CARTA OPINIÓN fAU – Marzo 2021

CARTA OPINIÓN FAU MARZO 2021


ANTE LA VICTORIA DEL CLASISMO Y LA ACTUAL SUSPENSIÓN DEL «SINDICATO POLICIAL»

Amplio y profundo debate se ha generado en el movimiento sindical y popular, y también a través de la prensa, con participación de actores que nada tienen que ver con las organizaciones sindicales acerca de la suspensión del «sindicato» policial del PIT CNT, hasta que un Congreso analice y defina su situación.
Hace un buen tiempo que la Coordinación de Sindicatos viene planteando la discusión de le pertinencia o no de la integración del «sindicato» policial en el PIT CNT. Esta discusión cobró mayor relevancia luego de la represión a una marcha contra UPM en 2019. Es allí que sindicatos de diversas ramas como ferroviarios, postales, taxímetro, de la energía y el agua, de la educación pública y privada, gráficos, pesca, municipales, frigoríficos, van instalando el tema, ya sea directamente en la Mesa Representativa de la Convención y/o en sus respectivos sindicatos de base y a escala nacional. Otras agrupaciones sindicales hacen lo propio.
La militancia de FAU ha participado activamente en el medio sindical en este proceso, impulsando la expulsión lisa y llana de este adefesio. Toda nuestra militancia ha tomado este tema desde hace ya varios años como un eje de agitación y lo hemos colocado de todas las formas posibles en el tapete, no en la prensa, sino la propaganda y en el debate entre trabajadores y trabajadoras.
Pero por otro lado, llama la atención la conjunción de voces que han salido a defender a los suspendidos. Una ola de indignación recorre a la prensa burguesa y amarilla, a los políticos de todo pelaje, especialmente de la derecha más rancia y de las corrientes reformistas del movimiento sindical. Todos al unísono gritando y vociferando contra esta legítima decisión de la Mesa Representativa, y utilizando además todas las herramientas mediáticas para colocar en la opinión pública la idea de que los policías que integran el «sindicato» son «unos pobres agredidos» y los sindicatos que promueven la suspensión «unos ultras» o «unos trasnochados», que poco más viven «con los ojos en la nuca», como diría tantas veces Sanguinetti. Todas las horas de prensa favorables a la Policía «sindicalizada» y todos sus defensores -incluyendo a las corrientes reformistas dentro del PIT CNT y a periodistas «progresistas»- son la contracara de la inexistencia de la voz de los sindicatos que promueven la suspensión y que han tenido una clara actitud clasista.
¿Sindicato?
Cabe hacerse la pregunta, ya que un sindicato supone un conjunto de instancias y acciones donde participen los trabajadores y las trabajadoras, realicen medidas de lucha, negocien con la patronal, etc. Nada de ello se verifica en este caso. Tienen prohibido realizar paros y asambleas en sus lugares de trabajo, desacatar a la autoridad y tampoco tienen como práctica el desafiar dichos mandatos e imposiciones. Por otra parte, no han protagonizado ninguna medida de lucha concreta en todo este período y tampoco se han solidarizado con nadie.
Más que sindicato, el Sipfom tiene componentes de corporación, y además es clara su adhesión oficial a las políticas represivas que se llevan adelante, señalando que están más cercanos al gobierno de turno -y al Ministro Jorge Larrañaga- porque toma en cuenta con mayor ahínco sus planteos, y señalan que están a favor de la Ley de Urgente Consideración, marco legal de la política represiva a venir, y que desde ya, se va aplicando.
El «sindicato» policial aplaude las políticas del Ministerio del Interior y las declaraciones del Ministro, que sale en su defensa ante la suspensión. Y su representante legal opina políticamente, como un dirigente sindical más y no como su abogado. Su abogado es Andrés Ojeda, candidato suplente a intendente por Montevideo de la «coalición multicolor».
Pero por sobre todas las cosas, cualquier trabajador o trabajadora sabe que un milico no es un igual, no es un laburante. Ese saber popular se ha forjado a lo largo de siglos y es parte del saber de nuestra clase.
Esto viene de larga data
En 2005 al asumir el gobierno el Frente Amplio, el Ministerio del Interior de la época lanzó una política para permitir la «sindicalización» policial, que tuvo un inmediato correlato en la dirección mayoritaria del PIT CNT, abriendo las puertas de la Convención a la Policía. Fue un proceso de hecho, que se fue blanqueando a los tropezones, sobre todo porque había varios «sindicatos» policiales.
Era una doble operación: desde el gobierno «democratizar» a la policía e intentar cooptarla a los fines del progresismo. Para ello incluso, se les concedió aumentos salariales muy por encima de cualquier trabajador o traajadora. Hoy, un Granadero recién ingresado como funcionario del Ministerio del Interior cobra más que una maestra con varios años de antigüedad.
Por otro lado, las corrientes reformistas del PIT CNT se prestaron a ese intento «democratizador» de las fuerzas represivas, siendo Fernando Pereira el dirigente que cobijara bajo su ala al «sindicato» policial.
Resulta al menos curioso esta aceptación de la policía como trabajadores y a su o sus «sindicatos» como parte de la clase trabajadora organizada, en un movimiento sindical como el uruguayo, de larga trayectoria y acumulación de experiencias y de lucha, siempre enfrentando la represión policial.
Aplicando el garrote
Apenas asumió Lacalle Pou la primer medida que se tomó fue reunir a todos los nuevos jefes de Policía y brindar «orientaciones de trabajo». Fue evidente el mayor patrullaje y el retorno de la milicada a caballo. Varias denuncias se hicieron públicas sobre abusos policiales. Pandemia y emergencia sanitaria mediante aflojaron un poco, pero luego volvieron a la carga. Se desarrollan operativos contra comparsas de candombe donde fueron reprimidas especialmente mujeres de origen afro. Detenidos varios, personas golpeadas, pase a juzgado, etc.
Y el Sipfom respalda esa represión y señala que «se ajustó al protocolo», «se actuó según el reglamento» y el abogado Ojeda también la respalda y la fundamenta.
Los hechos ocurridos en Malvín Norte, donde policías dispararon perdigones con escopeta sobre dos mujeres y debiendo retroceder ante la furia de los vecinos, hablan a las claras de la esencia del accionar policial. O yendo unos años atrás, el asesinato de Sergio Lemos en Santa Catalina. O el desalojo del Codicen en 2015, la represión a los trabajadores de Buquebus, la detención de los trabajadores del transporte carretero por realizar una asamblea en la puerta de la planta de Montes del Plata, el intento de desalojo a los trabajadores de Bimbo y la represión a la movilización contra UPM, son algunos de los ejemplos de los últimos años que podemos mencionar.
Los operativos en los barrios no han cesado. Con el pretexto de la pandemia sumaron el patrullaje aéreo, el famoso helicóptero que sobrevuela la ciudad y la costa como en un operativo de guerra.
La «nueva policía» de Bonomi… y la «vieja» de Lacalle Pou
Durante la gestión del FA liderada por Bonomi se intentó lavar la cara de tan nefasta institución y se hablaba de «la nueva policía». Lacalle Pou volvió a la «vieja policía», a la que protagonizó la represión del Filtro en la época del gobierno de Lacalle padre.
Más allá de cierta «interna» entre la cúpula policial, el aparato represivo ha sido tecnificado en forma importante durante los últimos 15 años, pero como reconoce el propio Sipfom «son la misma policía de siempre» .
Una institución podrida
La policía no es una institución neutra, como tampoco lo es el Estado. Quienes desde el campo de la izquierda y el movimiento sindical intentan justificar la afiliación del «sindicato» policial al PIT CNT en la necesidad de «infiltrar» las fuerzas policiales… tienen una pobre lectura de la realidad, por decir lo menos.
Confundir a las fuerzas policiales (y/o militares) uruguayas con los Ejércitos formados por campesinos en Rusia en la Primea Guerra Mundial o pretender que la policía de aquí puede tener participación en algún evento revolucionario, es digno de una miopía política o de un engaño y autoengaño que no se lo puede tragar nadie. Primero, porque estamos hablando de situaciones lejanas en el tiempo y que nada tienen que ver con nuestra realidad; y segundo, porque la policía uruguaya jamás ha dado señales de pretender participar en acciones de carácter popular. Por el contrario, son la fuerza que está del lado de los patrones cuando ocurre un desalojo o intento de desalojo de un centro de trabajo ocupado, los que han reprimido varias movilizaciones, detenido arbitrariamente gente en la calle, etc.
La función de la Policía como institución es la represión. Son el brazo represor y armado del Estado. Su función es reprimir y proteger la propiedad privada, base fundamental del sistema capitalista. Los funcionarios policiales deben cumplir ambas funciones. Por lo tanto, cabe preguntarse, ¿qué hacen en el PIT CNT?
Es esa misma institución policial a la que perteneció el torturador Castiglioni, idolatrado por el personal policial y del cual se ha colocado y luego quitado una placa en su homenaje en la Dirección de Inteligencia. De paso digamos, que los funcionarios de Inteligencia («tiras») siguen estando infiltrados en todas las movilizaciones del campo popular. Su participación es para recolectar información para la posterior represión y armado de causas judiciales, no participan en señal de «apoyo» a esas luchas.
Es la misma institución que asesinó al obrero de la construcción Guillermo Machado en época de razzias post-dictadura, primer gobierno de Sanguinetti y a Morroni y Facal en el Filtro. Es la misma institución que asesinó a Líber Arce, Heber Nieto y todos los mártires estudiantiles…
Fue clave su participación cuando las FFAA toman el «control institucional del país» a fines de 1971, siendo parte de las «Fuerzas Conjuntas». En sus dependencias se torturaba, siendo Inteligencia un lugar de pasaje de cientos de militantes por la picana, el tacho y los golpes.
También esta institución fue parte de la Dictadura, en ese período continuó con las acciones arriba reseñadas. Varios policías fueron parte de los «grupos de tareas» que operaron aquí y en Argentina, secuestrando y torturando compañeros y compañeras, desapareciendo y asesinando, secuestrando niños y bebés… Una institución infame.
Es una institución clave en el Estado, especialmente en el Estado burgués, es decir, como brazo armado de la clase burguesa. Claro, los burgueses no se van a ensuciar las manos, para eso está ese aparato infame lleno de gente a la que se le ha sembrado el odio a los y las de abajo y el amor a la autoridad. Incluso en la actualidad, gran parte de los femicidios se producen a manos de quienes integran este aparato represivo.
Un pasado de gloria del movimiento sindical
El movimiento sindical uruguayo se construyó al calor de innumerables y potentes luchas, huelgas, acciones directas, que siempre fueron duramente reprimidas por la Policía. Cientos son los desaparecidos y desaparecidas y miles los presos y las presas que habitaron las cárceles de la dictadura que pertenecen o pertenecieron al movimiento sindical uruguayo. Nos cuesta creer que aquellas generaciones de tan duros y combativos militantes como León Duarte, Gerardo Gatti y también otros desde otras tiendas si estuvieran aquí, estarían de acuerdo con «sindicalizar» a la Policía. Por algo en su época eso ni se planteaba, ni los más contumaces reformistas se atrevían a plantearlo, tal vez siquiera a pensarlo.
Y es fácil y sencillo: la Policía solo puede producir «gente» de la calaña de West (jefe de policía de Montevideo a principios de siglo XX), de Campos Hermida, y otras serie de infames asesinos; las organizaciones populares verdaderamente de clase producen otro tipo de ser humano: luchador, combativo, solidario, y con los ojos puestos en un mundo nuevo.
Es por ello que hay que fortalecer a las organizaciones sindicales y en su seno a las tendencias y agrupaciones clasistas, de modo de fortalecer las posiciones de lucha y dignidad en el movimiento sindical. Es posible avanzar luchando, juntándose con otros trabajadores y otras trabajadoras, teniendo bien en claro quién es el enemigo de clase y las instituciones de que se sirve para perpetuar sus privilegios.
Los y las anarquistas de FAU estamos en esa perspectiva, arrimando el hombro en las luchas y en la construcción de un movimiento sindical clasista y combativo. Solamente con una política clasista se fortalecerán los sindicatos y podrán frenar el avance represivo y de las patronales.
Si se profundiza esta línea de trabajo, consolidando agrupamientos clasistas en cada sindicato con una orientación clara de trabajo, hay posibilidades de potenciar la lucha y replicar los esfuerzos de todos los compañeros y todas las compañeras.
Esta perspectiva no es nueva, es la de Gatti y León Duarte, la de Washington Pérez y Trías, la de Blas Facal y Wellington Galarza, la de Juana Rouco Buela y Virginia Bolten, y la de todos los hijos e hijas del pueblo que han construido nuestro movimiento sindical, clasista, de combate, solidario y con una perspectiva socialista y libertaria. Debemos continuar ese camino.
¡EN EL SENO DEL PUEBLO NO HABITAN REPRESORES!
¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!

FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA

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