Compañeros y compañeras:
Nos damos cita hoy, evocamos desde aquí, las luchas pasadas, las luchas presentes, los anhelos de libertad, de justicia, de no claudicación de nuestros pueblos ante los embates de los de arriba.
Enfrentamos a un suceso sin precedentes en el marco del capitalismo global, es por esto que estamos aquí, refirmando nuestra rotunda convicción, anclada en nuestra postura revolucionaria de entender al 1° de Mayo, como un día de lucha, de movilización de las y los de abajo, que debe encontrarnos en las calles.
Desde nuestra práctica política cotidiana, insertos en los problemas de nuestro pueblo, en sus debilidades y en sus fortalezas, en sus aciertos y en sus errores es que recordamos, reivindicamos y mantenemos vigentes a los mártires de Chicago.
Es solo desde ese lugar, estando insertos, metidos hasta el hueso con los problemas de nuestro tiempo, forjando, aportando, construyendo es que damos sentido a nuestra existencia como Organización Política.
Sin dogmas, sin recetas, pero con la agresividad ideológica que corresponde la cual esta etapa nos está exigiendo.
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Nos enfrentamos a una pandemia de carácter mundial, ha penetrado en todos los continentes, bien sabemos que la misma generará cambios en diversos aspectos, incluso penetra en la subjetividad de los de abajo, introduciendo nuevas nociones ideológicas o fortaleciendo y consolidando otras que ya estaban permeando a nivel social.
Es prematuro hacer análisis pormenorizados y menos aún, acabados, pero su impacto nos obliga a platear el inicio de una nueva situación, el arribo de una etapa global, consolidando una política de control a gran escala, aumentando medidas represivas y militaristas, donde se deja al descubierto décadas donde el neoliberalismo ha pauperizado uno de los servicios sociales más relevantes: la salud pública. En esos países donde ha sido mayor el grado de reformas de este calado se ven las consecuencias, España, Italia o EEUU, por citar algunos ejemplos.
Previamente ya se habían dado señales, a nivel mundial, del comenzó de una significativa crisis económica, la cual se ve profundizada con el arribo del coronavirus y su carácter de expansión a un nivel planetario, el mismo ha profundizado la inestabilidad de los mercados a nivel internacional.
El precio del petróleo y su efecto no va a tardar en repercutir en las economías periféricas de nuestro continente, lo cual generará costos significativos en la vida cotidiana de nuestro pueblo.
Mucho se habla, se especula, se reproducen diversas teorías de los más diversos tenores, se presenta como una bisagra histórica, se ha convertido en el foco a nivel mundial, cerrando fronteras, golpeando de gran forma la economía global y causando la muerte de miles de personas.
Nuevamente, se pone al descubierto una de las facetas más mezquinas e inhumanas del sistema capitalista, con discursos de lo más reaccionarios con sectores sociales de nuestro pueblo, poniendo el dedo acusador sobre las clases oprimidas.
Toda la tecnología aplicada en favor de las grandes empresas y del alto capital, no pueden ni prevenir ni combatir al virus. Parece no alcanzarles a las fabulosas ganancias de la industria farmacéutica, es claro, aquí no hay más que sentido común capitalista, pero que tiene sus efectos en la crisis de salud que se está viviendo en el mundo entero. Donde en diversas ciudades se les plantea a mayores de 60 años que se queden en sus casas, que no hay nada para hacer con ellos, condenándolos en masa.
Esto nos abre otra línea de análisis, es significativo que este virus, tiene sus consecuencias más importantes sobre la población más golpeada a nivel mundial en las últimas décadas, aquella que posee más de 60 años de edad. Mientras se plantea el abandono de gran parte de los tratamientos, se encarecen los sistemas de salud, sin vacunas, ni medicamentos. También se Reforma el sistema de seguridad social como se ha realizado tanto en Argentina o en Brasil durante estos últimos años, y que en Uruguay ya han dado pasos en esta dirección, siendo tema de comunión entre el gobierno y la nueva oposición tibia y conciliadora.
Bien sabemos quiénes pagaran los costos de esta crisis, los sectores más precarizados y sumergidos, esos miles que no cuentan con agua potable, donde el hacinamiento es la norma, las decenas de miles en situación de calle, los trabajadores independientes, esos que salen día a día a traer el mango para sus casas, aquellos que están guardados y padecen las golpizas de los milicos, el hambre y el hacinamiento. Los y las de abajo, esos que periodo tras periodo, gobierno tras gobierno sufren las consecuencias de un capitalismo cada vez más feroz y opresor.
Desde arriba han construido un clima donde reina el pánico, el temor, la incertidumbre absoluta, en donde el enemigo parece ser el que sale a trabajar cotidianamente, o recientemente el que no usa tapabocas o se acerca en una fila. Han arremetido con medidas restrictivas y represivas, donde el Estado es el garante para contener a un virus que se expande cotidianamente. Se promueve una retórica bélica, reforzando nociones patrióticas, olvidando las desigualdades de clase.
Al mismo tiempo, tanto la cuarentena total, esparcida en gran cantidad de países, como el aislamiento voluntario, el aplicado en Uruguay, el permite al capitalismo reestructurarse, tecnificando su dominio, saqueo y absoluto control sobre los pueblos. Se acentúan los controles totales de la población iniciados en la última década, se impiden los movimientos, donde se aprovecha para militarizar la seguridad pública y las fronteras, en países donde no estaba instalado y menos aún legitimado.
Hacíamos mención a lo ideológico y la consolidación de discursos reaccionarios y fascistas, y es en este marco que se acentúan las prácticas racistas, donde el otro es un enemigo, y en el cual todo habitante de tal o cual país puede traer consigo el virus y su contagio es inminente, llevando al cierre masivo y prematuro de fronteras, la suspensión de mercados, colaborando de esta forma en el fortalecimiento de zonas económicas en diversos espacios del mundo.
Los poderosos sacan provecho, utilizan la situación para mover sus hilos, se toman todas las medidas para contener las protestas sociales que existían en diversas partes del mundo, el Ejército sale a jugar su juego, reprimiendo de forma significativa a todo aquel que no cumpla con las llamadas normas sanitarias.
Han cambiado el día después, por la nueva normalidad, para referirse a un conjunto de prácticas y nociones que permanecerán luego de superado al virus y todas sus consecuencias.
Este concepto no es nuevo, su origen se remonta a la crisis económica del 2008 donde había que acostumbrarse a un periodo largo de poco o nulo crecimiento, donde ya nada volvería a ser como antes, así lo imaginaban los estudios en ese entonces. ¿Qué es lo que viene para quedarse con el coronavirus?
Una de las tantas aristas que tiene la situación actual tiene estrecha relación con el control social y como ha tecnificado sus mecanismos de dominación, o más bien a consolidado sus diversos dispositivos, imponiendo nuevas nociones o generando cambios a la hora de interpretar conceptos y acciones propios de los vínculos entre las personas.
Han marcado claramente lo que está bien, lo que se debe hacer y lo que no, nos lo repiten hasta el hartazgo, desde la televisión, la radio, las redes sociales, cuando nos permitimos andar por la calle, o circulamos en el ómnibus.
Realizaron todo lo que está a su alcance por modificar los valores elementales de nuestro pueblo, o si bien los repiten, hacen que estos cambien de sentido de forma radical a como tradicionalmente los percibíamos y decodificamos.
Un ejemplo lo tenemos con el concepto de Solidaridad, un elemento tan significativo para nuestras tiendas. Ahora la solidaridad ya no tiene que ver con el otro, construir a partir de un vínculo de igualdad, reciproco, sino más bien es quedarse dentro de un lugar, encerrarse, aislarse, eso nos quieren hacer creer que es la solidaridad, buscan despolitizarlo y sacarlo del universo de los y las de abajo, hasta las empresas lo utilizan constantemente.
Cada casa se ha convertido en una celda, generando el aislamiento absoluto entre las personas. Se venera la virtualidad como lugar de encuentro válido y único posible.
Claramente es prematuro poder evaluar que quedará de todo esto, pero seguramente que estas sutilezas y que se han vuelto centro del discurso de los de arriba, va a tener cierto calado en las prácticas futuras de nuestra sociedad.
Mientras los de arriba se organizan y tecnifican su poderío sobre los pueblos, se abren nueva perspectiva de lucha a futuro, esas luchas que están vivas y han crecido a lo largo del planeta. No podemos desconocer, ni creer que esto borrará definitivamente los meses de lucha y resistencia en las calles del pueblo chileno, una lucha extendida por todas las regiones a lo largo del país, o las movilizaciones en Francia, Colombia y en tantos otros países que han dado pelea en las calles.
2019 ha sido uno de los años con más conflictos sociales en todo el mundo, grandes han sido las movilizaciones desarrolladas en Hong Kong, Beirut, Barcelona, India, Ecuador, Sudan, Irán, entre otros, con protestas antigubernamentales, o también relacionadas con el cambio climático o la protección ambiental en más de 100 países. Los pueblos se organizan y dan pelea.
En este contexto, y refiriéndonos en el plano local, es nuestra tarea en el campo social construir una línea de acción militante, coordinando los diversos frentes de inserción, poniendo en el foco de nuestra pelea, la lucha contra despidos, la reducción de salario, la cual no tardará en instalarse y lograr legitimidad pública ante la crisis económica que ha emergido, el reclamo de subsidios económicos, defendiendo la salud pública de calidad, con un presupuesto acorde, donde las condiciones de trabajo también deben estar arriba de la mesa, apelar a la lucha y la solidaridad entre los y las de abajo en esta etapa que nos impone resistir y luchar sin tregua.
Hoy vemos como desde los barrios y los sindicatos se ha extendido la solidaridad, las ollas populares se han multiplicado en esta nueva etapa que ha iniciado en marzo, en todos los barrios, llegando al interior del país. La realidad instalada nos impone estar y hacer frente a la tarea, pero con un estilo que no hace alharaca de la situación, lejos de montar un espectáculo de la pobreza y el hambre, como si hacen los medios de comunicación, u otras corrientes que operan en el escenario político. Nuestras prácticas políticas están ancladas en los y las de abajo, y desde ese lugar que debemos abordar la temática, analizando posibilidades que nos permitan avanzar en materia de propuestas ante la situación asfixiante que se nos impone desde arriba.
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El virus y su arribo a nuestro país pone al descubierto la miseria y la pobreza que impone este inmundo sistema, nos hablan de aislamiento, el quedate en casa, se persigue desde diversos medios y en distintas formas ese discurso, incluso llegando al hostigando a la gente que circula por las calles de nuestra ciudad, se olvidan de los barrios, de la periferia, allí donde lavarse las manos es imposible, donde no llega el agua, donde la distancia social parece un chiste de mal gusto. Donde el teletrabajo que tanto pregonan no llega, y hay que salir a parar la olla día a día.
Se vive como se pueden y donde se puede, entre la tierra, en las rocas, en ranchos que no aguantan el primer temporal, no hay saneamiento, ni energía eléctrica, donde la inundación es moneda corriente, allí donde no llegan propuestas, donde las cámaras no van, o si van, lo hacen en plan de abonar el circo de la miseria.
No hay respuestas para estas miles de familias, la que se replican por todo el país, donde la dignidad y la resistencia son bandera en el diario vivir, pero a los que no se les brinda ninguna salida ante las tremendas problemáticas que se padecen a diario.
La única salida que se propone, la cual no es nueva y ya vienen de años anteriores profundizándose, es la represión, inundando de milicos las calles, no podemos olvidar la represión en Malvin Norte recientemente, donde se empezó a disparar a vecinos y vecinas sin mediar palabra, y en ese ejemplo, la situación de tantos barrios donde el hostigamiento de la milicada es una constante.
O el caso de Santa Catalina donde cientos de vecinos han ocupado tierras que por décadas habían sido abandonadas y ahora se los quieren sacar, y encima con procesamientos judiciales, ahí parece no correr el quédate en casa que tanto difunden.
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Hablar de represión, nos lleva de la mano a la Ley de Urgente Consideración, buscaremos analizar algunos elementos, que claramente es importante poder profundizar mucho más. Este ha sido el caballo de batalla de este gobierno una vez culminada la elección en noviembre del año pasado.
Ahora, con crisis sanitaria y económica mediante, se arremete con esta ley y su gran articulado, podemos decir que la misma apunta a reforzar la represión en todos sus niveles, fortaleciendo la privatización al máximo.
Con respecto a las empresas públicas privatiza, mercantiliza y burocratiza en su totalidad el sistema de compras estatales, se pone nuevamente en el foco a las empresas públicas, algo que no ha cesado desde los 90, la crisis a nivel público del mundo entero en estos momentos a partir del nuevo virus, parece no enseñar nada, los resultados son más que claros.
A grandes líneas, el proyecto avanza a pasos agigantados en la privatización, reduce la plantilla de funcionarios y coloca trabas burocráticas para obstaculizar las compras estatales.
Ahora bien, el elemento medular de su articulado lo constituye la llamada seguridad pública, donde se aborda las normas penales, apareciendo la “legítima defensa”, donde son incluidos el personal militar y policial. El proyecto de ley, arremete en materia represiva donde todo parece ser penado con cárcel, se apunta al aumento de presos en el país en gran medida, parece no alcanzarle los altos niveles ya existentes, las condiciones de hacinamiento que padecen un montón de jóvenes pobres de nuestros barrios que terminan llegando ahí.
Se amplían las potestades de la policía en la vía pública, donde pueden parar, hostigar, pedir documentos, investigar, ahora con la situación sanitaria se legitima la carta libre, algo que ya se venía realizando desde gobiernos anteriores y que el FA había profundizado, pero ahora se busca legislar.
Se hace mención a la “apariencia delictiva”, el porte de cara de otras épocas, se persigue al pobre, a su pinta, a su andar, ese es el potencial delincuente. Gandini figura del actual gobierno agudizaba su discurso y planteaba que los tatuajes y la gorrita, son elementos para identificar a un potencial criminal.
Agudizan la impunidad del aparato estatal, apuntando a la represión de movilizaciones, se les otorga licencia para matar de forma absoluta.
En definitiva, no todo su articulado es nuevo para los de abajo, varios aspectos ya se están aplicando desde larga data, pero buscan profundizar las políticas neoliberales y represivas, se perpetua el ajuste y el garrote como elementos medulares del nuevo gobierno, a través de una ley que abarca todos los órdenes de la vida social y política del país.
En esa línea llegaron al gobierno a partir del 1° de marzo, vimos como a partir de ese momento, montaron todo un escenario represivo, hostigando a vendedores callejeros, a jóvenes en los semáforos, el despliegue policial en esas primeras semanas fue de gran tamaño, parecían querer llenar el ojo después de haber batallado meses y meses con la delincuencia, la seguridad y todo un aparato para dar garrote a los y las de abajo.
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Nos encontramos a horas de un nuevo 1° de mayo, con todo lo que implica para el mundo obrero, para clase trabajadora. Uruguay no es una isla, como decíamos, los coletazos de la crisis económica y sanitaria a nivel global ya comenzaron a generar sus consecuencias.
Seguro de paro, desempleo, es algo que nos ha acompañado y se ha vuelto costumbre desde mediados de marzo. Pero este será un año atípico, no se realizará el acto de nuestra convención de trabajadores, esa que fue forjada con gran compromiso y esfuerzo por un montón de compañeros y compañeras, en una época donde el escenario político les exigía organizarse y dar pelea, donde había que poner todo para sacar las cosas adelante, donde la burocracia no había penetrado en el movimiento sindical y se pregonaban valores como la solidaridad, la lucha y la resistencia de los y las de abajo.
Algunos sectores proponen una vez más la desmovilización, se aferran al quedate en casa, nuevamente queda al descubierto la metodología de acción sindical reformista, con discursos temerarios con respecto al virus, salen por la televisión con sus máscaras, a desmovilizar, no denuncian la situación generada y como esta es aprovechada por los de arriba, las cámaras de comercio e industrial, por nombrar algunos, los que finalizan enriqueciéndose de toda esta realidad.
Luego vinieron las ideas y vueltas con respecto a la movilización, actos, caravanas, que se resuelven en espacios cupulares, se hacen anuncios a la prensa y luego la Mesa representativa, sin darle el lugar político que le corresponde en la Convención, funciona como un mero trámite oficial de lo que ya estaba en marcha.
Se busca impulsar un diálogo social desde la convención, tal cual aconteció en la crisis del 2002, y el gobierno le da la espalda, los sindicatos actúan desarticuladamente, según sus fuerzas es aquel que puede arrancar algún logro en un panorama para nada favorable.
Buscan que nos gane la resignación, la desmovilización, pero no será posible compañeros y compañeras, seguiremos dando batalla ideológica, movilizándonos, encontrándonos en los lugares donde haya un puesto de lucha, estando presente y siendo carne de lo mejor de nuestro pueblo y sus valores de clase. Es por esto que no podemos dejar de nombrar a la Columna Cerro – Teja, la cual año tras año, mantiene sus principios y postura irrenunciable, inclaudicable, de lucha, de estar en las calles, en un día que representa lo mejor de nuestro pueblo, todas las luchas, las resistencias, las prácticas solidarias que se han perpetuado entre los y las de abajo y nos dan esperanzas para un mejor mañana.
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El tema DDHH merece un capítulo, breve, pero es menester introducirlo, claramente no podemos separar el pasado, los duros crímenes contra nuestro pueblo, con la represión de hoy, con lo que sucede en nuestros barrios todos los días.
Para algunos olvidar, perdonar, mirar hacia adelante es el camino a seguir. Lo han hecho mientras torturaban a compañeros y compañeras, lo hicieron ante la ley de impunidad y ahora continúan profundizando ese discurso.
Las muestras de impunidad de los de arriba no cesan, siguen operando, mantenido una práctica clara, sostenida en el tiempo, parece ser transversal a los gobiernos, desde 1985 está a sido la política aplicada por todos, sea del color que sea, no vemos más que continuidad entre el gobernó del FA con el de la coalición multicolor en materia de impunidad y DD.HH.
La impunidad se manifiesta de forma constante, hacen su juego político, se muestran y van midiendo las repercusiones que generan, lo hacen a través de la figura del nefasto Guido Manini Rios, el cual ha inundado la escena política a lo largo de la campaña electoral con discursos en ese tenor, recientemente ha realizado un discurso defendiendo a varios militares participantes de torturas y violaciones a los Derechos Humanos durante la última dictadura del día 14 de abril, fecha relevante para los militares y fascistas.
Ha respaldado a varios militares que han sido condenados por el Poder Judicial en diversas causas. Cuestionó al propio Poder Judicial por actuar en medio de la emergencia sanitaria en el caso de Lawrie Rodríguez, quien fuera el centro de la alocución de Manini Ríos. Este ex capitán sería según Manini, otro «pobre viejito», población de riesgo ante el coronavirus. Pero este «pobre viejito», «juzgado por hechos que ocurrieron hace 40 o 50 años» es uno de los responsables del asesinato de nuestro compañero Iván Morales, militante de FAU y de su expresión armada OPR 33.
Este compañero, se sumó a la Organización y participó de un sinnúmero de actividades y acciones. Siempre aportando desde la humildad a un proyecto colectivo y de lucha popular.
Ante el golpe de Estado de 1973, Iván se traslada a Buenos Aires con el conjunto de la militancia de OPR y de FAU. Se planteaba derrocar la dictadura militar con lucha popular en la calle.
A fines de 1974 retorna al país con tareas concretas. Es apresado y salvajemente torturado. Muere en la tortura aunque sus asesinos pretendieron hacer creer a su familia que se había suicidado. Lo estaban interrogando los genocidas Manuel Cordero y Gustavo Taramasco.
Manini reclama «garantías» para el torturador Rodríguez y para todos aquellos que impusieron y desarrollaron una política de genocidio, de tortura de buena parte de la población, donde se mató, violó y desapareció a niños y niñas. Hay más de 200 desaparecidos por parte las fuerzas represivas. Las «garantías» a estos asesinos se las dió la política de impunidad del Estado uruguayo en estos 35 años, gobernara quien gobernara.
Hoy, vemos como esos genocidas, tienen un lugar en el parlamento, hacen política y no solo desde el Ejercito, reivindican lo hecho y señalan de un modo u otro, que están dispuestos a hacerlo otra vez. Insultan la dignidad de nuestro pueblo y al conjunto de organizaciones sociales que luchan por una sociedad más justa.
Junto con los dichos de Manini, se dispuso la condena a José Gavazzo como coautor del homicidio de Julio Castro, no se habla de los otros 27 casos que se le investigan, se lo condena a 25 años de cárcel a sus 80 años de edad.
Allí detallaron la detención de Julio Castro en la vía pública, su traslado, como buscaron justificar su desaparición, como fue su muerte y como han sido recuperado sus restos en el batallón 14 en el 2011.
Junto con el caso de Gavazzo, también hay 25 militares y policías con elementos pendientes de su resolución, acusados por diversos actos violatorios a los DD.HH. quizás se está aguardando que ya no estén para condenarlos.
Compañeros y compañeras, bien sabemos que ahí no está la justicia, es desde este ámbito donde se ha perpetuado la impunidad, donde se mira para el costado o los mandan a cárceles de lujo, como sucede en nuestro país, y en los países vecinos donde se ha llegado a esta instancia. La justicia la debemos hacer desde nuestros lugares de inserción, nuestros ámbitos barriales, sindicales, estudiantiles, es desde ahí que debemos continuar esta lucha contra la impunidad, en recuerdo a nuestros compañeros y compañeras. Aquellos que lo dejaron todo, esos que no miraron para el costado y lucharon hasta el final por mantener vivo el sueño y la utopía de un mundo libre y justo.
Esos compañeros que eran hijos de una coyuntura, de un momento que los impulsaba a tamaño compromiso y entrega.¡Seguiremos levantando la bandera del Ni Olvido Ni perdón! Compañeros y compañeras.
Nosotros no vamos a olvidar, no ingresaremos en la lista de los que miran para el contado, los crimines contra la clase no pueden perdonarse ni olvidarse.
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En el plano político las elecciones desarrolladas el año pasado nos imprimen un nuevo escenario, el cual por motivos de tiempos es difícil desarrollar aquí y ahora, pero hay varios elementos que darán continuidad, al mismo tiempo que buscarán fortalecer elementos represivos, consolidando el ajuste y su impulso privatizador.
El gobierno del FA ha elaborado los cimientos de la realidad política actual, fue constructor de la aparición de Cabido Abierto y todo su discurso reaccionario y fascista, tecnificó el aparato represivo estatal de forma exponencial, dio pasos firmes en la mercantilización y privatización de las empresas públicas, como también de la salud y la educación, por nombrar alguno de los elementos donde vemos continuidad con la última década en el plano político estatal.
Algunos hablan de una regresión a los 90, y no podemos caer en simplismos o análisis precarios, la historia no se repite y no podemos pensar que todo lo desarrollado en los 90 va a regresar en su totalidad y de la misma forma, hay elementos nuevos, relacionados con la coyuntura que estamos atravesando, donde se afianza el discurso reaccionario a nivel social.
Se observa un considerable avance y crecimiento de la derecha, de los grupos fascistas y de su ideología, pero a estos no se los frena votando, las urnas nunca han sido un instrumento de los y las de abajo para frenar estos avances. A la derecha se la enfrenta, frena y derrota en las calles, organizando la lucha popular, construyendo un pueblo fuerte capaz de dar pelea, pero que al mismo tiempo avance en participación y en democracia de base, que tome decisiones y pueda construir y consolidar las verdaderas herramientas que abonen el camino hacia cambios reales y profundos.
Para los y las anarquistas de FAU- el voto y las elecciones son parte de la estructura del Estado. No votamos porque no creemos en los mecanismos que juegan en el marco de la estructura de poder del enemigo de clase. El sufragio se ha demostrado a lo largo de la historia ser una vía muerta al socialismo.
Como sosteníamos en un documento de la organización de hace varias décadas: “En nuestra práctica revolucionaria cotidiana los anarquistas no sólo nos distinguimos por una estrategia singular de poder sino por un estilo militante que implica una particular forma de hacer política. Esto es natural y lógico en la medida que nuestro quehacer militante se subordina y se relaciona coherentemente, además de hacerlo con nuestra estrategia de poder popular, con nuestra crítica de la sociedad y con nuestro específico proyecto de transformación libertaria. Esta metodología de trabajo revolucionario está constituida por un conjunto de elementos indisociables que pautan la coherencia y la unidad de pensamiento y acción”.
En ese camino debemos continuar transitando, dando pasos firmes en la continuidad y coherencia de nuestras prácticas, dotarlas de elementos de radicalidad, de ruptura, en un proceso y un camino a largo plazo que irá dando sus frutos.
En esta perspectiva la permanencia obviamente desde la acción adquiere relevancia, sabemos como militantes organizados que hay etapas que exigen a rigor mantener niveles de articulación, de presencia, de expresión.
Se decía hace un tiempo: “Desde el momento mismo en que se da una relación de poder, existe una posibilidad de resistencia. Así nos parece, mientras haya injusticia, explotación y opresión, habrá resistencia. Y esa resistencia estará alumbrando un futuro distinto, la posibilidad de la radical transformación de este orden. Resistencia, entonces, para esta etapa. Para fortalecer luchas, para levantar la moral, para recrear la confianza en las propias fuerzas, para pensar en un mañana justo, para crear una alternativa colectiva, para combatir el individualismo y el derrotismo, para rescatar la solidaridad, para generar nuevas posibilidades revolucionarias”
Esta etapa nos obliga resistir, forjando una forma de hacer política que logre acumular y amalgamar todo el caudal político que posee nuestra clase, que se encuentra en las y los de abajo, ese impulso que nos obliga a evocar lo mejor de nuestra rica historia, la historia de los pueblos de este mundo, repleta de lucha, solidaridad y pelea permanente.
Es imperioso avanzar en medio de esta crisis con este horizonte, construyendo lazos solidarios con los que dan batalla, fortaleciendo las organizaciones populares y consolidando en los hechos un verdadero Frente de Clases Oprimidas que pueda ser el articulador de las luchas del hoy y las del mañana en pos de una sociedad más justa y digna.
Por el impulso de un sinfín de valores que hacen rica la historia de lucha de nuestros pueblos, la solidaridad, la modestia, fortaleciendo el compromiso colectivo y la lealtad para con la clase.
Sigamos levantando nuestra bandera roja y negra, en esa que están vivos los Mártires de Chicago, el Pocho Mechoso, León Duarte, Gerardo Gatti, Elena Quinteros, Iván Morales, Santa Romero, la Petisa Cecilia, el Pinocho Soria, Chito de Mello, Zelmar Dutra, la flaca Amelie, juntos con tantos otros compañeros y compañeras que lo han dado todo en su lucha por la construcción de un mundo libre, justo y solidario.
Por un pueblo fuerte y revolucionario en pos de construir el Poder Popular.
Por anarquistas, por socialistas
¡ARRIBA LAS Y LOS QUE LUCHAN!
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