Salú compañeros:
Recordamos hoy, en la proximidad de un nuevo 1º de Mayo aquellos Mártires de Chicago en su ejemplo de vida, de lucha y resistencia, de convicción y no claudicación.
Luchadores sociales construidos en el seno de nuestra clase, fieles a su condición de oprimidos, leales para con su pueblo hasta las ultimas consecuencias.
La larga historia de lucha de los de abajo esta compuesta de un inmenso caudal de entrega generosa, solidaria, y modesta.
Sí son ellos, su historia de no claudicación, ejemplos de dignidad , y son ejemplo también de transformación, de lo que construye nuestra clase, nuestro pueblo con organización y lucha.
Ejemplo irrenunciable en esta etapa en la cual reconstruir la confianza en nuestras propias fuerzas como clase es tarea política de primer orden.
Etapa en la cual sabemos la ofensiva ideológica que atraviesa nuestro movimiento obrero ha logrado un avance importante.
En la lógica de este sistema de dominación, en el uso de sus instrumentos, creyéndolos garantes y hacedores de mejoras para el pueblo, es que la mayoría de las corrientes políticas que gravitan a nivel de nuestra central construyen un discurso, una forma y envase político que se intenta oficie de contenedor y de legitimador, de las políticas y medidas del gobierno “progresista”.
No hay lugares para reivindicaciones sociales, las mismas son ubicadas como “palos en la rueda” a la gestión de gobierno.
El movimiento sindical, el movimiento social en su globalidad es ubicado y comprendido en esta lógica por parte de estas corrientes, de allí que sus prácticas políticas se correspondan a este discurso.
La participación, la acción directa, la independencia de clase, la horizontalidad, la democracia directa, las prácticas solidarias con los que luchan, se intenta que no encuentren posibilidades a la hora de proyectar políticamente en el seno del movimiento sindical.
Como acaba de plantear Mujica a las FARC y al mundo entero, en su reciente entrevista en CNN ; “es posible proyectar los cambios sociales que el presente exige por las vías y herramientas del capitalismo”.
La injusticia, la opresión a las inmensas mayorías, la barbarie de este sistema para con los de abajo seria lapidada por políticas mejoristas.
Dentro del sistema todo, fuera de él nada.
El 1º de mayo, la lucha por las 8 horas, el caudal político de los de abajo, su historia, sus protagonistas, esa que nos indica una opción de articulación política, de avances de nuestra clase en el fervor de la lucha y la resistencia, quieren ser ubicados en al plano de la nostalgia revolucionaria de aquellos años locos …o en el mejor de los casos, cuando no se intenta cooptar y manipular la impronta y su contenido de lucha, su continuidad histórica en la construcción de valores de nuestra clase, convirtiéndolo en un día de festejo, en un gran asado con intención conciliadora
Como construir en desde nuestro discurso practica una opción antagónica, un caudal político con la agresividad ideológica necesaria para esta etapa es el desafío que nuestra Organización enfrenta.
Dotar nuestras prácticas de elementos de resistencia y ruptura no son tareas para el futuro, mirar la realidad bajo la impronta de lo inmediato, del pragmatismo, la experiencia histórica reciente nos muestra e indica que transforma los discursos y las practicas en otra cosa. Allí donde estamos todos los días, en esa tarea que se quiere desdeñar sistemáticamente con el discurso mayoritario y muchas veces aplastante de la burocracia, allí es donde comienza la tarea transformadora.
Evidentemente desde una opción organizada políticamente, con lineamientos estratégicos claros, coherentes, sin dogmas y con las adecuaciones necesarias que los distintos escenarios exigen.
La independencia de clase en su conceptualidad, la cual corresponde al orden de la estrategia y no de orientaciones tácticas del momento, adquiere en el actual escenario sindical un eje fundamental a la hora de trazarnos líneas de acción política.
Aquellas corrientes autoproclamadas poseedoras de la conciencia de nuestra clase, que se postulan como únicas capaces de proyectar los intereses de nuestro pueblo, que proyectan día a día su militancia queriendo encausar la fuerzas sociales en las herramientas y lógica del sistema de dominación, que quieren legitimar y hacer verdad que la política se hace desde arriba, que las mejoras y los cambios son tema que se definen en los parlamentos, en los ministerios, que no creen en las fuerzas y posibilidades transformadoras de un pueblo organizado, que leen y escriben la historia desde las elites políticas, deben recibir desde nuestra corriente libertaria batalla ideológica permanente.
Delineando, construyendo y fortaleciendo desdela OrganizaciónPolíticalas articulaciones correspondientes para el desarrollo de nuestras propuestas.
Ir hacia la construcción de un frente de clases oprimidas que ponga el protagonismo popular en la escena política requiere necesariamente de un punto de partida, construir la propuesta general que comprenda los diferentes campos específicos adquiere relevancia en el hoy.
En momentos donde la fragmentación social generada en un basto campo social y en nuestro movimiento sindical es enorme dotar nuestra practica política de elementos de radicalidad, de ruptura y discontinuidad es de vital importancia para propiciar un proceso de cambio.
Hoy como nunca, ese viejo y querido valor producido en el medio de las luchas obreras, la solidaridad, adquiere una dimensión mayor, puede jugar fuerte a la hora de articular fuerzas sociales rompiendo la fragmentación en una perspectiva de resistencia.
El tejido que puede construir un colectivo fuerte está compuesto también de elementos que muchas veces aparecen como menores. Pensamos que en su rol específico no son nada menores: la confianza, la fraternidad, la modestia, la mencionada solidaridad.
Sí, un colectivo tiene elementos constitutivos que son, digamos, políticos y paralelamente éticos. Es todo el conjunto funcionando el que da fuerza. El sentirse adentro, formando parte de ese proceso que intenta y produce cambios, tanto para lo personal como colectivo, es lo que construye pueblo fuerte.
Construir un espacio de resistencia en el cual la solidaridad, el apoyo a los que luchan, el espíritu de cuerpo, el sentimiento de pertenencia hacia una clase, el compromiso irrenunciable con los sectores mas arrasados por este sistema, la internalización y defensa de sus elementos ideológicos de primer orden, aquellos que aún perduran en lo mejor de nuestra clase es tarea para el presente.
En un momento donde evidenciamos mas que nunca que el concebir la practica política como un conjunto de aspectos metodológicos sin una línea estratégica clara, para el presente, termina produciendo y reproduciendo aún mas la cultura del no se puede, de la resignación y de la fragmentación.
Son las prácticas regulares, sus orientaciones generales, las acciones que se llevan a cabo, las que dan experiencia y aquellas nociones ideológicas que nutren al trabajador y proporcionan empuje y perspectiva.
Un gremio fuerte es una producción, no viene solo como por arte de magia.
Desarrollar una alternativa de orientación sindical en el marco de un proyecto general de resistencia es una responsabilidad política impostergable.
Es desde allí, en la articulación de las diferentes expresiones de resistencia, desde las diferentes zonas de la actividad social política desde donde debemos ir tendiendo líneas de acción común en el escenario político actual.
Rompiendo el discurso hegemónico que intenta quitarnos confianza como clase en nuestras propias fuerzas.
Que quiere depositar todo el caudal popular y sindical en opciones parlamentarias, intentando convencernos de que debemos pedir permiso para poder posicionarnos, para reclamar, para opinar, para luchar y en el mejor de los casos orientar nuestras practicas radicales hacia una acumulación política de dispute espacios de poder también en la orbita del sistema y sus espacios.
Dando batalla a la no poca cantidad de dirigentes sindicales y todo su discursos y practicas que están orientadas hacia un debilitamiento total y general de nuestras herramientas sindicales con proyección transformadora.
Y esta batalla no será dada compañeros desde lo retórico, la radicalidad no obedece al orden del discurso y las palabras, obedece al orden de nuestras prácticas, de formar, crear y recrear espacios con dinámicas de participación e independencia.
Aquellos elementos ideológicos de lo mejor de nuestra clase, aquellos que en la articulación política de décadas anteriores arrancaron conquistas, propiciaron avances para nuestra clase, son legítimas experiencias a tomar para construir un pueblo fuerte.
A defender los legítimos conflictos sindicales
A rodear a los que luchan
A romper la fragmentación, a construir formas y practicas solidarias entre los de abajo
A construir espacios de resistencia y lucha
Por un 1º de mayo clasista con independencia de clase
Arriba los que luchan.