Hace más de 70 años, la entidad sionista autoproclamada «Estado de Israel» impone al pueblo palestino el horror del genocidio y la colonización Roba sus tierras y construye prisiones al aire libre donde prueba sus armamentos asesinando niños y destruyendo hospitales, imponiendo la segregación racial y religiosa, se apropia de los recursos, arresta, secuestra y mata a palestinos y palestinas, sometiendo al pueblo-especialmente a las clases populares- al régimen de apartheid, al terrorismo de Estado más cruel que se conoce en el planeta hoy.
Los ataques, explosiones, destrucciones y asesinatos no son una novedad ni una excepción: esta es la rutina a la que el invasor ha sometido al pueblo de la Franja de Gaza y de todos los territorios palestinos diariamente y durante décadas.
La ocupación colonial del territorio palestino es un terror inaceptable contra el que es justa la resistencia popular contra el Estado de Israel. No existen dos lados en conflicto ni una guerra en curso: ante la ocupación, el genocidio, la persecución y el intento de limpieza étnica, el pueblo que se defiende tiene nuestra solidaridad y nuestros puños levantados en apoyo rebelde. Por cierto, este conflicto ha sido creado y utilizado por las potencias mundiales, las cuales no tienen en cuenta las víctimas civiles de ningún pueblo, sólo tienen intereses, sin importar el baño de sangre.
El mundo no tendrá paz mientras exista Israel y su política de horror. Estados Unidos y Europa, de los que el Estado sionista es un títere, son responsables de los niños palestinos asesinados en sus casas, son los autores y coautores del proceso colonial que somete a millones de personas al exilio, al refugio, a la sumisión.
Durante más de 70 años, el heroico pueblo palestino resiste por todos los medios que puede. En cada aldea, en cada ciudad, en muchas organizaciones políticas y sociales, en los movimientos populares, en las casas y en los templos, el pueblo palestino afirma y atestigua que es dueño de su propia tierra y que será dueño de su propio destino.
Es deber de los pueblos del mundo, de las fuerzas políticas que luchan contra el capitalismo y el colonialismo desde América Latina, extender el brazo y levantar bien alto la bandera. No olvidar ni normalizar, hacer de la liberación palestina y la autodeterminación popular parte de nuestras luchas. Sin la libertad de los palestinos, no habrá libertad de nadie.
Esto no significa obviamente, hacer acuerdo con todas las expresiones políticas palestinas o siquiera con algunas de ellas puntuales,pero sí ser solidarios ante la resistencia popular contra una política genocida,donde queda en evidencia que la existencia de Estados lejos de ser una solución es parte del problema.
TODA NUESTRA SOLIDARIDAD con la lucha del pueblo palestino en todas las trincheras.
QUE CAIGAN TODOS LOS MUROS DEL APARTHEID. Que retornen todas las personas a su tierra.
POR EL FIN DEL COLONIALISMO. Derrotar el terror sionista es tarea fundamental de la humanidad y de las y los que luchan por un mundo nuevo, POR EL DERECHO DE RETORNO
¡ARRIBA LOS Y LAS QUE LUCHAN!
Coordinación Anarquista Latinoamericana