Discurso del 10 Aniversario de la FAU (1966).

Extracto de la intervención del Secretario general de ese momento, Gerardo Gatti, en el cierre del Acto del 10 Aniversario.

Diez años de lucha por el socialismo y la libertad. De combate contra el imperialismo y la burguesía. De defensa de las causas populares.

En oposición a las tesis reformistas que llevan a la coexistencia de clases y al desarme político y moral del proletariado, la FAU reivindica como alternativa necesaria la acción directa popular.

Solidaridad de clase sin cálculos politiqueros; lucha llevada a fondo, forja de la unidad. En la vida del movimiento sindical y popular estos tres conceptos nos parecen básicos e inseparables. La unidad sin la lucha es una consigna vacía; la lucha sin unidad se da en condiciones inconvenientes.

…Apoyar la rebelión que espontáneamente se manifieste, no frenarla, no desviarla. Promover, orientar, organizar, llevar a fondo la lucha de clases, que es lo contrario a la coexistencia de clases.

…A contrapelo de la alharaca reformista programada por la burguesía; al margen del «embalaje» electorero que al régimen favorece; se desarrolla y afirma una labor no siempre visible, muchas veces abnegada, generalmente oscura, seguramente efectiva. La protagonizan a lo largo y a lo ancho del país, militantes de diversas procedencias ideológicas, y en muchos casos nada «esclarecidos». Pero tenaces y decididos. Gracias a esta acción se han ido ganando y defendiendo libertades y conquistas. Es una labor que se realiza en el mejor estilo de la izquierda auténtica: de manera modesta y creadora. Pensando sin clichés mentales. Tampoco creyéndose «descubridores de la pólvora». Sabiendo que la historia no se empieza a escribir cuando a algún «iluminado» se le ocurre alguna idea genial. Siendo conscientes, respetuosamente conscientes, que la historia la hicieron aquí heroicos militantes de la «vieja guardia»; y con su pelea y arriesgando sus vidas, la están escribiendo otros hombres y otros pueblos.

…De lo que se ha hecho y se está haciendo a lo largo de todo el mundo, tenemos los uruguayos mucho que aprender. Sacar conclusiones de los aciertos y de los errores… Teniendo claro a la vez que hay situaciones distintas, en cada lugar y cada etapa histórica, que no modifican los fines de la pelea, pero que sí condicionan la forma de actuar, los métodos, la estrategia y la táctica. Comprendiendo que hay caminos nacionales específicos para conquistar el socialismo y la libertad. De otra manera la «ideología» no sería otra cosa que la obsecuencia a «bastones de mando», o mera declaración de principios proyectada a las nubes.

Las condiciones no están dadas

Quien no atiende las condiciones concretas sobre las que deben trabajar, puede ser un fecundo soñador, pero no un revolucionario. Quien se limita a ir a remolque de esas «condiciones» y a reforzar el régimen, podrá ser un persistente reformista, pero no un revolucionario.

… Las condiciones para una acción revolucionaria no surgen de manera espontánea. Si creemos, realmente, que la crisis que soporta el país, admite sólo una salida de ese tipo, las condiciones para ella deben ser creadas.

Electoralismo y parlamentarismo: trabas para la izquierda

Las condiciones hay que crearlas, decíamos.

Para lo cual hay que unir a todos los que viven de su trabajo, por encima de cintillos partidarios. La puja electoral… no crea conciencia, confunde. No promueve la lucha, la paraliza tras espejismos. No apunta directamente al logro de conquistas, las desvía. De la misma forma que desvía, paraliza, confunde y divide la sustitución de la movilización popular por el programa obrero, por el juego de reformas y contra reformas de la Constitución.

Las elecciones y la cortina de humo reformista son tácticas de la burguesía. Viejas y hábiles maneras de hacer creer al elector que es él quien está decidiendo. Cuando en verdad es una reducida oligarquía la que tiene en sus manos la riqueza y el poder… A ese mismo poder real sirve de decorado el Parlamento. En todos los casos las clases dominantes tienen como garantía su aparato de represión.

Por todo esto es absurdo intentar, a esta altura, convertir al Parlamento en motor para la transformación social o en instrumento para la resistencia.

…El electoralismo «de izquierda» significa, en definitiva un intento utópico, fuera de tiempo, de restituir al Parlamento burgués un prestigio ya perdido.

…Hay quienes sostienen la posibilidad y la conveniencia de emplear simultáneamente la vía parlamentaria y la vía sindical y popular.

…Esto implica aceptar la filatélica labor de coleccionar bancas parlamentarias como un aspecto importante, que poco a poco se va volviendo fundamental… la actividad parlamentaria y su antesala electoral, absorbe, suple o subordina a todas las demás formas de acción político-social.

…Es cierto que del Parlamento pueden salir, y ocasionalmente salen, algunas leyes que convienen a los trabajadores. Pero cuando ello sucede es por la presión popular, no por la acción persuasiva que los legisladores de izquierda ejerzan sobre sus colegas.

…No creemos que el tema esencial sea en definitiva votar o no votar. Lo que importa es lo que se hace y no lo que se vota. Lo definitorio no es la actitud en un domingo aislado de fines de noviembre, cada cual metiendo papelitos en un agujero dentro de un cuarto secreto… Lo que define es lo que se haga, y cómo se lo haga y para qué se lo haga, todos los días que preceden y todos los que siguen a ese domingo folklórico…

Sólo por la acción directa se forja un pueblo fuerte

Al igual que las conquistas sociales, las libertades individuales, gremiales y políticas que existen en nuestro país, deben ser defendidas palmo a palmo. Como fueron conquistadas. Por la acción directa de los trabajadores y los sectores avanzados… Nada tiene esto que ver con «defender la democracia», con defender al régimen. Hay sí que defender las libertades y conquistas del pueblo, profundizarlas, ampliarlas, darles cabal sentido social. Si el pueblo retrocede serán menoscabadas y conculcadas, por más Parlamento «progresista» y «esclarecido» que hubiere.

…Resistiendo en todos los terrenos a la reacción: así se forja un pueblo fuerte… Organizando su poder, ejerciéndolo desde los sindicatos urbanos y rurales, desde las ligas barriales, desde los núcleos populares, desde las fuerzas de izquierda.

Ejerciendo la acción directa, el pueblo, la gente, protagoniza la vida política del país. Y se une.

…Así adquiere forma y dimensión la lucha de clases. Así se crean las condiciones para el cambio radical para la transformación revolucionaria imprescindible.

…En la medida que el programa y los métodos que apliquemos sean justos; representen el interés de la mayoría; interpreten las aspiraciones del país; reflejen la necesidad de trabajo, techo, salud, cultura, pan; encarnen el sentido de libertad e independencia de nuestro pueblo; en esa medida, será el pueblo quien derrotará a la reacción, respondiendo a su violencia de la manera que corresponda.

En torno a la vigencia del socialismo libertario

Reafirmamos todo lo que es válido y vigente del pensamiento socialista y libertario, y de la acción del anarquismo revolucionario. La acción directa popular como método para el combate anticapitalista y la construcción socialista. El protagonismo de los hombres y los pueblos como factor de la historia… El rechazo a todo reformismo y a todo burocratismo. La concepción del socialismo y la libertad como dos fases inseparables de un único proceso de liberación humana… El estudio de esta realidad plantea la vigencia del federalismo como tendencia progresiva de la organización económica y política socialista. Para asegurar una participación lo más amplia posible desde el principio y cada vez mas amplia del pueblo en la planificación, organización y gestión de la vida económica… Reafirmamos en esa reelaboración, el sentido humanista, la reivindicación y el ejercicio pleno de la libertad que el auténtico socialismo significa.

 

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