su profesión con la ternura y la convicción de quien ve en los gurises la posibilidad de un mundo nuevo.

Dejo su huella en la memoria de todas aquellas compañeras de trabajo que hombro con hombro supieron junto a toda la barriada pelear y defender la escuela publica del Cerro.

Si alguien entendía de franqueza, esa era la petisa, decía lo que pensaba y actuaba en consecuencia. Joven y desafiante, rebelde y solidaria.

No fue nada fácil este último año para ella, debió enfrentar nuevamente una enfermedad la cual sabía tenía un pronostico jodido, el cual enfrentó durante todo el año, no bajo los brazos nunca, en ningún momento.  Logró levantarse en al correr de este año mas de una vez, se preocupó en todo momento de cuidar a su gente, se mantuvo preocupada y comprometida con su Organización hasta el final. Sabía que no podía arrimar el hombro como ella quería, como entendía que debía hacerse, fue entonces que intentó de todas las formas posibles echar una mano con la tarea y vaya si lo hizo. Pocas veces preguntó detalles acerca de cómo iba la cosa, no estaba haciendo como ella entendía que debía, no quería opinar, se centro en buscar y encontrar como echar una mano. En algún momento al enterarse de algún detalle, supo decirnos con  el humor  que la caracterizaba “no los puedo dejar solos”, y de alguna forma sabemos todos quienes la conocimos que fue ese sentimiento de entrega, esa generosidad dela Parda, la que la acompañó siempre, ese no querer dejarnos solos, no querer que la barra este jodida, que el dolor nos invada, “estoy un poco mejor”… “ya me voy a recuperar”…fue impronta permanente en todo este tiempo, siempre queriendo evitar “joder”, siempre preocupada por cuidar…

Siempre con una actitud y un discurso de clase, comprometida con la pelea de su pueblo, recordándonos  que tenemos un enemigo enfrente, y que la indignación y el odio a los privilegios y a la opulencia es para todos los días y no para ratos de nostalgia.

Te despedimos llenos de dolor, llenos de bronca, las palabras certeras y sentidas de un compañero nos ayudaron un poco, nos reafirmaron, nos empujaron.

Como también las muestras de solidaridad que recibiste todo este tiempo de tu barriada querida, que de las más diversas formas estuvo presente, acompañándote hasta el final.

La bandera roja y negra simbolizo en ese momento más que jodido, tu espíritu, tu convicción, tu memoria.

Y el recuerdo de tu vida peleadora y comprometida al igual que la de tantos queridos compañeros, hará que te recordemos siempre al mirarnos unos a otros, al encontrarnos, en este camino por el Socialismo yla Libertad!

Así, y por ti será siempre:

 

¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!

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