¡Solidaridad con los pueblos en lucha!
En las últimas semanas, hemos visto un creciente oleaje de movilizaciones populares en América Latina y más allá, que demuestran la fuerza de los pueblos organizados frente a las políticas de ajuste, represión y desigualdad.
En Perú, los movimientos sociales han retomado las calles en protesta por el sistema de pensiones, así como también para manifestar su rechazo a las políticas y al autoritarismo de Dina Boluarte; mientras que en Ecuador se multiplican las protestas de los movimientos indígenas y sociales por el aumento de los precios debido a la suba de los combustibles. Méxicotambién ha sido escenario de masivas manifestaciones, ya sea para exigir la liberación de presos políticos, o para denunciar la ausencia de respuesta del gobierno después de 11 años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. En Paraguay, campesinos, estudiantes y trabajadores han organizado jornadas de protesta por la falta de servicios públicos y la corrupción del gobierno del presidente Santiago Peña. En Brasil, movilizaciones populares impidieron que se aprobara un proyecto de enmienda a la constitución que tenía el objetivo de proteger a políticos profesionales de ser juzgados sin aprobación de la asamblea legislativa. En Argentina se vienen profundizando movilizaciones en rechazo al reaccionario liberal de Milei, logrando impedir que su fuerza política no pueda hacer actos en Tierra del Fuego, Rosario, Corrientes y distintas localidades de la Provincia de Buenos Aires. En Uruguay, a su ritmo, se dan movilizaciones en medio de la votación del presupuesto nacional que asigna gran parte a la represión y mínimos a las políticas sociales; a su vez se suceden una tras otra las manifestaciones contra el genocidio palestino y el repudio a la posición tibia del gobierno. En Chile ad portas de la elección presidencial, en donde la mayoría de los programas apuntan a profundizar las políticas neoliberales, se sigue fortaleciendo una democracia autoritaria y represiva, con una nula capacidad del movimiento popular de levantar una alternativa que fortalezca el poder popular. A esto se suma la noticia que Julia Chuñil, desaparecida desde diciembre del año pasado, fue quemada por los latifundistas de la tierra que tanto defendía, esto según filtraciones de la fiscalía, de las cuales el Estado y la justicia se ha desentendido.
Sin sorpresas, vimos que en varios países la respuesta del Estado ha incluido detenciones, amenazas, uso de la fuerza, persecución judicial y hasta intervención militar, como en el caso de Ecuador. Y si hablamos de las respuestas desproporcionadas del Estado ante movilizaciones populares legítimas, importa denunciar el secuestro de la Flotilla Global Samud por parte del Estado de Israel. Esta acción se suma a la posición genocida de Israel y su máquina de guerra en contra Palestina y a la vez, constituyó un ataque directo a la solidaridad internacionalista y a la defensa de los derechos del pueblo palestino.
El espíritu de resistencia se extiende a otras regiones del mundo: hace pocos días, en Indonesia y Nepal se registraron movilizaciones con características de estallido social, contra las políticas de precarización laboral; en Filipinas, mientras la gente sobrevive a las inundaciones de septiembre, se realizaron amplias manifestaciones en las calles de Manila para denunciar a la corrupción del gobierno en el uso de recursos que deberían haber sido puestos para el control de inundaciones. En Francia, España e Italia, miles de personas salieron a las calles para mostrar solidaridad con Palestina y exigir el fin de la ocupación y del genocidio. En Marruecos, las movilizaciones, mayoritariamente compuestas por jóvenes, reclaman mejor educación y salud, y denuncian corrupción, a partir de la muerte de ocho mujeres embarazadas en un hospital público que dejó en evidencia las carencias del sistema. En Madagascar, la prisión de personas que protestaban en contra de los cortes de agua y electricidad en la capital del país, agravó a la crisis política y social, lo que llevó a las calles a la población joven, quienes prometen no parar hasta la caída del actual gobierno.
Estas movilizaciones nos muestran la determinación de los pueblos de organizarse y reclamar sus derechos. Son una evidencia de que la lucha popular en la calle sigue siendo una herramienta fundamental para la denuncia y las conquistas por parte de los y las de abajo.
Nosotros/as, los y las anarquistas, nos solidarizamos con estas luchas y, desde nuestras organizaciones, impulsamos a estar en la calle y a construir organización desde los barrios, los sindicatos, los centros de estudiantes y organizaciones populares, en clave de construcción de poder popular.
El abajo se mueve. En algunos lugares se ha logrado poner nerviosa a la clase dominante. Cada marcha, cada asamblea, cada paro fortalece los lazos de solidaridad y refuerza la convicción de que un mundo nuevo, justo y libre, además de necesario, es posible.
Por la construcción de poder popular
¡Viva la resistencia de los pueblos!
¡Arriba los y las que luchan!
Coordinación Anarquista Latinoamericana – CALA
- fAu – federación Anarquista uruguaya (Uruguay)
- FAR – Federación Anarquista de Rosario (Argentina)
- CAB – Coordenaçao Anarquista Brasileira
Organizaciones hermanas:
- FAS – Federación Anarquista Santiago (Chile)
- OAC – Organización Anarquista de Córdoba (Argentina)
- ORA – Organización Resistencia Anarquista (Argentina)
- OAT – Organización Anarquista de Tucumán (Argentina)
- OASC – Organización Anarquista de Santa Cruz (Argentina)
- LA TORDO NEGRO – Organización Anarquista Entrerriana (Argentina)
- BRRN – Black Rose/Rosa Negra Anarchist Federation (EEUU)
- VÍA LIBRE Grupo Libertario (Colombia)
