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– 23 mayo, 2021[Posición FAR – Mayo 2021]
Santa Fe espejo del país: la crisis social y sanitaria golpea a las y los de abajo:
La situación de la Provincia de Santa Fe es una muestra de lo que acontece en gran parte del país. Hace más de dos meses que directores/as de hospitales, médicos/as terapistas y especialistas en epidemiología señalaban los peores pronósticos para la provincia. Y durante este período los gobiernos provincial y municipal no hicieron más que dar marchas y contramarchas, signadas más por las presiones de distintos sectores empresariales (colegios privados, empresarios gastronómicos, entre otros) y las disputas electorales entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio en el AMBA, que por los datos reales epidemiológicos. Además el gobernador Perotti no disimuló en mostrarse más interesado en defender el bolsillo del chacarero, que en frenar la prepotencia patronal.
Así llegamos a hoy con las camas críticas ocupadas al 100% sin margen para un enfermo más en varios departamentos de la provincia. Sin embargo, lejos de hacer frente a la gravedad de la situación, el gobierno provincial toma algunas medidas restrictivas, enfocándose únicamente en no pagar el costo político. En un año electoral, los políticos están sin duda más preocupados por no ser la cara visible de medidas necesarias pero antipáticas para las encuestas y mediciones de campaña.
Mientras tanto los y las de abajo tenemos que hacer malabares para entender las incomprensibles medidas, ver donde dejamos a nuestros hijos para poder cumplir con las exigencias laborales -que lejos de acomodarse al contexto siguen igual de estrictas- o ver cómo nos vamos a arreglar para ganar el pan diario los que no tenemos un trabajo formal.
Luego de un año de estar “conviviendo” con la pandemia, esta nueva ola que marca récord en nuestra provincia –y en el país con un record de casi 40 mil casos en un día- no fue aminorada por ninguna medida planificada de largo aliento. Si bien era posible anticipar el colapso sanitario por otro invierno sin vacuna para la mayoría de la población, y con mutaciones más contagiosas del virus, desde el Estado provincial y municipal las medidas fueron prácticamente nulas. El personal médico es el mismo que el año pasado sostuvo la atención –incluso es menor por la cantidad de trabajadores/as fallecidos por estar en la primera línea de atención-, cuyas condiciones de trabajo siguen siendo totalmente precarias, con salarios insuficientes, falta de personal para la cantidad de pacientes e insumos limitados.
Esta nueva fase de confinamiento continúa poniendo en evidencia la extrema desigualdad que atraviesa a la población. Mientras los gobernantes se reúnen por zoom para especular cuanto conviene abrir o cerrar actividades, las y los de abajo seguimos asistiendo cotidianamente a nuestros lugares de trabajo sin ningún resguardo. Las cámaras industriales, del comercio y los servicios, en ningún momento atinaron a frenar la actividad para resguardar la salud de los/as trabajadores/as, muy por el contrario lo expusieron a cualquier costo. Y las empresas que sí lo hicieron, en ningún momento procuraron subsidiar el parate productivo. Muy al contrario, respondieron con suspensiones, despidos y rebajas salariales, en connivencia con el Ministerio de Trabajo de la Provincia y la Nación. Pero como agravante, aun falta la vacuna para la mayor parte de la población, condiciones de bioseguridad para movilizarnos en un transporte público saturado –sin frecuencia acorde al contexto ni personal más que el chofer para garantizar el cuidado-, asistencia insuficiente para los sectores más pobres que tienen que salir cotidianamente a changuear para comer, falta acceso a la educación para niñas/os y jóvenes que no pueden estudiar por no tener conexión. Estas son señales de una situación calamitosa que podría haber sido, sino evitada, por lo menos minimizada. Todo esto que pasa a nivel local y provincial, se da en un escenario nacional de inflación de arriba del 4% mensual, de aumentos contantes en el combustible y los alimentos (en un marco de remarcación de las grandes cadenas de supermercados y de un lock out de la patronal agraria), y de restricciones duras que no tienen en cuenta a los sectores populares más empobrecidos y los trabajadores en relación de dependencia “castigados” por las patronales. En este sentido, el Gobierno nacional no solo reaccionó tarde al pico de la segunda ola, sino que lo hizo sin medidas significativas de contención social y económica para estos mismos sectores. Mientras tanto, los grupos concentrados de la economía o siguen lucrando con la crisis o están descargando el costo al bolsillo de los/as trabajadores, con la venia del Estado nacional.
Como militantes anarquistas llamamos una vez más a fortalecer la organización gremial en cada lugar de trabajo, las agrupaciones sindicales en cada sindicato –herramienta imprescindible de defensa de nuestras reivindicaciones-. Es de destacar como ejemplo de lucha y organización el papel de los gremios locales, especialmente docentes y estatales, que no solo pelean por condiciones seguras de trabajo y salarios dignos, sino que se ocuparon de contrastar los datos generales con lo que verdaderamente pasa en los lugares de trabajo. Llevando a cabo la triple tarea de concientizar, generar participación -en un marco en el que la población es ubicada perversamente en un rol pasivo pero responsable de lo que sucede- y exigir la resolución de nuestras demandas.
Así mismo es indispensable sumar fuerza a los centros de estudiantes, así como en cada barriada popular, para exigir condiciones dignas y seguras de vida, trabajo y estudio. Mientras la clase política se preocupa por no bajar su imagen en las encuestas, mientras los empresarios estrujan al máximo la fuerza de trabajo a costa de su salud y su salario, los sectores populares tenemos que generar estrategias para superar esta nueva ola de coronavirusy exigir respuestas a los problemas aquí planteados y que verdaderamente cuiden la vida de los y las de abajo. A través de la lucha, la solidaridad de clase, el apoyo mutuo y la organización popular podremos marcar la agenda y garantizar nuestras necesidades.
Federación Anarquista de Rosario